“Le vamos ganando la pelea al coronavirus”: gobernador de Sucre

El mandatario contó las razones por las que no han sido tan golpeados por el COVID-19; solo se ha reportado un caso, ya recuperado. Dice que el énfasis del Plan de Desarrollo cambió y que ya preparan la reactivación económica.

Juan Sebastián Lombo / @JuanLombo/ jlombo@elespectador.com
07 de mayo de 2020 - 11:00 a. m.
Olimpo Espinosa ganó la Gobernación de Sucre por el Partido Liberal, con más de 212.000 votos en las elecciones de octubre de 2019.  / Archivo particular
Olimpo Espinosa ganó la Gobernación de Sucre por el Partido Liberal, con más de 212.000 votos en las elecciones de octubre de 2019. / Archivo particular

En la región Caribe hay más de 1.000 reportes positivos del COVID-19 hasta el momento, de acuerdo a las cifras del Ministerio de Salud. Es una de las regiones más golpeadas por el brote tras Bogotá, con casi 4.000 casos, y Valle del Cauca, con cerca de 1.100 positivos. Sus tres principales departamentos (Bolívar, Atlántico y Magdalena) no bajan de los 200 casos.

Sin embargo, en medio de este panorama se destaca el caso de Sucre. En todo este tiempo solo se ha reportado un solo contagio, a pesar de ser vecino de Bolívar. Todo parece indicar que las medidas tempranas del cierre sanitario surtieron efecto y tienen al nuevo coronavirus a raya. El Espectador habló con el gobernador, Héctor Olimpo Espinosa, sobre su estrategia y otros hechos que ha tenido que enfrentar en sus primeros cuatro meses de gobierno.

¿Cómo está el panorama de Sucre en este momento?

Hasta hoy somos una experiencia exitosa en materia del coronavirus. Nosotros le madrugamos, implementamos medidas muy rápidas y nos articulamos con la Fuerza Pública, los empresarios y el sector salud. Hicimos un bloqueo sanitario y una buena pedagogía; en el departamento solo hemos tenido un caso y ya está recuperado. No tenemos ningún caso comprobado hoy. Seguimos siendo muy estrictos en nuestras fronteras municipales y departamentales. También tenemos toda una línea de asistencia sanitaria y de recuperación económica, pues hubo una ampliación del sistema hospitalario en este tiempo: más camas de cuidados intensivos y de cuidados intermedios, además tenemos mayor capacidad de diagnóstico porque habilitamos el laboratorio de la Universidad de Sucre.

¿Han sido suficientes esas medidas, sobre todo de corte económico, para el bienestar de la población?

Nuestra economía depende del comercio, del agro, de los servicios sociales del Estado y del turismo. La cadena agrícola ha seguido funcionando bien. Solo hemos tenido algunos problemas en la comercialización, pero hemos acompañado a nuestros campesinos. Por ejemplo, hicimos una campaña para que no se perdiera la cosecha de patilla y fue muy exitosa, porque vendimos toda la cosecha en el departamento, en Bolívar y Atlántico. Aún falta consolidar una estrategia integral para aliviar las cargas del sector campesino. Necesitamos ayudarle en la comercialización, quitándole los intermediarios para que llegue directamente a los consumidores. El comercio sí se ha visto muy disminuido, sobre todo en un departamento en el que poco más del 70 % de las personas hacen parte del régimen subsidiado en salud. Viven del rebusque, no tienen un empleo estable, por lo que la informalidad se ha visto muy golpeada y hemos tratado de dar ayudas humanitarias de la mano de los alcaldes, pero nunca es suficiente. El poder estatal ha funcionado bien y con mayor presencia por estos días. Otro sector que se ha visto deprimido es el del turismo, por razones obvias. Es el que más nos preocupa hoy. El comercio informal obviamente se reactivará mucho más rápido que el del turismo, porque este último depende de que la gente pierda el miedo, pero ese proceso va a ser lento.

¿Y cuál va a ser esa estrategia con el sector turismo?

Que accedan a los beneficios que está dando el Gobierno nacional en materia de créditos, en garantías y capital de trabajo. También que accedan a los estímulos y desgravación de algunos sectores. Estamos creando toda la ruta turística del departamento de forma digital y desarrollando estrategias para incentivar el turismo interno, con colegios, universidades y las familias de Sucre.

¿Cómo está el sistema de salud?

Le vamos ganando la pelea al coronavirus, a pesar de que encontramos un sistema de salud destrozado, en el que los hospitales estaban en un nivel alto de riesgo, con una mala capacidad en infraestructura. Desarrollamos un plan para mejorar en camas, equipos y personal médico. Esperemos que esté listo a finales de mayo para poder atender el pico pandémico que se espera en junio. Nos hemos sabido sobreponer a las debilidades.

Hay solo un caso de coronavirus en Sucre, y ya se recuperó, ¿qué tanta posibilidad hay de subregistro?

La misma que en Colombia. Las pruebas no han sido suficientes, apenas se han formalizado sus registros con Invima o hasta ahora se están implementando. Los kits de extracción de pruebas de laboratorio han sido escasos, pero vamos a aumentar la capacidad diagnóstica entre mayo y junio, porque nos dedicamos en abril a mejorarla.

¿Cómo ha sido la respuesta de los sucreños a sus medidas?

La gente ha sido muy obediente en general, aunque ha habido uno que otro brote de indisciplina, como todo. Hemos hecho todo lo posible para evitarle el hambre a la población vulnerable, repartiendo casi 200.000 ayudas humanitarias conjuntamente entre gobierno y empresarios. De nuestro presupuesto han sido 100.000. Hemos llegado al 80 % de hogares del departamento, es un esfuerzo enorme, pero nos falta mucho, a veces la necesidad nos genera la indisciplina.

¿Cómo ha sido el trabajo entre Gobierno nacional y mandatarios regionales y locales?

Nosotros somos el punto intermedio de gobierno. He tenido la oportunidad de ser alcalde y trabajar como viceministro y este escenario es nuevo para mí, pero me ha parecido muy interesante porque es el de articulador. El secreto de que el Estado funcione bien es la articulación y tenemos que decir que esta ha sido maravillosa con el Gobierno nacional, que nos escucha y atiende nuestras solicitudes. Estamos en permanente diálogo y yo he intentado hacer lo mismo con los alcaldes del departamento. El secreto de ser un buen gobernador es ser un buen articulador. Me he sentido a gusto en esta labor.

¿Los recursos prometidos sí han llegado?

Sí, la gran mayoría han llegado. Por tema de bases de datos se han atrasado algunos, pero, en general, las promesas del Gobierno nacional se han materializado en cuanto a asistencia humanitaria, ayudas y auxilios. Han llegado la devolución del IVA, el refuerzo de Familias en Acción e Ingreso Solidario. Las ayudas han ido entrando a buen tiempo, pero no han llegado todas.

Más allá del COVID-19, ¿cuál fue el departamento que recibieron?

Sucre tiene condiciones muy precarias, con malos indicadores sociales y poca visibilidad. Recibimos un departamento con la autoestima baja y bajos niveles de identidad. Creamos el programa “Sucre Diferente”, para devolverle a la gente su amor por pertenecer a este territorio. Este departamento es el más rico por metro cuadrado que hay en Colombia, aquí está la Mojana, que es la región más fértil del país; está el golfo de Morrosquillo, que tiene las playas más hermosas, y la región de los Montes de María. Tenemos una riqueza cultural muy fuerte en la sabana. Estábamos un poco rezagados, pero hemos tomado la ruta correcta para hacer la transformación que queremos.

¿Qué tuvo que cambiar del Plan de Desarrollo por el coronavirus?

Definitivamente nos hizo cambiar el énfasis. Ahora el punto primordial es mejorar las condiciones en salud y en nuestros hospitales para un mejor servicio. También nos hizo pensar en crear nuevos frentes de atención, como lo es el de la higienización. Hay que limpiar plazas, colegios o el servicio público. Ese es el gran reto que ahora tenemos, que la gente vuelva a su vida sin el miedo por el virus.

¿Está el departamento preparado para la reapertura económica?

Ya tenemos una agenda de recuperación. Queremos que a Sucre se le declare zona especial para que haya unas medidas diferentes en los sectores comercial, empresarial e industrial, que nos permitan reactivar más rápido nuestra economía. Debemos estar a punto cuando se levante la cuarentena para poder seguir con las acciones. Ha sido bastante complejo trabajar con tanta presión social y con tanta rigurosidad de los órganos de control. Hemos hecho lo posible para cumplir con los requisitos, tratamos de ser muy cuidadosos con eso, pero nos genera una mayor dificultad tantos parámetros.

Usted firmó un millonario contrato de medios que fue muy criticado, pero al final se echó para atrás, ¿qué fue lo que pasó ahí?

Pienso que debe hacerse un trabajo de profilaxis judicial, que es de minimizar los riesgos. Hoy puede que las acciones sean celebradas, pero mañana estén ante los órganos de control. Esos procesos a veces caen en manos de funcionarios sensatos y en otras ocasiones no. Nosotros hicimos estudios juiciosos de mercado sobre las actividades de publicidad pedidas, y se adjudicó. Pensamos que era necesario en su momento para poder difundir todas las medidas que se habían tomado y hacer pedagogía, sobre todo en estos territorios donde hay poca difusión de internet. En esos sitios solo entra la televisión y la radio comunitaria. Nos demoramos porque lo estábamos planeado bien, pero tuvimos muchas dificultades cuando íbamos a darle inicio. Hubo denuncias y los órganos de control sacaron una circular que nos desestimulaba a hacer esas cosas. Entonces, como no habíamos firmado el acto de inicio, preferí persuadir al contratista para terminar todo por prevención, a pesar de que estábamos convencidos de que era necesario. A mí me daba pereza meterme a un escrutinio en momentos de tanta sensibilidad.

¿Cómo espera que esté Sucre para el fin de su mandato?

Quiero ser un agente de cambio que dinamice el territorio y que haga la política para jóvenes más ambiciosa que se haya hecho en la historia de este país. Vamos a focalizar nuestro presupuesto y nuestras acciones a la población joven, entre los 14 y 28 años. Quiero que me recuerden como la persona que transformó Sucre y le dio una mano a los muchachos.

Por Juan Sebastián Lombo / @JuanLombo/ jlombo@elespectador.com

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