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Las pullas de Santos a Plinio Apuleyo Mendoza

El primer mandatario arremetió contra el periodista por su columna en ‘El Tiempo’ y lo acusó de haberse vuelto antisantista porque le canceló un contrato con el Gobierno.

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Redacción Política
28 de marzo de 2015 - 09:07 p. m.
Presidencia / El presidente Juan Manuel Santos durante la Cumbre.
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Nunca dijo su nombre, pero sí dio todas las señales para saber que se estaba refiriendo al columnista de El Tiempo Plinio Apuleyo Mendoza, y a su escrito del viernes en ese diario titulado “¿Callejones sin salida?”. Lo cierto es que en su intervención en la ceremonia de clausura del Congreso Nacional de Municipios en Cartagena, el presidente Juan Manuel Santos se fue lanza en ristre contra el periodista, al momento de exponer sus puntos en defensa del proceso de paz que se adelanta con las Farc en La Habana (Cuba).
 
Al invitar a los alcaldes del país a que lo ayuden a hacer pedagogía de la paz, el primer mandatario enfatizó, sin embargo, que esa pedagogía “tiene que basarse sobre verdades y no sobre mentiras, falacias y desinformación”. Y fue cuando arremetió contra Apuleyo Mendoza. “Es increíble cómo han venido acumulándose todo tipo de versiones totalmente mentirosas, que la gente por oírlas permanentemente comienza a creerlas. Y voy a darles un ejemplo: esta mañana un columnista de El Tiempo, que era santista ciento por ciento y sus columnas me apoyaban con vehemencia. Pero resulta que descubrí que tenía un contrato con el Gobierno y me pareció indebido y se lo quité. Y ese columnista se volvió antisantista visceral (…) esa es su objetividad”, dijo.
 
Y seguidamente se refirió al escrito, sin dar su título pero sí leyendo partes de su contenido. “¿Cómo se vuelve uno antisantista? Atacando la paz con mentiras. En su columna de hoy dice que vamos a reducir el número de soldados y policías, que vamos a reducir las Fuerzas Armadas de Colombia, que las vamos a debilitar para dejarlas en su mínima expresión. Dice que vamos a revisar los 14 tratados de libre comercio porque eso es lo que nos están exigiendo las Farc y que vamos a aprobar alguna limitación al principio de la propiedad privada, hágame el favor”, señaló Santos.
 
En efecto, Apuleyo Mendoza escribió esto en El Tiempo: “En la agenda, las Farc no solo piensan abordar los cinco puntos acordados con el Gobierno, sino cerca de treinta requerimientos suyos que, según ellas, deben ser tramitados en la mesa. El más inquietante es, sin duda, la reducción de las Fuerzas Militares como contrapartida a su desmovilización. No olvidemos que, amparadas con el rótulo de actores del conflicto, las Farc han asumido que están en pie de igualdad con el Gobierno. Rangel nos recuerda también que entre los tópicos que la guerrilla considera pendientes están la revisión de los 14 tratados de libre comercio ya firmados y los límites a la propiedad privada en el campo, entre otros”.
 
Santos siguió con sus pullas: “Dice este columnista que hemos negociado con la guerrilla unas zonas de reserva campesina donde las Farc van a ser la autoridad política, militar y comunitaria (…) y dice que las Fuerzas Militares están desmoralizadas, que no están peleando, que están postradas, muertas de la tristeza (…) y dice que el general Mora Rangel se salió de la mesa de negociación porque tuvo objeciones a los acuerdos que permitían a las Farc un peligroso control sobre ciertos territorios colombiano. Eso es toda una falacia”.
 
Y así lo consigna el columnista hoy: “Hay otro punto muy inquietante, presentado en la mesa de negociaciones como un promisorio plan de desarrollo agrario. Es el de las llamadas zonas de reserva campesina. El mejor ejemplo de lo que puede suceder con ellas lo hemos visto en el Catatumbo. Allí, ciertamente, no hace presencia la guerrilla, pero mantiene el control de organizaciones campesinas y la presencia de sus agentes políticos. Con millones de hectáreas a su disposición, núcleos de población bajo su dominio y el control político y tributario, acabarán constituyéndose en otro Estado dueño de una buena parte del país.
 
Finalmente, el presidente concluyó su arremetida: “Es mentira y lo escribe sin vergüenza, sin sonrojarse, como una verdad cierta en el periódico más importante del país”. Para terminar pidiendo la ayuda de los alcaldes en esa pedagogía de la paz. “Por eso les pido a ustedes que me ayuden a corregir. Esta paz ha sido planeada, elaborada con todo el cuidado. Yo he tenido unas líneas rojas en todo momento que no he traspasado y lo que se ha negociado es lo que el país conoce, nada más”, puntualizó. Lo que queda demostrado es que la defensa del proceso de paz por parte de Santos será en todos los frentes.  

Por Redacción Política

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