La paz de Colombia, en la agenda de One Young World

Más de 50 colombianos conforman la delegación que participa en el encuentro, entre ellos Bibiana Quintero, que trabaja en educación de derechos humanos en las zonas más golpeadas por la violencia en Norte de Santander.

-Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8
24 de octubre de 2019 - 03:00 a. m.
Bibiana Quintero Orozco tiene 22 años y trabaja con las comunidades en Catatumbo, Norte de Santander.  / Cortesía
Bibiana Quintero Orozco tiene 22 años y trabaja con las comunidades en Catatumbo, Norte de Santander. / Cortesía

Paradójicamente no fue la historia de su padre, un militar retirado y hoy procesado por falsos positivos en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la que inspiró a Bibiana Quintero Orozco, de 22 años, a trabajar por la construcción de paz en territorio. Fue más bien el contacto con la realidad de la región que la acogió después del divorcio de sus padres, Norte de Santander, la que la motivó a liderar uno de los proyectos más ambiciosos para el departamento y que hoy la tiene en Londres (Inglaterra), participando —junto con una delegación de 57 jóvenes— de la novena edición de One Young World, la cumbre mundial de jóvenes y empresarios con mayor reconocimiento a nivel internacional, que desde ayer se realiza en la capital británica.

Bibiana fue escogida para ir a Reino Unido tras participar en el Premio Nacional al Talento Joven, iniciativa creada por el Gobierno Nacional en agosto pasado, que premió a un total de 35 jóvenes —uno por cada departamento del país, uno más por Bogotá, otro por Barranquilla y uno final por Riohacha—, y quiere aprovechar la resonancia global que tiene One Young World para llevar un mensaje al resto de jóvenes provenientes de más de 190 países y que forman parte de esta red: entender que es ejerciendo el rol de ciudadanos como verdaderamente se logra acelerar el impacto social en una comunidad. En su caso, Norte de Santander, una región golpeada no solo por la guerra sino también por una crisis migratoria que parece no cesar y que, con ambos elementos, se prepara para enfrentar un proceso electoral nada fácil.

Su trabajo en territorio consistió, básicamente, en una investigación que desarrolló en la universidad junto con uno de sus compañeros, Kevin Ruiz, para explicar la diferencia que hay entre la educación en derechos humanos y la educación para el ejercicio de los derechos humanos. “Al final concluimos que lo que importa en cada comunidad es detectar cómo nos relacionamos con los demás y qué habilidades tenemos para aportarle. En Catatumbo, por ejemplo, muchas comunidades sentían que los problemas debían ser solucionados solo cuando el Estado apareciera. Pero lo que debemos hacer, mientras el Estado llega, es activar los mecanismos que como sociedad ya tenemos para cumplir un rol importante desde allí”.

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Por eso, un año después de la firma del Acuerdo de Paz, llevaron a municipios como El Tarra, Convención, Villa del Rosario o Tibú talleres de capacitación aptos para ser aplicados en distintos contextos regionales. De ahí que la estrategia esté siendo llevada de la mano con la corporación Otraparte, de Medellín, a través del proyecto denominado “El derecho a no obedecer”, buscando fortalecer la participación ciudadana y que, entre otras cosas, les ha puesto el ojo a las elecciones regionales del próximo domingo. En Cúcuta, de hecho, Bibiana también formó parte de los líderes que le dieron vida a la campaña “Tache bien, toche”, una expresión local invitando a votar en conciencia y bien informados.

“Ser funcionario público en Catatumbo representa muchos obstáculos, principalmente por la presencia de grupos y actores al margen de la ley. No se pueden desarrollar libremente las políticas propuestas y los gobernantes hacen lo que pueden desde un cargo como alcalde o gobernador. Lo que sí creo es que la población de Catatumbo está demasiado atendida por las agencias de cooperación internacional, pero no hay cambios estructurales frente a asuntos tan básicos como la malla vial o la seguridad, y la solución no es poner militares. Eso no es lo que se espera para construir una paz positiva, entendida no solamente como el silencio de los fusiles”, explica Bibiana desde Londres, a donde llegó la noche del pasado lunes.

Ella no es nortesantandereana. Nació en Bogotá, pero por las labores propias que ejercía su papá dentro de las Fuerzas Armadas vivió en distintos lugares de Colombia. A Cúcuta llegó a los nueve años, después de que decidiera irse con su mamá, luego de que su padre cayera preso por delitos de agresión sexual un año después de retirarse del Ejército. “Fue el inicio de un conjunto de delitos en el marco de la guerra que destrozaron la imagen de mi papá. Sin embargo, solo entendí lo que había pasado siete años después. Siempre me dijeron que estaba en la cárcel porque se había robado la moto de un amigo”, narra Bibiana. Por eso, aunque considera que lo que ocurrió no la influenció en el activismo a favor de la paz, sí siente que le ha permitido conectar dos realidades distintas.

A su regreso a Colombia, al término de la cumbre que va hasta este viernes, seguirá trabajando para consolidar esa paz territorial. Especialmente, porque le preocupa el estado de implementación de lo pactado con la hoy desarmada guerrilla de las Farc. “La lección alrededor del proceso, para mí, es aprender a no satanizar a la oposición. Me niego a creer que el presidente Iván Duque quiera más muertos en el país. Lo que veo es que tiene una forma distinta de construir la paz y ha olvidado que son los discursos los que realmente tienen impacto en el territorio frente a la forma como nos entendemos como sociedad. Piensa que con crear políticas a nivel nacional todo está solucionado, pero si hay algo cierto, y que lo supo entender el presidente anterior, es que la paz se construye en territorio”.

Junto a Bibiana, decenas de jóvenes colombianos llegaron a One Young World esperanzados con la idea de impactar de manera positiva cada uno de los territorios de Colombia. Hacerles frente a la deforestación y a los efectos del cambio climático, promover el turismo en regiones olvidadas por la guerra, apostarle a la tecnología como herramienta de trabajo, confrontar las zonas mayormente afectadas por la corrupción, combatir la inequidad y la pobreza o implementar políticas ligadas al campo psicosocial para prevenir el suicidio, el consumo de drogas o embarazos no deseados, están en la agenda de la cumbre de este año. La ceremonia de apertura tuvo lugar el martes en el emblemático teatro Royal Albert Hall de Londres, contó con cerca de 5.000 invitados, entre ellos personajes de la talla del nobel de Paz Muhammad Yunus; Ban Ki-moon, exsecretario general de la ONU; Biz Stone, cofundador de Twitter, y el empresario británico Richard Branson.

Por -Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8

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