La pelea en el Partido Liberal

En esta ocasión, la pelea es por la conformación de la dirección colegiada que entraría a manejar las riendas de la colectividad tras la renuncia de Simón Gaviria, quien asumió como jefe de la Dirección Nacional de Planeación.

A su retiro, Gaviria dejó encargados al senador Horacio Serpa y al presidente de la Cámara, Fabio Amín, de escoger para la dirección colegiada a cinco senadores y cinco representantes a la Cámara, con la condición de que estuvieran incorporadas todas las regiones del país.

La labor no parecía complicada para un político de la talla de Serpa, pero quedó en evidencia que la situación no va a ser fácil. En las reuniones del partido se han presentado fuertes pulsos por la dirigencia y, en lo regional, nadie quiere ceder poder a otro parlamentario que será su eventual rival en las urnas.

Así las cosas, en las reuniones de bancadas se han visto álgidos debates entre los parlamentarios de Antioquia y de la Costa Caribe, regiones donde más representación tiene la colectividad. Además, los parlamentarios que llegaron por primera vez al Congreso no aceptan la vocería o imposición por parte de sus colegas, y su argumento es: “Mi voto vale igual que todos”. Tal fue el agarrón, que incluso Serpa puso sobre la mesa la renuncia y sólo la intervención de la senadora Viviane Morales pudo calmar a los parlamentarios, y con argumentos jurídicos advirtió que deberían ajustarse a los estatutos del partido para que el nombramiento sea avalado por el Consejo Nacional Electoral.

La situación no es fácil, esta semana se decidirá quiénes serán los miembros de la dirección, seguramente habrá derrotados y las heridas quedarán abiertas, tal como sucedió con la elección del contralor Edgardo Maya, en la cual el principal perdedor fue el gavirismo, y aunque aseguran que todo quedó solucionado con el apretón de manos entre el presidente Juan Manuel Santos y el exmandatario César Gaviria, en la posesión de Simón Gaviria, las diferencias se mantienen.

En esta ocasión, la pelea es por la conformación de la dirección colegiada que entraría a manejar las riendas de la colectividad tras la renuncia de Simón Gaviria, quien asumió como jefe de la Dirección Nacional de Planeación.

A su retiro, Gaviria dejó encargados al senador Horacio Serpa y al presidente de la Cámara, Fabio Amín, de escoger para la dirección colegiada a cinco senadores y cinco representantes a la Cámara, con la condición de que estuvieran incorporadas todas las regiones del país.

La labor no parecía complicada para un político de la talla de Serpa, pero quedó en evidencia que la situación no va a ser fácil. En las reuniones del partido se han presentado fuertes pulsos por la dirigencia y, en lo regional, nadie quiere ceder poder a otro parlamentario que será su eventual rival en las urnas.

Así las cosas, en las reuniones de bancadas se han visto álgidos debates entre los parlamentarios de Antioquia y de la Costa Caribe, regiones donde más representación tiene la colectividad. Además, los parlamentarios que llegaron por primera vez al Congreso no aceptan la vocería o imposición por parte de sus colegas, y su argumento es: “Mi voto vale igual que todos”. Tal fue el agarrón, que incluso Serpa puso sobre la mesa la renuncia y sólo la intervención de la senadora Viviane Morales pudo calmar a los parlamentarios, y con argumentos jurídicos advirtió que deberían ajustarse a los estatutos del partido para que el nombramiento sea avalado por el Consejo Nacional Electoral.

La situación no es fácil, esta semana se decidirá quiénes serán los miembros de la dirección, seguramente habrá derrotados y las heridas quedarán abiertas, tal como sucedió con la elección del contralor Edgardo Maya, en la cual el principal perdedor fue el gavirismo, y aunque aseguran que todo quedó solucionado con el apretón de manos entre el presidente Juan Manuel Santos y el exmandatario César Gaviria, en la posesión de Simón Gaviria, las diferencias se mantienen.