Lo que dejó la Consulta Anticorrupción, según el CELAG

El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica considera que la legislación electoral establece un umbral muy alto en este tipo de convocatorias populares y advierte que el resultado implica un reto para el presidente Duque, ante la oposición que hizo su mentor, el expresidente Uribe.

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* Redacción Política
28 de agosto de 2018 - 01:32 p. m.
El presidente Duque al momento de votar la Consulta Anticorrupción, el pasado domingo.  / Presidencia
El presidente Duque al momento de votar la Consulta Anticorrupción, el pasado domingo. / Presidencia
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La lógica distinta de los plebiscitos, en los que se registran niveles de abstencionismo mucho mayores que los que se dan en elecciones de cargos públicos. El poco entusiasmo que los mecanismos de participación ciudadana despiertan entre los colombianos. El cansancio de la gente, citada a votar por cuarte vez desde marzo pasado. La falta de apoyo por parte del Gobierno, que jugó un juego doble, con el partido oficialista, el Centro Democrático, manejando un discurso ambiguo en torno a la convocatoria ciudadana.

Son las razones que plantea el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG),  del fracaso de la Consulta Anticorrupción realizada el pasado domingo en Colombia, que no alcanzó el umbral necesario para su aprobación, aunque sí obtuvo un valioso número de votos. En el análisis, se llama la atención en el sentido de que la legislación electoral definitivamente establece un umbral muy alto en comparación con los promedios de participación que suelen registrarse en el país y se recalca que la corrupción es uno de los tópicos que más preocupa a los colombianos, como lo expresan constantemente las encuestas, situándose en los primeros lugares entre las principales preocupaciones de la ciudadanía.

“Si bien las elecciones más recientes estuvieron bastante por encima del umbral necesario para esta consulta (en las legislativas de marzo sufragaron más de 17 millones de colombianos, mientras que en las presidenciales de mayo y junio superaron los 19 millones de personas en ambos casos), operaron varios factores que explican la abismal diferencia. En primer lugar, la lógica de plebiscitos es distinta y suele registrar niveles de abstencionismo mucho mayores, confirmándose una vez más el poco entusiasmo que los mecanismos de participación ciudadana despiertan entre los colombianos. En este sentido, basta recordar que en el plebiscito por la paz de 2016 triunfó el ‘No’ entre otras cuestiones por haber movilizado escasos 13 millones de votos, mientras que el referendo de 2003, promovido por Álvaro Uribe en su arribo a la Presidencia, no consiguió alcanzar el 25% de participación necesaria para 14 de sus 15 propuestas”, señala el documento.

Para el CELAG, institución dedicada a la investigación, estudio y análisis de los fenómenos políticos, económicos y sociales de América Latina, es claro que el Centro Democrático manejó un doble discurso.  “Si bien votó en forma unánime a favor de la Consulta en junio, durante la anterior legislatura y en plena campaña electoral, su postura cambió con posterioridad al triunfo de Iván Duque, manifestándose en contra de ésta por resultar ‘redundante’ con el paquete de reformas contra la corrupción que envió al Congreso el propio presidente”, indicó en su análisis.

Y en cuanto al primer mandatario, resalta que apoyó el mecanismo popular en todo momento, al menos públicamente, tanto en campaña como una vez electo. “Claro está que el presidente tenía un compromiso formal con la Consulta, puesto que se comprometió a apoyarla, más no se encargó de promoverla tal cual se había comprometido”. Y reseña que quien mejor expresa la ambivalencia en la que cayó el Centro Democrático es Álvaro Uribe, la figura más importante entre aquellos que se opusieron. “Uribe había apoyado la Consulta el 5 de junio, fecha en que votó a favor de ella en el Senado. Tal vez no sea un dato menor que en aquel momento su ‘ungido’ se encontrase aún en campaña, ya que coincidentemente el 8 de agosto y con Duque recién asumido, el expresidente cambió de parecer”.

“Queda claro que aquellos que apoyaron la Consulta son la oposición al nuevo gobierno, mientras que los uribistas, que acompañaron en un primer momento, se han desmarcado y opuesto a la misma, en línea con Uribe. En ese complejo escenario está Duque, corriendo el riesgo de no quedar del todo bien con los ajenos al tiempo que, desencantando a los propios, no habiéndose alineado con las bases uribistas cuando recién acaba de asumir y pudiendo reavivar de este modo las acusaciones de ‘santista’ que recibió en los inicios de su campaña. La oposición sabe a lo que juega y más allá de la derrota lo ha demostrado, haciendo frente común por un reclamo popular. Uribe y su tropa también han demostrado tener sus lineamientos claros boicoteando la Consulta una vez pasadas las elecciones presidenciales. ¿Sabrá Duque qué camino tomar a futuro o seguirá buscando quedar bien con Dios y con el Diablo?”, concluye el análisis del CELAG, que tuvo observadores en la jornada electoral del domingo.

Por * Redacción Política

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