Desde que estaban en la arena electoral, en el proceso electoral de 2010, los ahora ministros Germán Vargas Lleras y Rafael Pardo Rueda venían hablando de la posibilidad fusionar a Cambio Radical y al Partido Liberal para convertirse en una fuerza política mayoritaria en el Congreso. Este acuerdo no se dio porque los parlamentarios no querían perder su independencia, además de los intereses burocráticos y electorales. Hoy, el panorama para Cambio Radical se hace más complejo y la alianza se está convirtiendo en una cuestión de supervivencia.
Las cuentas que maneja la colectividad son claras. El umbral de votos para las elecciones al Senado en 2014 estaría por encima de los 400 mil votos, cifra que desde ya es complicada de alcanzar para Cambio Radical. No obstante confían en que la superarían, pero, aun así, la representación parlamentaria pasaría de siete senadores que tienen en la actualidad a solo tres. En conclusión, aspirar por Cambio implicaría un alto riesgo de ‘quemarse’.
La explicación está en la capacidad de arrastre de la lista de cada partido. En las elecciones de 2010, el último congresista que logró curul por el liberalismo lo hizo con 36.000 votos. En Cambio Radical fue con 42.000, una diferencia significativa de cerca de 6.000. Asimismo, el umbral se haría aún mayor si no se cuenta con el respaldo del actual ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, quien en las pasadas elecciones era candidato a la presidencia y catapultaba a su colectividad.
Según le contó un parlamentario de Cambio Radical a El Espectador, el martes habrá una reunión de bancada donde se explorará la posibilidad de “disolver” el partido. Propuesta que genera división. “Algunos consideramos que sería entregar la independencia y supeditarnos a lo que planteen los actuales dirigentes del liberalismo y, peor aún, podría darse la imposición de jefes políticos. A eso no le jalamos”, manifestó.
Desde la otra orilla hay quienes plantean que hay que salvar la curul a como dé lugar, aunque toque renunciar a la militancia en Cambio Radical. Así lo manifiesta, entre otros, el senador Juan Carlos Restrepo. No obstante, el senador y codirector de Cambio Radical, Antonio Guerra, considera que el partido tiene suficiente capital político para mantenerse independiente en la arena electoral.
“De los que estamos, la mayoría vamos a buscar la reelección y sabemos que contamos con un capital importante por el trabajo que hemos realizado; algunos representantes van a fortalecer nuestras listas al Senado, y concejales y diputados tratarán de llegar al Congreso. Además, hay personas que provienen de otros partidos que han manifestado su interés por participar en las listas de Cambio Radical en las próximas elecciones. Yo creo que nos va a ir mejor de lo que esperan”, afirmó Guerra de la Espriella.
Precisamente, quienes ya confirmaron su aspiración de pasar de la Cámara de Representantes al Senado son: Germán Varón Cotrino, fiel alfil de Vargas Lleras; Rosmery Martínez Rosales, dirigente del Tolima y Luis Díaz Granados, quien representaría a la poderosa casta política de los Char.
Pero lo que es cierto es que aunque mañana la bancada de la colectividad explorará la posibilidad de “disolver” Cambio Radical, la última palabra solo se podrá dar luego de conocer la decisión de Germán Vargas Lleras de renunciar o continuar como ministro de Vivienda. Si decide dar un paso al costado, la bancada se sentirá más sólida pues eso significaría una eventual aspiración a la Presidencia de la República o como cabeza de lista al Senado. Los dos escenarios totalmente convenientes para fortalecer electoralmente a la colectividad.
La estrategia de la “disolución”
El principal problema del cambio de partido para los congresistas es caer en la inhabilidad que representa la doble militancia, pero luego de varias consultas a expertos en derecho electoral e incluso en la Registraduría Nacional, varios congresistas de Cambio Radical concluyeron que la única fórmula es que, por común acuerdo, se haga la “disolución” del partido. De este modo, por sustracción de materia, dejaría de existir y al inscribirse los miembros de la colectividad por el liberalismo no representaría doble militancia.
Por Felipe Morales Mogollón
