Hagamos un balance de la legislatura y su presidencia ¿qué se aprobó y qué quedó por fuera?
Se recorrió el país a lo largo y ancho, exponiendo proyectos tan difíciles como regalías, tan debatidos como anticorrupción, tan complejos como el código contencioso administrativo, porque hubo quienes dijeron que no éramos capaces de hacer códigos y demostramos que sí. También evacuamos temas como las facultades extraordinarias, que estoy seguro que el Presidente va a hacer un buen uso de ellas. Mire el proyecto de seguridad ciudadana, nacido de los consejos de seguridad que el ejecutivo hizo en Antioquia para combatir la delincuencia urbana, o el proyecto de inteligencia militar. También sacamos iniciativas como Ordenamiento Territorial, que lleva mucho tiempo discutiéndose y finalmente se aprobó, pero también hubo una agenda de los propios congresistas, que pensaron en los subsidios a los estratos 1, 2 y 3, que estaban a punto de vencerse, y fue un congresista quien la sacó adelante. El estatuto al consumidor, la licencia de maternidad. Hubo cosas importantes como los impedimentos, que son un tema que vamos a tener que consensuar. Por lo menos en materia legislativa eso se superó por iniciativa de un representante. Ya no hay impedimentos legislativos y por eso sacamos regalías, pero también deben discutirse para proyectos estatutarios. Dos de los pás importantes fueron La ley de Víctimas y sostenibilidad fiscal.
¿Cuál fue el Secreto de la eficiencia de este Congreso?
Las reuniones de Unidad Nacional, que se inventó Santos, han sido muy interesantes, porque es poner a discutir a los presidentes de los partidos con los ministros y los presidentes de Senado y Cámara. A partir de ahí se hicieron los planes de trabajo, que arrancaron con los temas que ellos consideraron para unir las plataformas de sus campañas. Entonces la mesa empezó a planificar. Paralelamente a la construcción de la agenda de Unidad Nacional, yo iba construyendo el cronograma de trabajo participativo con los voceros de los partidos. En estas dos legislaturas que llevamos del Gobierno Santos hubo mucho diálogo con las mesas directivas de las comisiones legales y con los ponentes de los proyectos. Creo que al hacer ese cronograma con ellos se permitió medir los tiempos para que los proyectos surtieran su trámite. En la medida en que avanzábamos íbamos haciendo cronograma, permitiendo que las comisiones constitucionales trabajaran para que surtieran la plenaria de temas. Y hoy se cumplió el 100% de la agenda de Unidad Nacional. Uno de los secretos fue que durante mi presidencia no se atropellaron decisiones, los proyectos salieron siempre bien trabajados, ninguno salió igual a como entró y fue fruto de la discusión, las audiencias públicas y las herramientas de debate.
¿Entonces usted dice que el éxito se debió a la Mesa de unidad?
En parte sí, pero también por los buenos ministros de Santos. Por ejemplo, los proyectos de ley de la salud y primer empleo, que fueron sacados por el ministro. Nunca antes un ministro de Protección social había asistido a una plenaria y esta vez se logró. Sin duda el equipo del presidente es de altísimo nivel. Tamibién estuvo el ministro de Hacienda, que va a ser una de las figuras más importantes del Partido Conservador en los próximos años. Ver a Juan Camilo Restrepo liderando el tema de tierras. Reconocer el trabajo de Germán Vargas Lleras, quien hizo una gran labor de enlace. La ministra de Vivienda, que se lució en el proyecto de vivienda. Todo se logró por un gran liderazgo del Presidente Santos y porque la Cámara y el Senado asumimos el reto de respaldar esta agenda de Unidad Nacional. Hay que hacer un reconocimiento a los partidos que trabajaron, y no sólo los de la Unidad, también al PIN, el Partido Verde, al Polo, al Mira y a las minorías étnicas. Esta fue una mesa directiva garantista que permitió a todos hablar. Terminamos la legislatura el jueves cuando termina el lunes.
¿Cuántos proyectos se aprobaron?
En plenaria se aprobaron 65, en 71 sesiones que se realizaron. Aquí se sesionó como nunca antes. Lunes incluso. Nunca se levantó una plenaria por falta de Quórum. Hubo voluntad total de todos las partidos para sacar adelante la agenda. Proyectos de origen gubernamental hubo 50 y presentados por los congresistas 43. Los que se hundieron por vencimiento de términos fue porque no tuvieron dolientes.
¿Cuáles fueron los proyectos más difíciles?
En regalías fue muy duro porque los congresistas de esta corporación representan intereses de sus regiones y no fue fácil que aceptaran que les quitaran recursos. A nadie le gusta que le quiten plata y es difícil que entiendan que hay que ahorrar. Tuve que reunir a los 36 representantes de regiones productoras con el presidente Santos para que aceptaran votar el proyecto. Eso estuvo muy bien manejado por los ministros de Hacienda y Minas.
Lo de víctimas también fue muy bravo. Los debates sobre quiénes son víctimas, la fecha, las entidades, fue agotador. Hubo una confrontación muy dura entre los partidos. El Conservador tuvo que retirar su proyecto de víctimas.
Anticorrupción también fue de los difíciles porque despertó mucha polémica, se escribió muchas cosas sobre el proyecto, pero se mejoró en Cámara. Hubo un episodio muy simpático y fue en lo que tuvo que ver con el Lobby, que a mi juicio era un punto de honor del ministro Vargas, y no hubo forma. El ministro tratando de hacer lobby con las bancadas para conformar la votación y eso empeoraba cada vez más, hasta que tuvo que aceptar la derrota.
Sostenibilidad fiscal también fue bravo por lo que se van a perder derechos fundamentales.
Una de las críticas que se han hecho a este Congreso es la falta de control político.
Se hicieron 12 debates de control político, casi todos de la oposición, pero tienen razón, creo que faltó. Aunque eso tiene una explicación y es que este es el primer año del presidente Santos. Todavía no hay ejecución de políticas. Creo que a Simón Gaviria le va a tocar hacer esos debates. Este primer año es el de la luna de mil y nosotros ya le entregamos todas las herramientas jurídicas para que eche a andar sus locomotoras. El presidente tiene todas las herramientas que nos pidió, ahora que gobierne. Confiamos en que mostrará los resultados de la prosperidad democrática, y ahí vendrán los debates de control político.
¿Qué se quedó por fuera?
Nada. Lo que no se aprobó fue porque no tuvo dolientes. Entregamos unas comisiones descongestionadas y listas para la nueva legislatura. Estamos con la tranquilidad del deber cumplido.
¿Cuál fue la clave de su presidencia?
Una de las claves fue la ley 1318 de 2009 que nos eximió de funciones administrativas. Por eso se pudo entregar un salón elíptico remodelado y modernizado, al nivel de los más importantes parlamentos de Latinoamérica; una sala de prensa organizada, las comisiones que faltaban por acondicionar, el parque automotor. Ya hay un inventario real de eso. Gracias a esa ley nosotros pudimos dedicarnos a lo que vinimos, a legislar. Eso me ayudó mucho.
Se viene la reforma a la justicia… Yo tengo claro que eso o lo hacemos en un gran consenso con las altas cortes o no veo como eso vaya a salir. Esta Cámara de Representantes y esta mesa directiva tiene un gran respeto por las decisiones judiciales y por eso siempre que hemos estado en la comisión interinstitucional, hemos dicho que no atropellen un proyecto de ley. Hágalo conciliado con las altas cortes para que el congreso, las cortes y el Gobierno lleguemos a un acuerdo y saquemos es importante proyecto adelante. Por ejemplo, la comisión de acusación, eso va a tener que ir dentro de esa reforma para que la comisión quede a la medida de lo que pide el país.
Se vienen las elecciones. ¿Cómo va el pulso en Antioquia entre los sectores de Ramos y el de Valencia Cossio?
Yo no he pertenecido ni al equipo del gobernador Luis Alfredo Ramos, ni al de Valencia Cossio, ni al de Óscar Suárez. Pertenezco al sector de Manuel Ramiro Velásquez, que es el progresismo. Por lo tanto no construyo mis campañas desacreditando a los demás. Respeto la dinámica de Ramos, Valencia, Genaro Pérez y Óscar Suárez, pero yo busco temas de Unidad. La Consulta Interna la ganó Álvaro Vásquez, aunque hay una comisión estudiando las denuncia que
El Colombiano ha hecho sobre acciones irregulares en el Ideas. Creo que lo responsable es esperar a que esa comisión se pronuncie, y que el directorio Nacional determine si le da o no el aval. Si se lo dan es el candidato oficial del partido.
Ha sido un año difícil para el partido, muchos escándalos por corrupción y ahora que se acercan las elecciones no tienen candidatos fuertes en las principales ciudades del país. ¿Qué piensa al respecto?
En Antioquia hace siete meses se planteó que el partido iba en alianza con la U para gobernación y alcaldía, por eso no sacamos candidato a esta última. Estábamos respetando la alianza que decía que la U apoyaba al Partido en Gobernación y nosotros hacíamos lo mismo para alcaldía. Pero ese acuerdo se volvió trizas. La U sacó candidato a gobernación y nosotros nos quedamos sin candidato para la alcaldía. Ahí hubo unos errores de cálculo de todos. Falló Fabio, Luis Alfredo, Genaro y nosotros. Sacar un candidato a cuatro meses para elecciones, con esas locomotoras electorales que hay, es muy difícil. Por eso aceptamos uno de alianza y estamos esperando a ver qué pasa con nuestro candidato a la Gobernación.
¿Y frente a las consultas internas qué posición tiene?
Yo comparto la posición del ministro Vargas. Eso no es serio. No tienen porque hacerse esas consultas, porque por ejemplo en un pueblo quienes terminan eligiendo el candidato del partido no son militantes de nuestra colectividad. Los movimientos se tienen que organizar y no se puede desgastar a los municipios con esas consultas que son decisiones que deberían ser tomadas por el partido.
¿Y los avales?
Los avales se volvieron un mercado persa muy bravo. Los partidos ven que hay una pelea en un pueblo y guardan el aval y al que perdió otro partido se lo da para que se lance. Algo habrá que hacer pero ese tema está muy complejo. No se respetan encuestas, ni doctrinas, ni nada. Y muchos congresistas terminan dando avales en sus regiones y eso no debería ser así. El partido debería saber cuáles son sus mejores hombres y mujeres y esos deberían ser quienes se lancen a las elecciones.