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Los perdedores con el no al plebiscito

El presidente Santos, el Partido Liberal y sus representantes en el Gobierno, como el ministro de Interior, Juan Fernando Cristo; el del Posconflicto, Rafael Pardo y el expresidente César Gaviria fueron derrotados.

Redacción política

03 de octubre de 2016 - 06:43 p. m.
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Conocida la derrota del plebiscito que buscaba refrendar los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno y las Farc en La Habana (Cuba), en el país se escuchan voces que llaman al diálogo y a perseverar en la paz. Pero también es el momento de hacer un corte de cuentas. Así como el Centro Democrático se hizo oír en las urnas, hay conclusiones que golpean el ajedrez político dejando evidentes derrotados. El Espectador les presenta las caras de los perdedores.

Presidente Juan Manuel Santos

Sin duda la principal apuesta del presidente Juan Manuel Santos, por la cual se jugó todo su capital político, es la salida negociada del conflicto con las Farc. Lo logró ganando tres elecciones, la reelección, las de Congreso con las que mantuvo fuerte a la Unidad Nacional y las regionales donde barrieron al uribismo. Hubo exceso de confianza y para la refrendación del plebiscito el Centro Democrático demostró que es una fuerza política sólida.

Uno de los temas de los que hablan analistas es de la denominada “arrogancia de la paz”. La reconciliación no era solo necesaria con las Farc, en el país la polarización se hacía más evidente y las posiciones cada vez más radicales. Los del No, se negaban a dar un paso atrás y, por otro lado, el Gobierno Santos se veía afectado por temas como la reforma tributaria, la crisis económica, la corrupción, y el concepto de familia, que quedó demostrado es un tema que genera posiciones radicales. La suma de estos factores marcó la diferencia y finalmente la negociación está ahora pendiente de una reconciliación nacional.

El expresidente César Gaviria

Pasó de ser el salvador de la reelección del presidente Juan Manuel Santos al protagonista de la derrota del plebiscito por la paz. Nadie duda de la capacidad política de Gaviria, pero en la campaña por la paz, su premisa fue la pelea. Más allá de la explicación de lo negociado, casó peleas con los expresidente Uribe y Andrés Pastrana.

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Además, su llegada a la campaña generó enfrentamientos con los diferentes partidos de la Unidad Nacional que no aceptaron su jefatura de debate. Así, Gaviria, como jefe de debate de la paz se volvió el objetivo de ataque de los que promovían su misma propuesta, el sí.

El Partido Liberal

Si había un partido metido en la paz era el Liberal. El ministro Juan Fernando Cristo, autor de la Ley de Víctimas, no pudo coordinar los partidos del Gobierno para enfocar el mensaje de la paz y no pudo influir en el resultado en Norte de Santander, ni en Cúcuta, de donde es originario y ganó el no. El ministro del posconflicto Rafael  Pardo, pese a las giras por el país, no tuvo el carisma para mover la paz. Alan Jara, que salió de la Gobernación del Meta a la Unidad de Víctimas recibió una paliza en este departamento y el codirector Horacio Serpa perdió en Santander. 

Finalmente, el jefe negociador, Humberto de la Calle, también de la colectividad, fue quien llevó la peor parte después de cuatro años de negociación. Él asumió el golpe político y con altura presentó la renuncia, desde diferentes sectores reconocieron su labor y le pidieron que se quedara, el presidente Juan Manuel Santos no le aceptó la petición y lo nombró para la negociación, esta vez, con el Centro Democrático.

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Las encuestas y los medios

La confianza del país y del Gobierno en que ganaría el sí al plebiscito se dio en gran medida a que las encuestas que fueron publicadas días antes de la elección diagnosticaban un triunfo del sí y olvidaron la frase popular de: “seguro mató confianza”.

Los medios del país en su mayoría se la jugaron por la paz, la promovieron, sus editoriales, portadas y transmisiones apoyaban la negociación. Queda en entredicho la capacidad de influenciar al elector.

Gina Parody y el gabinete

La ministra de Educación dejó su cargo de forma temporal para hacer campaña por el sí. Pero lo hizo en una coyuntura compleja. Colombia es un país de costumbres tradicionales y Parody resultó, sin proponérselo, enfrentando la responsabilidad de supuestamente promover las familias “diversas”, no compuestas por un hombre y una mujer. Asunto que no debería influir en la votación de la paz, pero que desde la oposición señalaban que en La Habana se había negociado la ideología de género y la familia.

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En esta ocasión, la Corte Constitucional dio vía libre a que los funcionarios de Gobierno hicieran campaña. No valió el presupuesto, la inauguración de obras y las promesas de inversión. Finalmente, el resultado demostrar algo que saben desde la Casa de Nariño, el gabinete no tiene sintonía con los ciudadanos.

La Unidad Nacional

Quedó demostrado que sin reelección la Unidad Nacional, compuesta por el liberalismo, el Partido de La U y Cambio Radical, tiene los días contados. Aunque la prioridad era la paz, cada partido trató de hacer su campaña sin trabajar de forma conjunta, teniendo como mira, no el plebiscito, sino las próximas elecciones presidenciales.

Cambio Radical peleaba con el liberalismo. En la U trataba de ganar protagonismo, en especial los senadores Roy Barreras, Armando Benedetti y el presidente del Congreso Mauricio Lizcano. Los liberales también hacían campaña por su lado. No hubo forma de coordinar esfuerzos por la paz y finalmente dejaron en evidencia que sus pretensiones estaban más allá de la votación del plebiscito del primero de octubre.

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Por Redacción política

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