Publicidad

“La disyuntiva de Colombia no es nada fácil”: Gabriel Jiménez Peña

Entrevista al director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, sobre las decisiones diplomáticas y comerciales que tendrá que tomar el país en medio de la guerra arancelaria y política desatada por el gobierno Trump, y los acercamientos con China en donde se reúnen, esta semana, Petro y otros presidentes latinoamericanos con Xi Jinping. El politólogo comenta, también, las cartas acusatorias de Leyva y los líos de la canciller Sarabia.

Cecilia Orozco Tascón
11 de mayo de 2025 - 01:00 p. m.
El profesor Gabriel Jiménez Peña piensa que “si esa presidencia (de la CELAC) la hubiera asumido otro jefe de Estado colombiano que no fuera Petro, no nos estaríamos preguntando eso (riesgo de quedar en la mira internacional)”.
El profesor Gabriel Jiménez Peña piensa que “si esa presidencia (de la CELAC) la hubiera asumido otro jefe de Estado colombiano que no fuera Petro, no nos estaríamos preguntando eso (riesgo de quedar en la mira internacional)”.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Aunque hay intentos de recomponer las tensiones, el mundo está en guerra comercial por las decisiones retadoras de Estados Unidos y por las posiciones de confrontación de China. Coincide con ese enfrentamiento la cita en Pekín, esta semana que inicia hoy, de ese país asiático con los de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), entre estos, Colombia. Se reunirán con Xi Jinping, Petro, Lula Da Silva, Gabriel Boric y otros mandatarios ¿Se puede prever que el gobierno Trump se inquiete y tome represalias por este encuentro?

Me gustaría hacer una precisión: mientras que el presidente Donald Trump pretende revivir la vieja política nacionalista y mercantilista de “empobrecer al vecino” mediante aumentos inusitados de los aranceles globalmente, la política de China ha sido más bien defensiva, activando una especie de escudo comercial. En otras palabras, la política comercial actual de Estados Unidos es agresiva mientras que la de China es reactiva lo que se refleja en los porcentajes arancelarios impuestos por cada una de las partes: el país norteamericano, 145%; China, 125%.

Y, en cuanto a la reunión China-CELAC, ¿cuál puede ser la reacción norteamericana?

Con relación al Cuarto Foro de la CELAC y China, la posición que usted describe es como la perciben los gremios industriales colombianos que, históricamente, han visto a China como una amenaza a la producción de manufacturas en el país. Por eso le han pedido al presidente Petro el aplazamiento de la reunión; entre tanto, otros gremios, como la SAC, tienen una posición más favorable al gigante asiático. Con todo, es muy claro que el presidente Trump no ve con buenos ojos que otros países tengan relaciones armónicas con China, como México y Canadá que, en el marco del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA), aceptaron la prohibición expresa de negociar tratados de libre comercio con economías que no sean de mercado.

Como usted lo sugiere, mientras Estados Unidos “envenena el pozo” de las relaciones comerciales internacionales, China parece sacar provecho estratégico de la situación ¿Puede anticiparse que el país asiático abrirá nuevos frentes de amistad y negocios con Latinoamérica?

Sí. Lo hará, específicamente, con los países que no están alineados con Estados Unidos como los BRICS + (inicialmente Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) e intentará estrechar lazos con los más cercanos a la administración Trump, entre ellos, Argentina, El Salvador y, quizás, Perú.

La tensa situación comercial internacional también coincide con la presidencia (pro tempore) de la CELAC que le correspondió al presidente Petro ¿Este hecho y las complicaciones recientes entre Estados Unidos y Colombia, ¿pone en una posición más compleja a nuestro país respecto de los demás latinoamericanos?

El hecho mismo de asumir la presidencia de la CELAC no debería ser visto, en circunstancias normales, como algo que nos ponga en peor posición frente a Estados Unidos con relación a otros países de la región: si esa presidencia la hubiera asumido otro jefe de Estado colombiano que no fuera Petro, no nos estaríamos preguntando eso. Pero, de nuevo, es claro que la manera como nos ven, dependerá de cuan crítica y no alienada sea nuestra posición respecto de Estados Unidos, y cuan favorable sea frente a las iniciativas promovidas por China como la de Una Franja Una Ruta (OBOR, por sus siglas en inglés) y las de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). No obstante, es claro que con la presidencia pro tempore, la figura de Petro cobra más visibilidad y sus posiciones en política internacional tendrán mayor resonancia en la región.

¿A qué se refiere cuando afirma que “si la presidencia de la CELAC la hubiera asumido otro presidente de Colombia que no fuera Petro…” sería menos problemático? ¿Por la actitud de confrontación que caracteriza al mandatario o por su tendencia política no alineada con las fuerzas tradicionales?

Por los dos motivos que no calan en el gobierno de Trump, aunque yo no usaría el término “confrontación”. Evidentemente, las posiciones de Petro no caen bien en el nuevo gobierno norteamericano, en especial, en asuntos relacionados con la soberanía nacional. Se pudo evidenciar, así, en la crisis de los deportados con las posiciones soberbias e impositivas de Trump.

Hablando de la iniciativa china La Franja y la Ruta, más conocida como la Nueva Ruta de la Seda, Petro anunció esta semana su interés en que Colombia se sumara a ese gran plan asiático para promover la construcción de grandes proyectos de infraestructura como puertos marítimos, ferrocarriles y líneas de metro, en varios países del mundo. Estados Unidos no demoró en hacer conocer su molestia ¿Qué debería hacer Petro, en consecuencia?

En las relaciones internacionales deben primar, mayoritariamente, la diplomacia, el diálogo y la prudencia en medio de las turbulencias. Una lección que le ha dado México, por ejemplo, a todos los países de la región, es la de autonomía, dignidad y defensa del principio de no intervención. La cancelación del propósito de unirse a la iniciativa china (por parte de Colombia) sería interpretada por otros países de Latinoamérica como un gesto de alineación dura con Estados Unidos e, incluso, ahuyentaría la prometida inversión asiática. Sin embargo, y visto desde el otro lado, la confirmación de ese interés no dejará de ser calificado por Estados Unidos como un gesto de acercamiento a China que podría ser castigado. La disyuntiva no es para nada fácil.

Como usted mismo asegura, “la disyuntiva no es para nada fácil” ¿Esforzarse por crear lazos nuevos o diversos, también puede ser interpretado como un desafío a los intereses de Trump…

Claro. En el marco de las posiciones rotundas de Trump, este no va a ver con buenos ojos ninguna relación que un país en vía de desarrollo pueda incentivar con otros, en concreto, con China. El resumen de esta situación podría ser: “el que no está con Estados Unidos, está contra Estados Unidos, sobre todo, si está con China”.

El presidente también ha hecho declaraciones poco diplomáticas respecto de China: ha dicho que no va a ir “arrodillado” a la cita con Xi Jinping por el superávit comercial a favor de esa nación. En su opinión, esa alusión, ¿constituye una estrategia de negociación acertada o equivocada?

Si bien es una declaración de autonomía, también es un gesto algo torpe en política internacional, como comenzar una carrera pegándose un tiro en el pie. Históricamente, la balanza comercial con China no ha sido favorable y eso no va a cambiar en los años siguientes dada la diversidad y el volumen de los productos de ese país. Tampoco creo que China esté exigiendo que Colombia se arrodille solo en virtud de su superávit comercial: nunca ha sido su tono que, insisto, es más cooperativo.

Colombia no es el único país en sándwich. Incluso naciones fuertes como las europeas se encuentran en la disyuntiva de responder con libertad o someterse a Estados Unidos o al eje China-Rusia ¿Hay otras salidas viables económica y políticamente o en esta etapa de la historia, el planeta se divide entre los dueños de todo y los esclavos sin derechos?

Gilbert Rist, investigador crítico del desarrollo, sostiene que la historia “no se repite, sino que reinventa todo constantemente”. Por eso, no creo que se pueda hablar, en sentido estricto, de una nueva Guerra Fría o de la dialéctica del amo-esclavo. L respuesta de los países más desarrollados, como los europeos, a la actual política de Trump, ha sido no solo responder en tono de represalia sino de manera estratégica: aprovechar los vacíos que está dejando Estados Unidos, por ejemplo, en temas de presupuestos para la investigación en Ciencia y Tecnología; atraer a los científicos altamente formados, y acudir a organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC). Reitero, una salida es la diversificación de las relaciones, mayor cercanía con los países similares, y, también, la búsqueda incesante de relaciones más fuertes con países no tan cercanos (respice inter alia).

Simultáneamente, hay otros líos con Estados Unidos o con sus personajes. Petro ha sindicado al representante republicano Mario Diaz-Balart, de armar un complot con políticos colombianos para interrumpir el actual periodo presidencial. Por infligirle daño a Petro - puesto que no hay que ignorar que Diaz-Balart es muy crítico del actual mandatario -, ¿ese congresista podría perjudicar el país con la disminución de la asistencia económica estadounidense?

Las declaraciones del representante republicano podrían tildarse de muy fuertes, como aquellas según las cuales el presidente Petro “no está bien” y sufre “problemas de adicción”. Por supuesto, es previsible que Diaz-Balart haga lobby en el interior del Subcomité de Apropiaciones al que pertenece, para que la cooperación económica con Colombia sea mucho menor. Las implicaciones de ese enfrentamiento pueden ser inciertas y notables para el país. Si bien Colombia no depende de esa ayuda, tampoco tiene, aún, cómo encontrar nuevas fuentes de asistencia. Posiblemente Colombia podría buscar más colaboración con China que se traduzca en grants (subvenciones) y, también, en más créditos con ese país.

Entonces, ¿usted sí está de acuerdo con que Colombia avance en sus alianzas y negociaciones con China sin importar la molestia norteamericana?

No solo con China sino con cualquier otro país que esté dispuesto a ofrecerle a Colombia lo que Estados unidos deja de darle.

Teniendo en cuenta la marcada ideología de derecha de Diaz-Balart y sus amistades colombianas con tendencia política equivalente a la suya, ¿cree posible que el congresista norteamericano conspire con políticos nacionales, si no para tumbar a Petro, sí al menos para obstaculizarle el paso?

Haría mal en hablar de conspiraciones en ausencia de evidencia, pero, como lo señalé antes, las implicaciones de un enfrentamiento con un personaje tan poderoso, en este periodo, como Díaz-Balart, son contraproducentes. En definitiva, las relaciones con Estados Unidos se enrarecen y se enrarecerán, aún más, aunque puede ser que no entren, necesariamente, en el congelador.

Con otros países vecinos importantes para Colombia y para el gobierno Petro como Brasil, Chile y los centroamericanos, ¿se mantendrán las relaciones internacionales inalteradas o también se minarán?

No solo podrían permanecer inalteradas sino que es posible que se despierte una solidaridad mayor hacia Colombia y que se presente una actuación de esos países, en bloque. No en vano ellos hacen presencia, con sus presidentes, en la cuarta cita del Foro China-CELAC.

Aunque no se haya dicho con precisión, el involucramiento del nombre de Diaz-Balart en las disputas colombianas se conecta con el reciente ataque del excanciller Álvaro Leyva a su exjefe, el presidente ¿Cómo interpreta usted y cómo califica la transformación del exministro, quien pasó de ser el mejor aliado al peor enemigo del presidente?

Esa no es una pregunta fácil: no es comprensible por qué se produjo una transformación tan radical en el excanciller, por qué no renunció en su momento y por qué no denunció las presuntas acciones de Petro que hoy le critica. Un elemento que cuenta para su drástico cambio, es la aversión que muestra el exministro hacia la titular actual de la cartera de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia. En contraste, mientras Luis Gilberto Murillo era canciller, Leyva guardó un silencio que hablaba a gritos. La pregunta queda en el aire: ¿por qué no expuso antes, en público, las pretendidas conductas reprochables del presidente?

El anuncio de Leyva de que enviaría a los embajadores destacados en Bogotá, sus cartas al presidente en las que denuncia su supuesta incapacidad de gobernar, ¿incide en las relaciones diplomáticas o en los negocios de los demás países con Colombia o se limita a un daño a la reputación internacional del mandatario?

La diplomacia, justamente, consiste en el arte de ver con prudencia, con distancia, los enfrentamientos interiores de un país. Podríamos esperar que las relaciones con países más cercanos a Estados Unidos como Argentina, Ecuador o El Salvador se perjudiquen, pero no es posible predecir la magnitud de esas consecuencias. De todos modos, el daño a la reputación es importante y ya se produjo.

En medio de la barahúnda, el país se anotó un punto con la elección de la embajadora Laura Gil en el cargo de Secretaria General Adjunta de la OEA ¿Este es un triunfo importante para el país o es inane? ¿Cómo se explica la acogida, en la OEA, de la candidata del gobierno Petro sobre otras dos buenas candidatas? ¿Significaría que la imagen del Ejecutivo colombiano en el exterior, no es tan negativa?

Este es un triunfo no menor para el país, dada la importancia de la designación. La acogida se puede explicar, en parte, por las gestiones de la misma embajadora Laura Gil, que califico como prudentes e incluso innovadoras - promoción de la política exterior feminista -; pero, también, debido a que quizá Estados Unidos, que influye de modo importante en ese organismo, no estaba tan interesado en ese nombramiento o no lo veía como una amenaza. Por otro lado, la imagen de Petro en el exterior es negativa en los países más cercanos a Estados Unidos pero más favorable en las naciones que no pretenden alinearse con la política norteamericana actual.

Otro enredo surge por las aparentes contradicciones entre el mandatario y su canciller Laura Sarabia. La ha desautorizado dos veces en público, en apenas tres meses que lleva en el cargo: una, por la felicitación de la ministra al recién elegido presidente de Ecuador; y la segunda, por la citación que ella hiciera al Comité de Relaciones Exteriores. La posición de Colombia en sus negocios con los demás gobiernos, ¿se perjudica por esta discordia o no trasciende las disputas internas?

Si bien en términos diplomáticos, el mensaje que debe enviar cualquier gobierno en cuanto a su política exterior es el de unidad interna, eso no siempre es posible. Esas desautorizaciones también se han producido en otras administraciones como las de Uribe Vélez (casos del canciller Araújo Perdomo y de la embajadora ante la ONU María Ángela Holguín). En este sentido, no creo que las actuales contradicciones tengan mayores repercusiones en el exterior, como no las tuvieron en otros momentos. Ahora bien, también estoy seguro de que, para contar con un mayor margen de maniobra tanto en el interior como en el exterior, un canciller debe evitar, en la medida de lo posible, cualquier cuestionamiento. Son de público conocimiento los constantes críticas, incluso de sus pares y de otros funcionarios, a la ministra Sarabia. Al mismo tiempo, hay personas con un perfil más diplomático que son cercanas al Gobierno y que podrían ocupar el cargo de manera decorosa como el actual viceministro de Asuntos Multilaterales, Mauricio Jaramillo Nassir, el embajador en Washington, Daniel García-Peña y la embajadora Arlene Tickner actual Embajadora Alterna en la Misión Permanente de Colombia ante Naciones Unidas, si fuera colombiana de nacimiento.

Laura Sarabia tramita, simultáneamente, un enfrentamiento judicial ante la Fiscalía en contra del ministro de Interior, Armando Benedetti ¿Las disputas personales de miembros del mismo gabinete, ¿perjudican a Colombia en el exterior y perjudican a sus protagonistas en el desempeño de sus funciones?

Sí. La política exterior debe mostrar consenso y unidad. Una división muy fuerte al interior del Gobierno, como la que está mostrando la administración Petro, no deja bien parada la posición del país en el ámbito internacional puesto que los protagonistas del enfrentamiento ocupan cargos altos y de mucha importancia para el Estado, más allá de representar al Ejecutivo.

“¿El retorno de la política del garrote y el chantaje?”

El enviado especial del Departamento de Estado, Mauricio Claver Carone, interlocutor de Estados Unidos con Colombia en la crisis de los deportados, le dijo a Caracol Noticias que “el acercamiento del presidente Petro con China es una gran oportunidad para las rosas de Ecuador y el café de Centroamérica” ¿Esa amenaza comercial es aceptable?

Ese tipo de amenazas no son aceptables ni siquiera para los consumidores americanos que deberían tener la libertad de escoger si prefieren las flores de Colombia o las de Ecuador, o si desean tomar el café de Centroamérica, que no tiene la misma calidad y variedad que el grano colombiano. Tales amenazas pueden ser vistas como el retorno de la política del garrote y el chantaje económico de la Guerra Fría. Colombia tiene otras opciones como promover lazos regionales más intensos, aunque se trate de economías no complementarias sino competitivas, además de una mayor cercanía estratégica con la Unión Europea y con otros países asiáticos. La alternativa puede ser pasar del respice polum (política exterior orientada hacia Estados Unidos) y el respice similia (relaciones con países semejantes), al respice inter alia (relaciones con todos, incluyendo muchos otros países).

“Podemos esperar aumentos precisos en los precios” de muchos productos

El castigo arancelario de Estados Unidos, ¿incidirá en una fuerte alza de precios de productos de consumo masivo en Colombia? La afectación para la economía local, ¿será grave?

Podemos esperar una inflación global, en general, en el mediano plazo. Ahora, las consecuencias para Colombia se reflejarán en los bienes que importamos desde Estados Unidos, nuestro mayor socio comercial: se trata de bienes que, en su mayoría, son más complejos o sofisticados que los que produce nuestro país. Podemos esperar aumentos muy precisos, en los precios de los combustibles a no ser que Colombia busque alternativas para conseguir petróleo refinado, y en productos que se producían aquí, con más intensidad, antes del TLC con Estados Unidos, como el maíz y la soya, artículos de tecnología y automóviles y autopartes. Quizás, también el país experimente más dificultades para sus exportaciones como el petróleo sin refinar, las flores cortadas, el café, el oro, el aluminio, entre otros. De ahí que tendremos que hacer un esfuerzo muy importante para encontrar nuevos mercados.

Conoce más

Temas recomendados:

 

UJUD(9371)12 de mayo de 2025 - 01:42 p. m.
No todo es la catástrofe que venden en la oposición ciega....
Hernando Villate París(61673)11 de mayo de 2025 - 11:31 p. m.
Por qué necesita latinajos y extranjerismos para hacerse entender? O bien porque no existe traducción, o porque entre más rara la palabra mejor profesional (creen) que es?
Hernando Villate París(61673)11 de mayo de 2025 - 11:31 p. m.
Por qué necesita latinajos y extranjerismos para hacerse entender? O bien porque no existe traducción, o porque entre más rara la palabra mejor profesional (creen) que es?
Hernán Patiño Arias(49621)11 de mayo de 2025 - 04:13 p. m.
Muy bien. Buenas preguntas, respuestas se santas, sin rimbonbancias ni posturas apocalípticas como las que gustan al "doctor No", el resentido Robledo Castillo y su moir.
ERWIN JIMENES(18151)11 de mayo de 2025 - 02:19 p. m.
Excelente entrevisa ..como siempre ..excelente entrevistado.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar