Los efectos del revolcón ministerial

“La Unidad Nacional hace aguas”, dictaminó el director del Partido Liberal, Horacio Serpa Uribe, quien argumentó que el liberalismo había salido damnificado del replanteamiento ministerial. Por lo que convocó a una reunión urgente para estudiar las relaciones entre la colectividad y el Gobierno.

La molestia de fondo, y lo dejó claro el senador Serpa, es el vicepresidente Germán Vargas Lleras. “Si sigue presentándose una serie de privilegios para determinados sectores políticos, si sigue patrocinándose desde la Casa de Nariño una candidatura presidencial, nosotros tenemos que tomar definiciones”, señaló el veterano parlamentario. Una molestia que no sólo se siente en la colectividad del trapo rojo, sino también en el partido del propio presidente Santos. La protesta la sentó el hasta ayer copresidente de la U, Roy Barreras.

El dirigente vallecaucano expuso ayer su carta de renuncia irrevocable a la dirección del partido. Y aunque argumentó que lo hace para dedicarse de tiempo completo a las labores encargadas por el mandatario en el equipo negociador de paz, aprovechó para lanzar su dardo envenenado: “La más reciente coyuntura ha dejado en los partidos una gran sensación de incertidumbre. La vieja Unidad Nacional que en los últimos años parece haber servido para concentrar el poder alrededor del señor vicepresidente, ha dejado en la práctica de existir”.

Pero las diferencias no sólo se han dado en los partidos del Gobierno, en el Polo Democrático, por ejemplo, la recién nombrada ministra de Trabajo, Clara López Obregón, ha tenido que renunciar a su cargo como presidenta de la colectividad. Y algunos de sus copartidarios la acusan de tomar decisiones personalistas que no implican al partido como tal. Algo similar ocurrió en los verdes. La senadora Claudia López sostuvo que el exgobernador Jorge Londoño asume su cargo como ministro de Justicia en calidad personal, y que el partido seguirá manteniendo una postura de oposición al gobierno Santos.

“La Unidad Nacional hace aguas”, dictaminó el director del Partido Liberal, Horacio Serpa Uribe, quien argumentó que el liberalismo había salido damnificado del replanteamiento ministerial. Por lo que convocó a una reunión urgente para estudiar las relaciones entre la colectividad y el Gobierno.

La molestia de fondo, y lo dejó claro el senador Serpa, es el vicepresidente Germán Vargas Lleras. “Si sigue presentándose una serie de privilegios para determinados sectores políticos, si sigue patrocinándose desde la Casa de Nariño una candidatura presidencial, nosotros tenemos que tomar definiciones”, señaló el veterano parlamentario. Una molestia que no sólo se siente en la colectividad del trapo rojo, sino también en el partido del propio presidente Santos. La protesta la sentó el hasta ayer copresidente de la U, Roy Barreras.

El dirigente vallecaucano expuso ayer su carta de renuncia irrevocable a la dirección del partido. Y aunque argumentó que lo hace para dedicarse de tiempo completo a las labores encargadas por el mandatario en el equipo negociador de paz, aprovechó para lanzar su dardo envenenado: “La más reciente coyuntura ha dejado en los partidos una gran sensación de incertidumbre. La vieja Unidad Nacional que en los últimos años parece haber servido para concentrar el poder alrededor del señor vicepresidente, ha dejado en la práctica de existir”.

Pero las diferencias no sólo se han dado en los partidos del Gobierno, en el Polo Democrático, por ejemplo, la recién nombrada ministra de Trabajo, Clara López Obregón, ha tenido que renunciar a su cargo como presidenta de la colectividad. Y algunos de sus copartidarios la acusan de tomar decisiones personalistas que no implican al partido como tal. Algo similar ocurrió en los verdes. La senadora Claudia López sostuvo que el exgobernador Jorge Londoño asume su cargo como ministro de Justicia en calidad personal, y que el partido seguirá manteniendo una postura de oposición al gobierno Santos.