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De izq. a der.: Dairen Jacome, comunidad Soto Zen; Muhammad Sadiuq, de la mezquita Al Reza; Carlos Moreno, director administrativo de la Iglesia Menonita; Alejandro Fayad, presidente de la Iglesia de Unificación; Francisco Duque, de la Iglesia Episcopal Anglicana; Juan Alberto Cardona, Iglesia Metodista; Jimmy Bula, Iglesia Vetero; Kosmas Correal, Patriarcado de Constantinopla. Abajo: Fernando Santana, Iglesia Apostólica Guadalupana; José Vicente Imbol, Iglesia Unificación; Luis Fernando Sanmiguel, Iglesia...
“Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su profesión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”. Esta garantía fundamental, consagrada en el artículo 19 de la Constitución, puso fin a 105 años de Estado confesional católico en Colombia. Aunque este derecho se venía afianzando décadas atrás, la Carta Política de 1991 lo hizo explícito y estableció una nueva senda de pluralidad religiosa.
En la actualidad, aunque el país sigue siendo mayoritariamente cristiano, incluyendo el catolicismo, el protestantismo histórico o las distintas confesiones ortodoxas o evangélicas, no cabe duda de que prevalece otro contexto religioso. De hecho, hoy existe un amplio diálogo entre los distintos credos, que reconocen el actuar de Dios en medio de todas las personas de fe, sin diferencias de denominación eclesial o espiritualidad. Es la libertad de cultos articulada en torno a la fraternidad y la cooperación.
Sin embargo, a pesar de la Constitución, del Estatuto de Libertad Religiosa (Ley 133 de 1994) o de la Ley Antidiscriminación (Ley 1482 de 2011), subsisten agresiones a personas o instituciones de fe y, sobre todo, la mayoría de líderes de distintos cultos creen que sí hay libertad, pero todavía no hay igualdad. “Hoy cualquier persona puede abrir un espacio para hablar de Dios, pero no existen las mismas opciones de los hermanos del catolicismo”, afirma Luis Fernando Sanmiguel, reverendo de la iglesia presbiteriana.
De todos modos, a partir de este lunes y hasta el 8 de julio, los principales líderes interreligiosos celebrarán los 25 años de la libertad de cultos en Colombia, que comenzará con un encuentro con el presidente Santos para ratificar su compromiso con la construcción de paz en un contexto incluyente. “Ya en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 quedó explicito el interés por garantizar la equidad religiosa”, resaltó Lorena Ríos, coordinadora de la Oficina de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior.
A propósito de esta conmemoración, El Espectador reunió a 14 líderes de distintas confesiones religiosas para conocer su visión acerca de los 25 años de libertad de cultos en Colombia. La opinión en común es de reconocimiento a los avances, pero también la convicción de que en el país la supremacía sigue del lado de la Iglesia católica. “Esos derechos de igualdad aún no se ven, pero esperamos que se materialicen en hechos reales de ecumenismo”, precisó Francisco Duque, obispo de la Iglesia Episcopal Anglicana.
“No ha terminado la persecución, de hecho ha disminuido muchísimo, y hoy podemos predicar, lo que constituye una bendición”, agregó Jimmy Bula, de la Iglesia Vetero Católica. “En el papel existe libertad de cultos, pero en la práctica falta mucho, empezando por difundir otros credos, que se conozcan en detalle sus principios”, indicó Alejandro Fayad, presidente de la Iglesia de Unificación, de origen coreano. En términos generales, prevalece el criterio de que hay otra situación, pero faltan estímulos a otros embajadores de amor y paz.
Kosmas Octavio Correal es presbítero del Patriarcado de Constantinopla o Iglesia Cristiana Ortodoxa. En cada comentario explica el legado de su fe desde el siglo IV de la era cristiana. “Con la Constitución de 1991 quedó muy bonito lo escrito, pero a la hora de la verdad falta mucho, pero el fracaso no es de la Carta, sino de los políticos. No tenemos las mismas prelaciones, ni en trabajo ni en seguridad, aún existen muchas trabas”, resaltó y lo secundaron otros partícipes del encuentro interreligioso.
En contraste, Marcos Peckel, director ejecutivo de las comunidades judías en Colombia, manifestó que desde los años 20 del siglo XX, cuando muchos judíos llegaron de Rumania, Polonia o Alemania, siempre fue respetado su culto y su identidad en Colombia, y por eso hoy forman parte integral de la sociedad. Algo similar expuso Dairen Jacome, monje budista de la comunidad Soto Zen, quien señaló que el reconocimiento de otras religiones ha sido un acierto, porque ha permitido la integración alrededor de la hermandad.
“La libertad de cultos ha sido una ventana que ha ayudado a unirnos para dar a conocer diferentes tradiciones místicas. Hoy podemos compartir saberes”, observó la madre Mahanandi Devi, de la Iglesia Vaishnava o Hare Krishna. A su vez, Muhammad Sadiuq, secretario de la mezquita Al Reza, del culto musulmán, añadió que hay aportes, pero prevalece mucha desinformación para entender que el islam es un modo de vida, de ética y de justicia, que comparte con los demás la adoración a un dios único.
Juan Alberto Cardona es obispo de la Iglesia Colombiana Metodista con un alto número de fieles en Colombia. Con mayor presencia en Antioquia y el Eje Cafetero, dejó claro que todos saben sobre la supremacía del catolicismo, pero exaltó como una bendición que hoy crezcan otras comunidades de fe. De cualquier modo, concluyó Luis Fernando Sanmiguel, presidente de la Corporación de Teusaquillo Territorio de Paz para el diálogo interreligioso, lo que se requiere ahora es seguir trabajando por la igualdad.
El Espectador consultó a la Iglesia católica sobre estas diversas opiniones y monseñor Pedro Mercado, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal, precisó que la libertad de cultos ha enriquecido a todos, aunque admitió que todavía hay mucho por hacer desde el Estado y también para incentivar un cambio cultural que le permita a la sociedad apreciar las diferencias religiosas. “No me gustan los monopolios”, resaltó Mercado, invitando a todos a trabajar por la reconciliación y la paz.
“Se debe aclarar que la Iglesia católica asumió la libertad religiosa mucho antes de 1991. Ya en el Concilio Vaticano II, en 1965, se había reconocido como un derecho fundamental de toda persona. Por eso no fue traumático. En la práctica hemos tenido una evolución progresiva de una Iglesia de Estado a una Iglesia de comunión, abierta al diálogo con las otras confesiones y corrientes espirituales”, puntualizó monseñor Mercado para reconocer los cambios que se han visto en el país en los últimos 25 años.
En síntesis, para los líderes de la Iglesia Menonita de Colombia, la Iglesia Apostólica Guadalupana, el Consejo de Ancianos Mancomunidad de la América India Solar, la Tradición Maya, el Fogón de las Abuelas Quinua Nativa o la Iglesia Tenrikyo Colombia, entre otras, que hoy participan en la Corporación de Teusaquillo Territorio de Paz, los 25 años de la libertad de cultos, consagrada en la Constitución de 1991, se deben celebrar, pues representa un estímulo a la pluralidad, la paz y la oración.
Por eso, este martes, la mayoría de estos líderes estarán en el segundo encuentro internacional de entidades y organizaciones del sector religioso 2016, encaminado a evaluar de qué manera se puede trabajar conjuntamente en la construcción de paz territorial. Una instancia de participación que será complementada con la creación de una red nacional de mujeres de fe y el capítulo Bogotá para los jóvenes interreligiosos, en la búsqueda de un propósito común inspirado en el espíritu del Dios de la vida.
“El sector religioso es fundamental en la construcción del tejido social, y su acompañamiento en el proceso de consecución de paz será fortalecido desde el Ministerio del Interior”, puntualizó Lorena Ríos. Se trata de dejar atrás un legado de Estado confesional que retardó muchos avances en Colombia, como lo referenció Laura Muñoz, directora de El Medio Comunica, que integra este plataforma de líderes y recordó que desde 1853 la libertad religiosa ya existía, hasta que la Constitución de 1886 la volvió letra muerta.
Por lo pronto, en el ánimo de que la libertad e igualdad religiosa en Colombia siga creciendo también en gestos de Estado, a través de un decreto el Gobierno optó por declarar el día 4 de julio como fecha de celebración de la libertad e igualdad religiosa en el país. El objetivo es que esta norma permita que el Ministerio del Interior coordine con las entidades territoriales la fomra de aplicarlo extensiva en acciones que fortalezcan el diálogo interreligioso y la igualdad entre todas las confesiones.
jecardona@elespectador.com, cgonzalez@elespectador.com