Manual para enfrentar el abuso sexual

Sin duda, uno de los escándalos que más le ha costado a la imagen de la Iglesia católica es el abuso sexual infantil por parte de sacerdotes. Por eso, el Vaticano hizo el llamado para erradicar la “ley del silencio” y, en respuesta, la Conferencia Episcopal Colombiana, en su Asamblea Plenaria que se realiza en Bogotá, anunció que les entregará a los obispos del país una especie de manual guiándolos para obrar en estas situaciones y que no terminen siendo cómplices de los violadores.

“Nosotros hemos tenido claro desde que se empezaron a destapar los abusos que no nos podemos hacer cómplices, sino hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que los casos sean denunciados y se lleven a la justicia. No se puede encubrir esto, así como no se puede encubrir a un asesino o a un desfalcador”, dijo monseñor Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal.

El religioso reveló que debido a la complejidad del tema fue organizado un documento al que se le hicieron algunos ajustes siguiendo directrices de la Santa Sede. En el texto se explica cómo proceder cuando se presente un abuso. El ‘manual’ o ‘directorio’, que será entregado por la Conferencia Episcopal, hace énfasis en el proceso previo a la ordenación de los sacerdotes, donde se invita a tener “ojo muy certero” sobre la vida sexual del candidato al ministerio católico.

Monseñor aclaró que si bien entiende que los abusos deben ser vistos por la justicia civil, también se les indicará a los religiosos tener en cuenta la justicia eclesiástica, por lo cual, en caso de presentarse algún caso, éste deberá ser llevado a la Santa Sede, donde se le da un tratamiento específico de acuerdo con el derecho canónico, que es el que rige a la Iglesia.

Salazar confesó también que acaban de mandar un posible caso de abuso sexual al Vaticano, pero sin publicidad, porque “no tiene sentido cacarear” cada vez que haya alguna sospecha. Y contó que precisamente en este momento en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana, se ha organizado un foro para tratar de ilustrar sobre la forma como hay que tratar a las víctimas de los abusos sexuales desde el punto de vista psicológico y moral: “Es necesario que la Iglesia también tome conciencia de cómo podemos aportar para la rehabilitación de las víctimas en estos casos”, señaló.

El alto prelado de la Iglesia católica sostuvo que a raíz de la problemática, en todos los seminarios del país se prestan asesorías psicológicas para que la persona que sienta que Dios la llama pueda hacer un proceso de disentimiento de su vida sexual y pueda darse cuenta si es apto o no. Y en cuanto a las diferencias sexuales, Salazar criticó que en la capital de la República, el alcalde Gustavo Petro esté promoviendo avisos con el mensaje “en Bogotá podemos ser gay”, porque, según enfatizó, una cosa es que promueva el respeto a la población LGTB y otra es que “invite a probar”.

Precisamente ayer en el Vaticano, en el marco de un simposio organizado para afrontar los escándalos de clérigos pederastas, se concluyó que los casos de abuso sexual a menores han costado ya en el mundo más de US$2.000 millones y que han tenido “profundas consecuencias negativas” para la Iglesia católica, “cuyo corazón han perforado”.

Sin duda, uno de los escándalos que más le ha costado a la imagen de la Iglesia católica es el abuso sexual infantil por parte de sacerdotes. Por eso, el Vaticano hizo el llamado para erradicar la “ley del silencio” y, en respuesta, la Conferencia Episcopal Colombiana, en su Asamblea Plenaria que se realiza en Bogotá, anunció que les entregará a los obispos del país una especie de manual guiándolos para obrar en estas situaciones y que no terminen siendo cómplices de los violadores.

“Nosotros hemos tenido claro desde que se empezaron a destapar los abusos que no nos podemos hacer cómplices, sino hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que los casos sean denunciados y se lleven a la justicia. No se puede encubrir esto, así como no se puede encubrir a un asesino o a un desfalcador”, dijo monseñor Rubén Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal.

El religioso reveló que debido a la complejidad del tema fue organizado un documento al que se le hicieron algunos ajustes siguiendo directrices de la Santa Sede. En el texto se explica cómo proceder cuando se presente un abuso. El ‘manual’ o ‘directorio’, que será entregado por la Conferencia Episcopal, hace énfasis en el proceso previo a la ordenación de los sacerdotes, donde se invita a tener “ojo muy certero” sobre la vida sexual del candidato al ministerio católico.

Monseñor aclaró que si bien entiende que los abusos deben ser vistos por la justicia civil, también se les indicará a los religiosos tener en cuenta la justicia eclesiástica, por lo cual, en caso de presentarse algún caso, éste deberá ser llevado a la Santa Sede, donde se le da un tratamiento específico de acuerdo con el derecho canónico, que es el que rige a la Iglesia.

Salazar confesó también que acaban de mandar un posible caso de abuso sexual al Vaticano, pero sin publicidad, porque “no tiene sentido cacarear” cada vez que haya alguna sospecha. Y contó que precisamente en este momento en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana, se ha organizado un foro para tratar de ilustrar sobre la forma como hay que tratar a las víctimas de los abusos sexuales desde el punto de vista psicológico y moral: “Es necesario que la Iglesia también tome conciencia de cómo podemos aportar para la rehabilitación de las víctimas en estos casos”, señaló.

El alto prelado de la Iglesia católica sostuvo que a raíz de la problemática, en todos los seminarios del país se prestan asesorías psicológicas para que la persona que sienta que Dios la llama pueda hacer un proceso de disentimiento de su vida sexual y pueda darse cuenta si es apto o no. Y en cuanto a las diferencias sexuales, Salazar criticó que en la capital de la República, el alcalde Gustavo Petro esté promoviendo avisos con el mensaje “en Bogotá podemos ser gay”, porque, según enfatizó, una cosa es que promueva el respeto a la población LGTB y otra es que “invite a probar”.

Precisamente ayer en el Vaticano, en el marco de un simposio organizado para afrontar los escándalos de clérigos pederastas, se concluyó que los casos de abuso sexual a menores han costado ya en el mundo más de US$2.000 millones y que han tenido “profundas consecuencias negativas” para la Iglesia católica, “cuyo corazón han perforado”.