Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Las cuitas de febrero

Desde que llegó al poder, el segundo mes de cada año ha sido ‘kármico' para Uribe: laberintitis, parapolítica, atentados terroristas, desplantes diplomáticos y muerte trágica de altos funcionarios.

El Espectador

25 de febrero de 2008 - 04:22 p. m.
PUBLICIDAD

Si los asesores del presidente Álvaro Uribe fueran supersticiosos, seguramente le recomendarían cada año, durante el mes de febrero, no pelear, no viajar tanto, andar bien abrigado, aumentar las dosis de ‘goticas' para mantener la calma y hasta darse un baño con ‘destrancadera' y ‘abrecaminos' para alejar las malas energías.

Porque febrero parece haberse convertido en el mes de los infortunios y los problemas para el Primer Mandatario, quien por estos días cumple con sus funciones sin poder salir de la Casa de Nariño, por culpa de una fuerte gripe que -como dicen las abuelas- nada que revienta. "Esta gripita, que tengo hace cuatro meses, se me quita tres o cuatro días y me vuelve a aparecer, y esta semana me reapareció muy duro", dijo recientemente Uribe, hablando por teleconferencia al Congreso Colombiano de Cardiología.

Una ‘gripita' que desencadenó en laringitis aguda y que lo tiene confinado en Palacio, a punta de antibióticos, con las vías respiratorias congestionadas, una tos ‘cansona', bufanda al cuello, dolor en la espalda y -dicen en los pasillos-, de mal genio, aburrido y actuando como cuando un papá se queda en casa: regañando todo el día a sus ‘hijitos' e insistiendo en que hay que seguir cumpliendo la ‘tareíta'.

Los días que antecedieron a esta recaída fueron turbulentos para el Presidente. Se ‘agarró' -con demanda por injuria y calumnia incluida- con el ex presidente de la Corte Suprema César Julio Valencia, quien dijo que en una comunicación telefónica, Uribe le había expresado su molestia por el llamado a indagatoria de su primo, el ex senador Mario Uribe.
También, a finales de enero, estuvo en Europa buscando apoyo para su política de seguridad democrática, minada por la avanzada política de las Farc tras la liberación de Clara Rojas y Consuelo González y la propuesta del presidente venezolano Hugo Chávez de excluir esta agrupación guerrillera de la lista de grupos terroristas.

Read more!

Además, vivió una dura confrontación verbal con el periodista Daniel Coronel, quien afirmó que él había viajado en un helicóptero de Pablo Escobar a la zona donde fue asesinado su padre y hace pocos días tuvo que salir a arropar a su ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias en el caso de Carimagua. El cuadro de tensiones lo completa la andanada de insultos que cada fin de semana le propina Chávez en su Aló Presidente.

Todo parece indicar que el estrés llegó a niveles extremos y el esfuerzo físico y mental del "trabajar, trabajar y trabajar" le pasó factura. Uribe cayó en cama, tal y como le sucedió en febrero de 2005, cuando una laberintitis -un trastorno del oído que afecta el sentido del equilibrio-, lo obligó a pasar una noche en el Hospital Naval de Cartagena, donde le recomendaron guardar reposo por cuatro días y dejar de montar tanto en avión.

En ese entonces, el Presidente se vio obligado a cancelar una reunión con Chávez, en momentos en que el escenario político binacional hervía por cuenta del caso Granda, el "canciller de las Farc", capturado en diciembre de 2004 en el vecino país y llevado hasta la frontera para ser entregado a las autoridades colombianas.

Read more!

La ‘mala hora' siguió con el ataque de la guerrilla a la base naval de Iscuandé (Nariño), el primero de febrero, donde murieron 15 infantes de marina. Un día después, las Farc activaron explosivos al paso de un camión del Ejército en una vía del Putumayo con saldo de ocho militares y un civil muertos. Duros golpes a la seguridad democrática que aumentaron el estrés y se somatizaron en la dichosa laberintitis.

‘Febreros negros'

No ad for you

Los ‘febreros negros' del presidente Uribe comenzaron desde su primer año de mandato. En 2003, el día 7 de ese mes, se produjo el atentado terrorista al Club El Nogal en Bogotá, que dejó 36 muertos y más de 150 heridos. Ocho días después, una explosión sacudió el barrio Villa Magdalena, contiguo al aeropuerto de Neiva, horas antes de que el Primer Mandatario arribara a la ciudad. El saldo: 18 muertos, entre ellos cinco niños, nueve agentes de la Policía y una fiscal. Y fue también en ese febrero que murió, el día 6 exactamente, el entonces ministro de Salud Juan Luis Londoño, en un accidente aéreo cuando viajaba de Ibagué a Popayán.

En 2004, el segundo mes tampoco fue la excepción en cuestiones de adversidades. Fue en esa época que Uribe viajó a Europa, a sabiendas de que le esperaba un escenario hostil y sin haber hecho un buen lobby diplomático. Su presencia ante el Parlamento europeo apenas fue mencionada por los medios de comunicación y el ‘desplante' del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, quien prefirió irse a grabar un programa de televisión antes que atenderlo, marcaron negativamente el viaje.

No ad for you

En Bruselas, Uribe fue conminado a buscar una solución humanitaria al conflicto colombiano y cuestionado por el proyecto de Estatuto Antiterrorista, que por esos días hacía su curso en el Congreso. Y en Estrasburgo sufrió el rechazo de un grupo de diputados de izquierda, quienes lo recibieron con bufandas blancas en su cuello donde se leía "paz y justicia en Colombia", para luego abandonar el recinto, en el que sólo se quedó escuchándolo el 35% de los asistentes.

Llegó la Parapolítica

Febrero de 2006 fue también ‘negro' para el Primer Mandatario: la Fiscalía ordenó la captura de la empresaria del chance Enilce López, conocida como La Gata, acusada inicialmente de peculado y lavado de activos y quien en el transcurso de las investigaciones ha sido señalada también de financiar grupos paramilitares en la Costa Atlántica. Era época de campaña por la reelección y el escándalo estalló cuando se supo que La Gata había aportado $200 millones a la campaña presidencial de Uribe en 2002. El Presidente aceptó públicamente dichos aportes, explicando que todo había sido "abiertamente y sin esconder nada".

No ad for you

Pasando a 2007, se puede decir que ese febrero ha sido de los más críticos. La parapolítica protagonizaba, se había conocido en enero el famoso Pacto de Ralito, y el día 15, la Corte Suprema de Justicia ordenó la detención de seis congresistas de la coalición uribista: Mauricio Pimiento, Dieb Maloof, Luis Eduardo Vives, Alfonso Campo, Jorge Luis Caballero y Álvaro Araújo, hermano de la entonces canciller María Consuelo Araújo.

La tormenta política arreció con fuerza y comenzó a hablarse de la inconveniencia de que la canciller permaneciera en el cargo. Hubo debate en el Congreso, Uribe la sostuvo en el cargo, pero finalmente, el 22, tuvo que aceptarle la renuncia, en momentos en que ya cursaba también una investigación contra su padre, Álvaro Araújo Noguera, por su relación con un secuestro extorsivo.

Son las cuitas de febrero para el presidente Uribe. Un mes en el que parecen agudizarse los problemas, de los que, curiosamente, siempre resurge renovado y con nuevos bríos. Cuentan que lo han visto con ruana y en pantuflas en Palacio, que juiciosamente y con la supervisión de su esposa Lina cumple con sesiones de terapia respiratoria y que uno de sus asesores le sugirió vacaciones en Semana Santa para recuperarse bien. Su respuesta fue un rotundo "no"

No ad for you

Por El Espectador

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.