La política de los insultos

“Violador”. “Castrado”. “Piltrafa humana”. “Homosexual”. “Mafioso”. “Homúnculo”. “Con sida en el alma”. “Traidor”. “Paramilitar”. “Desleal”. “Auxiliador del terrorismo”. Son algunas de las palabras que durante los últimos días se han tomado las redes sociales y, en algunos casos, los micrófonos de los medios de comunicación, en el día a día de un debate político envenenado y cargado de odios, en el que las propuestas y las ideas –que deberían ser lo fundamental en estas épocas preelectorales-- han quedado relegadas a un segundo plano.

Así es, el insulto está a la orden del día, sobre todo después de que el Centro Democrático, el movimiento con el que el expresidente Álvaro Uribe aspira recuperar parte del poder perdido desde 2010, revelara su lista al Senado y en ella aparecieran algunas personas cuestionadas. O bien por sus vínculos familiares, o por haber tenido en el pasado o tener en el presente líos con la justicia o simplemente porque algunas de sus actuaciones durante los ocho años de mandato Uribe generaron controversias y polémicas que aún no se olvidan.

Es el caso del exasesor presidencial José Obdulio Gaviria, número nueve en la lista uribista al Senado, que ante los ataques en su contra por ser primo del extinto capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, ha dicho estar dispuesto a “atender” a quienes lo están cuestionando.

“Platero y yo: cuentan que PlateroMorales habla paja día y noche sobre mí. Ruego informarme (por esta vía) lo que va diciendo para ir atendiéndolo”, escribió ayer en su cuenta de Twitter, refiriéndose al periodista Néstor Morales, director de Mañanas Blu, quien en su programa radial cuestionó la presencia del excolumnista Ernesto Yamhure en la inauguración de una sede del Centro Democrático en Nueva York (Estados Unidos), precisamente al lado de Gaviria.
Como se sabe, Yamhure salió hace dos años del país, en medio de un agudo debate por supuestamente poner al servicio del fallecido jefe paramilitar Carlos Castaño sus columnas de opinión en El Espectador. Un caso por el que, según su abogado Francisco Bernate, la justicia colombiana ya lo exoneró, pero por el que le tocó pedir asilo político en Estados Unidos.

La arremetida de José Obdulio Gaviria contra Néstor Morales en Twitter fue de grueso calibre. En otros trinos escribió: “Atenderé con gusto guerra personal declarada por PlateroMorales desde ObscuridadRadio. No haré exagerado énfasis en sus preferencias sexuales”. “Muchas gracias a tuiteros por la infinita cantidad de datos sobre las andanzas de PlateroMorales, la piltrafa humana que extorsiona desde la radio”. “Donde menos se espera salta la liebre. En Nueva York me vengo a enterar que PlateroMorales comenzó su obscura carrera con los Rodríguez Orejuela”.

Pero no sólo el periodista fue blanco de sus ataques verbales. También fue ‘atendido’ Juan Carlos Pastrana, el hermano del expresidente Andrés Pastrana, quien publicó en Twitter una foto en la que supuestamente se ve a José Obdulio Gaviria junto a Pablo Escobar, acompañada de la siguiente leyenda: “¿Quién es el personaje que está a espaldas de Pablo Escobar en la foto?”.

Y fue la de Troya. José Obdulio Gaviria le respondió por la misma vía así: “¿Quién me lo pregunta? ¿El violador, el castrado, el consueta de un hermano que es un homúnculo intelectual? ¡Cambio y fuera!”. Y Pastrana ripostó: “¿Quién me ataca? ¿El comunista? ¿El mafioso? ¿El liberal? ¿El paramilitar? ¿El uribista? ¿O el aspirante a congresista?”.

Después, en una entrevista radial, Pastrana aseguró que José Obdulio Gaviria y Pablo Escobar eran personas muy cercanas, por lo que no es raro que tuviesen fotos. “Uno publica fotos para identificar delincuentes, como en el caso de Osama Bin Laden, ustedes juzguen, pero son las mismas gafas, la misma nariz, los mismos ojos”, dijo. Y con sarcasmo trinó: “José Obdulio no cambia su patrón de comportamiento”.

Un candente pulso de palabras en el que también se han escuchado declaraciones del mismo expresidente Andrés Pastrana, quien cuestionando la aspiración de ser congresista de José Obdulio Gaviria, señaló que había sido “consejero y apoderado de Pablo Escobar, mi secuestrador” y que había ido con frecuencia a la cárcel de La Catedral, lugar donde estaba recluido el extinto narcotraficante, “para recibir plata de su primo”.

Un lenguaje que agudiza la polarización política en el país y en el que hasta el presidente Juan Manuel Santos y el mismo expresidente Uribe han aportado su grano de arena. Como cuando el primer mandatario manifestó que su primo, el precandidato presidencial del Centro Democrático Francisco Santos, tenía “sida en el alma”, queriendo decir que se dejó contagiar por el odio.

Y de Uribe, habría que decir que más allá de sus críticas al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, de vez en cuando “se le salta la chispa”. Como sucedió el pasado 11 de septiembre, cuando trinó en su cuenta de Twitter: “Periodista Giraldo de RCN, amigo de criminales, tiene la maldad de citar mis declaraciones al revés”.

Hacía alusión a una entrevista hecha por el periodista Juan Carlos Giraldo a Pablo Sierra García, alias ‘Alberto Guerrero’, excomandante del bloque Cacique Pipintá de las Autodefensas, quien lo acusó a él y a su hermano Santiago, de ser responsables de la creación del bloque Metro de los paramilitares.

Pero además de las palabras descalificadoras, hay que hablar también de los rumores que a veces se ponen a rodar, sin una sola voz que ratifique si lo dicho es verdad o mentira. Por ejemplo, el exmandatario trinó el lunes pasado un chisme en el sentido de que el exministro y hoy líder de la Fundación Buen Gobierno, Germán Vargas Lleras, había “insultado” al presidente Santos, alicorado en una cena en San Andrés, realizada en el marco del Congreso de Notarios.

Los rumores y los insultos van y vienen. Y de las ideas, nada. Es tal la situación que ya soplan vientos de crisis en el Centro Democrático. Uno de sus precandidatos presidenciales, Óscar Iván Zuluaga, en una carta pública, le pidió a José Obdulio Gaviria retirar su nombre de la lista al Senado, pues su nombre “no le sirve ni a su precandidato Francisco Santos ni al presidente Uribe ni al país. Las circunstancias piden de usted el máximo gesto de lealtad, el de retirar su aspiración en aras del éxito del Centro Democrático y de Colombia”, escribió.

Carta que Gaviria, dijo, no va a responder, pero que el también precandidato Francisco Santos calificó como una muestra de “deslealtad”. “Es un juego político que le hace daño al Centro Democrático (…) Se trata de una razón de visibilidad. Es una campaña me duele mucho por el presidente Uribe. A él le ha costado hacer esta lista: dejar por fuera a mucha gente no es fácil, ahora viene el tema de Cámara de Representantes que es un lío inmenso. Lo peor es esto que acaba de suceder. No era el momento, no era la forma. Me duele inmensamente”, señaló Santos.

Y aquí vamos, en la antesala de un proceso electoral a Congreso y Presidencia de la República en el que la polarización se anuncia extrema y cuyas consecuencias pueden ser dolorosas para el país. “No falta el fanático que, alimentado por todos esos insultos, vaya y le pegue un tiro a otro”, manifestó un dirigente político, pidiendo la reserva de su nombre.

El mismo Álvaro Uribe es consciente que hay que dar el debate con ideas. En un reciente mensaje a sus seguidores, en defensa de José Obdulio Gaviria, reconoció que este era un hombre “polémico y ácido”, y al mismo tiempo le recomendó “prestar menos atención a sus malquerientes y ser más propositivo de alternativas al actual Gobierno”. A su vez, Óscar Iván Zuluaga enfatizó que el “lenguaje” usado por Gaviria no es el mejor porque desvía el debate de la necesidad de recuperar la confianza de Colombia.

Mientras tanto, en el país político se hacen llamados a la cordura y a retomar el camino de las propuestas. “Lo que se ve es que es un debate entre culpables. Ahí no va a estar la solución del país, el nivel que han planteado entre ellos es casi de acusaciones entre delincuentes”, aseguró el senador del Polo Democrático Camilo Romero, quien cree que la confrontación democrática debe darse sobre la base de ideas y argumentos, no de los insultos.

“Escuchar y leer los trinos que se están cruzando es preocupante. El debate que han planteado es un debate a la altura de ellos. Sin embargo, yo le doy mucho valor a la aparición del Centro Democrático y es que por fin la derecha va a estar representada, va a tener una expresión política, eso es bueno. En el próximo Congreso puede haber diversas posiciones, pero sobre la base de argumentos”, agregó.

Por su parte, el senador Aurelio Iragorri, del Partido de la U, hizo un llamado a todos los actores políticos del país para moderar el lenguaje y estar a la altura de las actuales circunstancias: “Ahora que estamos construyendo caminos de reconciliación como el reconocimiento a las víctimas y el proceso de paz, esas acciones de tipo violento en la política lo que generan es tristeza y dolor, eso no puede seguir ocurriendo”, concluyó.

Que la política está candente, dicen en algunos mentideros. Y puede ser que los insultos y las descalificaciones personales sirvan para que los medios de comunicación llenen sus espacios o ganen audiencia y hasta los mismos involucrados obtengan figuración pública. Pero el espectáculo es deplorable y en una Colombia que cada vez más toma conciencia sobre lo que quiere y espera de sus gobernantes, es bueno que estos se den cuenta de que el bajo nivel al que ha llegado la discusión no es lo más conveniente para sus aspiraciones.

“Violador”. “Castrado”. “Piltrafa humana”. “Homosexual”. “Mafioso”. “Homúnculo”. “Con sida en el alma”. “Traidor”. “Paramilitar”. “Desleal”. “Auxiliador del terrorismo”. Son algunas de las palabras que durante los últimos días se han tomado las redes sociales y, en algunos casos, los micrófonos de los medios de comunicación, en el día a día de un debate político envenenado y cargado de odios, en el que las propuestas y las ideas –que deberían ser lo fundamental en estas épocas preelectorales-- han quedado relegadas a un segundo plano.

Así es, el insulto está a la orden del día, sobre todo después de que el Centro Democrático, el movimiento con el que el expresidente Álvaro Uribe aspira recuperar parte del poder perdido desde 2010, revelara su lista al Senado y en ella aparecieran algunas personas cuestionadas. O bien por sus vínculos familiares, o por haber tenido en el pasado o tener en el presente líos con la justicia o simplemente porque algunas de sus actuaciones durante los ocho años de mandato Uribe generaron controversias y polémicas que aún no se olvidan.

Es el caso del exasesor presidencial José Obdulio Gaviria, número nueve en la lista uribista al Senado, que ante los ataques en su contra por ser primo del extinto capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, ha dicho estar dispuesto a “atender” a quienes lo están cuestionando.

“Platero y yo: cuentan que PlateroMorales habla paja día y noche sobre mí. Ruego informarme (por esta vía) lo que va diciendo para ir atendiéndolo”, escribió ayer en su cuenta de Twitter, refiriéndose al periodista Néstor Morales, director de Mañanas Blu, quien en su programa radial cuestionó la presencia del excolumnista Ernesto Yamhure en la inauguración de una sede del Centro Democrático en Nueva York (Estados Unidos), precisamente al lado de Gaviria.
Como se sabe, Yamhure salió hace dos años del país, en medio de un agudo debate por supuestamente poner al servicio del fallecido jefe paramilitar Carlos Castaño sus columnas de opinión en El Espectador. Un caso por el que, según su abogado Francisco Bernate, la justicia colombiana ya lo exoneró, pero por el que le tocó pedir asilo político en Estados Unidos.

La arremetida de José Obdulio Gaviria contra Néstor Morales en Twitter fue de grueso calibre. En otros trinos escribió: “Atenderé con gusto guerra personal declarada por PlateroMorales desde ObscuridadRadio. No haré exagerado énfasis en sus preferencias sexuales”. “Muchas gracias a tuiteros por la infinita cantidad de datos sobre las andanzas de PlateroMorales, la piltrafa humana que extorsiona desde la radio”. “Donde menos se espera salta la liebre. En Nueva York me vengo a enterar que PlateroMorales comenzó su obscura carrera con los Rodríguez Orejuela”.

Pero no sólo el periodista fue blanco de sus ataques verbales. También fue ‘atendido’ Juan Carlos Pastrana, el hermano del expresidente Andrés Pastrana, quien publicó en Twitter una foto en la que supuestamente se ve a José Obdulio Gaviria junto a Pablo Escobar, acompañada de la siguiente leyenda: “¿Quién es el personaje que está a espaldas de Pablo Escobar en la foto?”.

Y fue la de Troya. José Obdulio Gaviria le respondió por la misma vía así: “¿Quién me lo pregunta? ¿El violador, el castrado, el consueta de un hermano que es un homúnculo intelectual? ¡Cambio y fuera!”. Y Pastrana ripostó: “¿Quién me ataca? ¿El comunista? ¿El mafioso? ¿El liberal? ¿El paramilitar? ¿El uribista? ¿O el aspirante a congresista?”.

Después, en una entrevista radial, Pastrana aseguró que José Obdulio Gaviria y Pablo Escobar eran personas muy cercanas, por lo que no es raro que tuviesen fotos. “Uno publica fotos para identificar delincuentes, como en el caso de Osama Bin Laden, ustedes juzguen, pero son las mismas gafas, la misma nariz, los mismos ojos”, dijo. Y con sarcasmo trinó: “José Obdulio no cambia su patrón de comportamiento”.

Un candente pulso de palabras en el que también se han escuchado declaraciones del mismo expresidente Andrés Pastrana, quien cuestionando la aspiración de ser congresista de José Obdulio Gaviria, señaló que había sido “consejero y apoderado de Pablo Escobar, mi secuestrador” y que había ido con frecuencia a la cárcel de La Catedral, lugar donde estaba recluido el extinto narcotraficante, “para recibir plata de su primo”.

Un lenguaje que agudiza la polarización política en el país y en el que hasta el presidente Juan Manuel Santos y el mismo expresidente Uribe han aportado su grano de arena. Como cuando el primer mandatario manifestó que su primo, el precandidato presidencial del Centro Democrático Francisco Santos, tenía “sida en el alma”, queriendo decir que se dejó contagiar por el odio.

Y de Uribe, habría que decir que más allá de sus críticas al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, de vez en cuando “se le salta la chispa”. Como sucedió el pasado 11 de septiembre, cuando trinó en su cuenta de Twitter: “Periodista Giraldo de RCN, amigo de criminales, tiene la maldad de citar mis declaraciones al revés”.

Hacía alusión a una entrevista hecha por el periodista Juan Carlos Giraldo a Pablo Sierra García, alias ‘Alberto Guerrero’, excomandante del bloque Cacique Pipintá de las Autodefensas, quien lo acusó a él y a su hermano Santiago, de ser responsables de la creación del bloque Metro de los paramilitares.

Pero además de las palabras descalificadoras, hay que hablar también de los rumores que a veces se ponen a rodar, sin una sola voz que ratifique si lo dicho es verdad o mentira. Por ejemplo, el exmandatario trinó el lunes pasado un chisme en el sentido de que el exministro y hoy líder de la Fundación Buen Gobierno, Germán Vargas Lleras, había “insultado” al presidente Santos, alicorado en una cena en San Andrés, realizada en el marco del Congreso de Notarios.

Los rumores y los insultos van y vienen. Y de las ideas, nada. Es tal la situación que ya soplan vientos de crisis en el Centro Democrático. Uno de sus precandidatos presidenciales, Óscar Iván Zuluaga, en una carta pública, le pidió a José Obdulio Gaviria retirar su nombre de la lista al Senado, pues su nombre “no le sirve ni a su precandidato Francisco Santos ni al presidente Uribe ni al país. Las circunstancias piden de usted el máximo gesto de lealtad, el de retirar su aspiración en aras del éxito del Centro Democrático y de Colombia”, escribió.

Carta que Gaviria, dijo, no va a responder, pero que el también precandidato Francisco Santos calificó como una muestra de “deslealtad”. “Es un juego político que le hace daño al Centro Democrático (…) Se trata de una razón de visibilidad. Es una campaña me duele mucho por el presidente Uribe. A él le ha costado hacer esta lista: dejar por fuera a mucha gente no es fácil, ahora viene el tema de Cámara de Representantes que es un lío inmenso. Lo peor es esto que acaba de suceder. No era el momento, no era la forma. Me duele inmensamente”, señaló Santos.

Y aquí vamos, en la antesala de un proceso electoral a Congreso y Presidencia de la República en el que la polarización se anuncia extrema y cuyas consecuencias pueden ser dolorosas para el país. “No falta el fanático que, alimentado por todos esos insultos, vaya y le pegue un tiro a otro”, manifestó un dirigente político, pidiendo la reserva de su nombre.

El mismo Álvaro Uribe es consciente que hay que dar el debate con ideas. En un reciente mensaje a sus seguidores, en defensa de José Obdulio Gaviria, reconoció que este era un hombre “polémico y ácido”, y al mismo tiempo le recomendó “prestar menos atención a sus malquerientes y ser más propositivo de alternativas al actual Gobierno”. A su vez, Óscar Iván Zuluaga enfatizó que el “lenguaje” usado por Gaviria no es el mejor porque desvía el debate de la necesidad de recuperar la confianza de Colombia.

Mientras tanto, en el país político se hacen llamados a la cordura y a retomar el camino de las propuestas. “Lo que se ve es que es un debate entre culpables. Ahí no va a estar la solución del país, el nivel que han planteado entre ellos es casi de acusaciones entre delincuentes”, aseguró el senador del Polo Democrático Camilo Romero, quien cree que la confrontación democrática debe darse sobre la base de ideas y argumentos, no de los insultos.

“Escuchar y leer los trinos que se están cruzando es preocupante. El debate que han planteado es un debate a la altura de ellos. Sin embargo, yo le doy mucho valor a la aparición del Centro Democrático y es que por fin la derecha va a estar representada, va a tener una expresión política, eso es bueno. En el próximo Congreso puede haber diversas posiciones, pero sobre la base de argumentos”, agregó.

Por su parte, el senador Aurelio Iragorri, del Partido de la U, hizo un llamado a todos los actores políticos del país para moderar el lenguaje y estar a la altura de las actuales circunstancias: “Ahora que estamos construyendo caminos de reconciliación como el reconocimiento a las víctimas y el proceso de paz, esas acciones de tipo violento en la política lo que generan es tristeza y dolor, eso no puede seguir ocurriendo”, concluyó.

Que la política está candente, dicen en algunos mentideros. Y puede ser que los insultos y las descalificaciones personales sirvan para que los medios de comunicación llenen sus espacios o ganen audiencia y hasta los mismos involucrados obtengan figuración pública. Pero el espectáculo es deplorable y en una Colombia que cada vez más toma conciencia sobre lo que quiere y espera de sus gobernantes, es bueno que estos se den cuenta de que el bajo nivel al que ha llegado la discusión no es lo más conveniente para sus aspiraciones.