Pocas veces en la historia del país se ha vivido un huracán de la magnitud de Iota. Con una clasificación de categoría 5, el fenómeno climático dejó incomunicada a la isla de Providencia. Por eso, solo este martes, cuando el presidente Iván Duque llegó a la zona, se pudieron conocer las imágenes de la destrucción que dejó a su paso el huracán y el balance es desalentador. Ninguna construcción se salvó de la catástrofe. En San Andrés, el panorama fue un poco mejor, pero aun así las consecuencias tienen implicaciones millonarias.
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El Espectador habló sobre la actual situación con Jorge Méndez Hernández, de Cambio Radical, representante a la Cámara por el archipiélago. Para él, tras las primeras informaciones, la recuperación será lenta (más de tres años) y solo podrá llevarse a cabo con un pleno compromiso del Gobierno nacional. Asimismo, reconoció que, a pesar de tratarse de un fenómeno natural, el abandono histórico agravó lo ocurrido.
¿Cuál es el panorama actual del archipiélago? ¿Hay un dato aproximado de los daños?
Es algo que no tiene explicación. No tiene descripción. Hay imágenes sencillamente desgarradoras. El municipio de Providencia quedó destruido. Aunque solo se registra una víctima mortal, la magnitud en daños materiales es total. En la isla de San Andrés hubo alrededor de cien viviendas con los techos desprendidos y puede haber una afectación grandísima en el sector noroeste de la isla. Allí el mar se llevó gran parte de la vía y esa zona está incomunicada. Hay también colegios con los muros destruidos y cientos de árboles caídos, que están atravesados y tumbaron cables, así como decenas de postes en el suelo. Todo ello ha generado que el 60 % de la isla esté sin energía. Sin embargo, nada de esto se compara con el daño en Providencia. Sin dejar de lado San Andrés, donde he sido testigo de la fuerza de este huracán, allá la magnitud no tiene comparación con nada. Hablamos de más 1.200 viviendas totalmente destruidas. Veo las imágenes y digo “aquí estuvo el poder de Dios”, porque con la magnitud de la devastación solo hubo una persona fallecida. Es el poder de Dios, pero las imágenes son desgarradoras y el panorama es desolador.
¿Le cabe alguna responsabilidad a los gobiernos nacional y local frente a lo ocurrido? ¿Se pudo evitar un daño mayor?
No, siendo honesto diría que no. Durante las últimas décadas hemos recibido el embate de varios huracanes, como Johan, en 1988; César en 1989, y Beta, en 2005, que afectó enormemente a Providencia, en particular los techos de las viviendas. También ha habido otros con fuertes lluvias y vientos, como lo que tuvimos hace diez días con el Eta, que golpeó mucho y ocasionó grandes inundaciones.
Sin embargo, la magnitud de la tragedia de un huracán de categoría 5 que pasó a pocos kilómetros de Providencia no tenía forma de evitarse. El Gobierno dispuso albergues e incluso algunos terminaron destechados y tuvieron que ser reubicados de manera inmediata. Evacuaron la isla de Santa Catalina y los trasladaron a San Andrés, pero no había forma de evitar que el paso del huracán destruyera las viviendas de la isla. Reitero, para la magnitud de lo que estamos viendo, las medidas que se tomaron sirvieron. Los habitantes al final terminaron protegiéndose en cisternas, que son unos compartimientos subterráneos y gracias a ellos no hubo un número elevado de víctimas mortales. No había forma de evitar que el huracán pasara por Providencia. Pienso que las medidas que se tomaron permitieron evitar que el número de víctimas mortales fuese incontable.
Una situación así no se puede prever y la isla, en algún momento, salió del codo del huracán, pero cuando bajó y puso a Providencia nuevamente ahí se sabía que vendría un huracán que sería devastador. Lo único que se podía era proteger a la mayor cantidad de personas y eso se hizo. Una víctima mortal y otra desaparecida creo que es un saldo milagroso para la situación que se vivió.
Se sabía del huracán hace días y, aun así, se permitió la entrada de turistas. ¿Faltó preparación ahí? ¿No hubo una reacción consecuente con lo que se venía?
Desconozco el número de turistas que estaban en Providencia. Sé que la persona reportada como fallecida es un residente de la isla. El caso de haberles permitido entrar a los turistas creo que los puso en riesgo sin tener la necesidad. De hecho, Providencia estaba cerrado para el turismo hasta la primera semana de noviembre, cuando se ordenó la reapertura para reactivar la economía. No era prudente permitir el ingreso de turistas, porque era claro que el municipio sería más afectado que la isla de San Andrés.
Desde Presidencia se ha hablado de una reconstrucción en cien días en Providencia, pero uno ve que incluso en la isla todavía están las consecuencias de huracanes de hace más de una década. ¿Es viable ese plazo?
Hoy, después de ver estas imágenes, diría que la recuperación va a tardar años. El solo remover escombros y limpiar los lotes se puede demorar un año. Es que hay que ver que tendrá que hacerse de manera artesanal o con maquinaria pesada, y traerla a Providencia para remover más de mil viviendas es una labor titánica. En el interior del país llegan de diferentes partes, pero es que aquí estamos en una isla con unas condiciones muy precarias que incluyen un solo muelle, que es muy pequeño. Es una labor que va a tardar muchísimo tiempo. No solo hablamos de la reconstrucción sino en la organización, limpieza y retiro de todos los escombros que han quedado. En la limpieza será un año y en la reconstrucción de mil viviendas se invertirán dos o tres años. La magnitud de esta tragedia no tiene antecedentes en nuestro departamento ni en el país.
¿La actual administración local tiene los elementos suficientes para dirigir esa reconstrucción?
No, por supuesto que no. Por eso aprovecho para hacerle un llamado al Gobierno nacional para que, más allá de anuncios, se tomen decisiones concretas en el compromiso y la reconstrucción. También llamo a la solidaridad del pueblo colombiano. Recordemos que el gobierno municipal depende de las transferencias que haga el departamento. En la Constitución se establece que el departamento debe girar el 20 % de sus ingresos a Providencia, como único municipio que tiene. Pero se debe mencionar que el departamento duró siete meses cerrado sin recibir uno de sus mayores ingresos, que es la tarjeta de turismo. Esta generaba alrededor de $120.000 millones al año, pues cerca de un millón de turistas llegan en promedio al archipiélago al año. Pero sin ese dinero, antes del huracán, Providencia estaba a punto de entrar en un proceso de endeudamiento porque no tiene ingresos. Ahora con esto, sería una utopía pensar en que el municipio tendría siquiera recursos para la remoción de escombros.
¿Qué es lo más urgente para atender en San Andrés y Providencia?
Lo más urgente es la ayuda humanitaria en cuanto a alimentos, vestido y agua. También se necesitan herramientas para la remoción de escombros y reconstrucción. Vamos a necesitar muchísimas carpas para que las familias pasen las noches. Esperamos que en las próximas horas tengamos más información, porque hemos estado incomunicados. Hasta las antenas fueron derribadas.
¿Cuál va a ser su papel en el Congreso ahora con esta tragedia?
Nuestra tarea es liderar ante el Gobierno ese plan de rescate para el archipiélago. Inicialmente habíamos pedido ese plan de rescate para solventar las consecuencias del COVID-19 en la economía de las islas. Hoy, ese plan de rescate debe enfocarse en la recuperación por el huracán y debe ser prioridad. Vamos a trabajar de manera incansable para concretar y hacer seguimiento a esta solución que necesitamos.
¿Las consecuencias del huracán se pueden enmarcar en ese olvido histórico en que han estado San Andrés, Providencia y Santa Catalina?
Las consecuencias de la tormenta Eta y del huracán desnudaron una realidad que desde hace un par de años hemos venido demandando del Gobierno. Aquí hay ausencia de alcantarillado pluvial. En San Andrés, en temporada de lluvias, hay zonas que se inundan y donde las aguas pueden alcanzar más de metro y medio. En esas zonas las personas pierden sus enseres. Desde el año pasado estamos gestionando con el Ministerio de Vivienda recursos para implementar el alcantarillado pluvial. Esto es una deuda histórica que se tiene con el pueblo de las islas. Esto va sumado a la ausencia de programas de viviendas de interés social. Hay que hacer un recorrido por el verdadero departamento para mostrar la realidad social, más allá del turismo y la publicidad. La falta de programas sociales tiene a muchos viviendo en condiciones infrahumanas.
San Andrés es la punta de lanza de Colombia en el Caribe y ha sido algo que se ha descuidado. Se les olvida que los raizales de San Andrés tienen vínculos familiares con los de otras islas y zonas del Caribe. Todo pasa por Bogotá, hasta el diferendo limítrofe con Nicaragua se convirtió en un choque entre Bogotá y Managua, y se ignoró la relación con los habitantes de esa zona de la cuenca del Caribe.
Cuando hubo este problema y se perdió el área marítima, se habló desde el Ejecutivo de una ayuda, de trabajar para la economía del archipiélago. ¿Algo de esto de cumplió o es otra de esas deudas con San Andrés y Providencia?
El Gobierno nacional tomó medidas, pero, en mi opinión, no impactaron en el mejoramiento de la calidad de vida de los isleños. Tomaron medidas cortoplacistas; el Gobierno impuso un “Plan San Andrés” que se quedó en el papel, se convirtió en una lista de mercado y realmente no resolvieron los problemas de fondo del departamento. Se hizo un préstamo con la banca internacional, con el Fondo Monetario, de US$70 millones, y tampoco se vio reflejado, porque se dedicaron a hacer una lista de mercado.
Ahora esperamos que se haga un plan que permita la recuperación del pueblo isleño, la reactivación de la economía y atender las necesidades básicas e insatisfechas. Estoy seguro de que San Andrés tiene los primeros lugares de necesidades básicas insatisfechas del resto del país, porque no hay alcantarillado completo, no hay agua potable, no hay oportunidades de educación para los jóvenes de las universidades.
Las últimas gobernaciones fueron condenadas por corrupción e incluso el actual mandatario está enfrentando un proceso por corrupción. ¿Hay garantías para que los dineros de la recuperación se puedan ejecutar y no se desvíen, como ha pasado en otras ocasiones?
Efectivamente, y es vergonzoso decirlo, administraciones anteriores ya fueron condenadas por actos de corrupción que fueron develados en los años recientes. Esto obviamente resta la credibilidad del Gobierno nacional en los líderes locales, pero tengo que decir que no todos somos corruptos, no todos piensan con el egoísmo. Aquí tenemos una nueva generación de líderes políticos que queremos realmente una transformación social del departamento y de su gente.
En el caso del actual gobernador, a quien yo apoyé, ha sido imputado por un proceso que en mi opinión no ha contravenido las normas de administración pública. Sin embargo, entendemos que se genera una situación alrededor de otras y no voy a entrar en detalles, pero debo decir que creo en su inocencia. Al margen de esto, también hay que decir que el Gobierno nacional, ante ese acto de incredulidad y desconfianza en los mandatarios locales, ha adelantado acciones a través de Findeter y tampoco ha sido positivo el resultado para las islas, porque gran parte de las obras se han quedado a mitad de camino o mal hechas.
Nos llegaron reportes de que han bajado las pruebas y el contagio está alborotado, ¿cómo está el panorama del COVID-19 en la isla?
No, realmente en las últimas semanas se empezaron a practicar las pruebas de rastreo de toda clase. Hubo un incremento a partir de la llegada en el número de pruebas que se practicaban. San Andrés llegó alrededor de los 2.000 casos. En Providencia, en el municipio, se ha mantenido en cero casos, porque han determinado un aislamiento voluntario por parte de la Alcaldía.
Obviamente, llegarán al municipio cientos de voluntarios, sea de la Armada o particulares, con el ánimo de apoyar, y seguramente en este momento de crisis los protocolos del covid van a ser un poco limitados, supongo yo. Y en la isla de San Andrés, el grado de contagio se ha mantenido a la baja y yo considero que en ese sentido hemos tenido alrededor de 32 fallecidos, que es una cifra alta para la población que tenemos nosotros, pero las pruebas que se estaban realizando mostraban una disminución en el número de contagiados. No sabemos qué va a suceder a raíz de este tema de los dos huracanes.