La lucha por la bandera verde

Este domingo, en las elecciones, no sólo se definirá la composición del Congreso para el cuatrienio 2014-2018. El país también conocerá al candidato que va a llevar las banderas de la Alianza Verde en la carrera por la Presidencia de la República.

Así como recibirán los tarjetones para votar por sus candidatos al Senado, la Cámara de Representantes y el Parlamento Andino, los ciudadanos podrán exigirles a los jurados de votación que les entreguen el tarjetón de la consulta presidencial que enfrenta a Enrique Peñalosa, Camilo Romero y John Sudarsky.

El referente más cercano que tienen los colombianos de una consulta verde es de 2010. En ese entonces, una consulta celebrada en las legislativas terminó dándole la victoria a Antanas Mockus, hoy alejado de la política.

Esa elección fue el punto de partida de la “Ola Verde”, un movimiento de ciudadanos que juró acabar con las prácticas politiqueras tradicionales y que, con más de 3 millones de votos, puso a tambalear la elección de Juan Manuel Santos, por esas fechas representante del uribismo.

De ahí en adelante, reconocen los verdes, hubo varios errores políticos que les costaron el descrédito frente a los “indignados”. Por ejemplo, que Enrique Peñalosa aceptara el respaldo del expresidente Álvaro Uribe en su campaña por la Alcaldía de Bogotá en 2011 o mantener como vocero a Alfonso Prada, hoy dirigente de la campaña reeleccionista de Juan Manuel Santos.

Pero el partido no es el mismo, porque su composición cambió. En 2013, los Progresistas, el movimiento liderado por el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, llegaron a las toldas verdes. La unión, además de tener cierto carácter ideológico, se dio por la necesidad de ambos grupos de tener posiciones en el próximo Congreso.

Ahora que Peñalosa aparenta ser el candidato con más fuerza electoral en la consulta presidencial, Progresistas y los otros sectores de centro izquierda juegan un papel determinante.

Por un lado, Camilo Romero tiene el respaldo tácito de una parte de Progresistas y cuenta con sus propias fuerzas entre los electores de opinión. Y por el otro está Sudarsky, que ha sido reconocido por su labor en el Congreso y hereda buena parte del mockusismo.

Peñalosa, por su lado, cuenta con la mayor favorabilidad en las encuestas y se juega su campaña alegando que fue un buen administrador cuando ocupó la Alcaldía de Bogotá. Además contará con el respaldo de sectores de derecha que, si bien no son naturales del partido, apuestan por una candidatura diferente a las del conservatismo, el uribismo y la Unidad Nacional de Santos.

Los verdes saben que hay sectores de derecha e izquierda que quieren influir en la consulta para buscar aliados de cara a las presidenciales. Pero también tienen la esperanza de que, poco a poco, alrededor de quien salga electo, se emule el fenómeno electoral que se dio hace cuatro años.

Este domingo, en las elecciones, no sólo se definirá la composición del Congreso para el cuatrienio 2014-2018. El país también conocerá al candidato que va a llevar las banderas de la Alianza Verde en la carrera por la Presidencia de la República.

Así como recibirán los tarjetones para votar por sus candidatos al Senado, la Cámara de Representantes y el Parlamento Andino, los ciudadanos podrán exigirles a los jurados de votación que les entreguen el tarjetón de la consulta presidencial que enfrenta a Enrique Peñalosa, Camilo Romero y John Sudarsky.

El referente más cercano que tienen los colombianos de una consulta verde es de 2010. En ese entonces, una consulta celebrada en las legislativas terminó dándole la victoria a Antanas Mockus, hoy alejado de la política.

Esa elección fue el punto de partida de la “Ola Verde”, un movimiento de ciudadanos que juró acabar con las prácticas politiqueras tradicionales y que, con más de 3 millones de votos, puso a tambalear la elección de Juan Manuel Santos, por esas fechas representante del uribismo.

De ahí en adelante, reconocen los verdes, hubo varios errores políticos que les costaron el descrédito frente a los “indignados”. Por ejemplo, que Enrique Peñalosa aceptara el respaldo del expresidente Álvaro Uribe en su campaña por la Alcaldía de Bogotá en 2011 o mantener como vocero a Alfonso Prada, hoy dirigente de la campaña reeleccionista de Juan Manuel Santos.

Pero el partido no es el mismo, porque su composición cambió. En 2013, los Progresistas, el movimiento liderado por el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, llegaron a las toldas verdes. La unión, además de tener cierto carácter ideológico, se dio por la necesidad de ambos grupos de tener posiciones en el próximo Congreso.

Ahora que Peñalosa aparenta ser el candidato con más fuerza electoral en la consulta presidencial, Progresistas y los otros sectores de centro izquierda juegan un papel determinante.

Por un lado, Camilo Romero tiene el respaldo tácito de una parte de Progresistas y cuenta con sus propias fuerzas entre los electores de opinión. Y por el otro está Sudarsky, que ha sido reconocido por su labor en el Congreso y hereda buena parte del mockusismo.

Peñalosa, por su lado, cuenta con la mayor favorabilidad en las encuestas y se juega su campaña alegando que fue un buen administrador cuando ocupó la Alcaldía de Bogotá. Además contará con el respaldo de sectores de derecha que, si bien no son naturales del partido, apuestan por una candidatura diferente a las del conservatismo, el uribismo y la Unidad Nacional de Santos.

Los verdes saben que hay sectores de derecha e izquierda que quieren influir en la consulta para buscar aliados de cara a las presidenciales. Pero también tienen la esperanza de que, poco a poco, alrededor de quien salga electo, se emule el fenómeno electoral que se dio hace cuatro años.