Matemática política: las cuentas de los candidatos

Los últimos días dentro de las campañas presidenciales han sido como el regreso al colegio. Los aspirantes a la Casa de Nariño están dedicados a la lógica matemática. Suman, restan, multiplican y dividen buscando la cifra que les asegure el triunfo, que muy posiblemente sea un cupo para la segunda vuelta. Y aunque en los discursos todos dicen ganar porque el papel aguanta todo, la aritmética enseña que, en cuestión de elección, solo dos van a celebrar. Los resultados de las elecciones legislativas del 11 de marzo, que incluyeron las consultas de la izquierda y la derecha, y las fotografías que arrojaron las encuestas a lo largo del último mes, son la cifra base con la que las campañas hacen sus cálculos. A grandes rasgos, las cosas estarían así: en primer lugar, el candidato del Centro Democrático, Iván Duque, conseguiría la votación más alta, pero no le daría para ganar en primera vuelta; en segundo puesto estaría Gustavo Petro; el tercer lugar se lo pelean Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras; y en el último lugar quedaría Humberto de la Calle.

Para revertir este panorama, los candidatos han trabajado a fondo en la consecución de adhesiones y alianzas, que giran en torno a promesas y compromisos con temas neurálgicos en los sectores del llamado voto de estructura, vulgarmente conocido como “maquinaria”. Y, al tiempo, han tenido que luchar con sus “descaches”, reacciones súbitas, presiones y las tradicionales “metidas de pata”. Por eso, en la elección de hoy quedará claro cuánto es el voto de opinión y cuánto el de maquinaria. Además de los candidatos, está en juego la suerte de las casas encuestadoras y del mismo sistema electoral colombiano.

Por los lados del Centro Democrático, en sus huestes están seguros del triunfo de Duque. Incluso, los más optimistas aseguran que será con la suficiente ventaja como para no convocar a una segunda vuelta y le ponen 8’400.000 votos, mientras los moderados piensan que los apoyos rondarán los 6’000.000. Sus cálculos se basan en que, en la consulta de marzo, Duque alcanzó 4’032.736, a los que les suman 1’200.000 que obtuvo Marta Lucía Ramírez, su fórmula vicepresidencial, más los que pongan sectores de la U, de los partidos Liberal y Conservador, el Mira, Colombia Justa-Libres, otros sectores cristianos independientes y el llamado “voto útil”, silencioso o el que proviene del síndrome del “carro ganador”.

Otras son las cuentas que hacen en la campaña de Gustavo Petro, donde aseguran que la participación electoral aumentará en relación con las elecciones al Congreso, en las que sufragaron casi 18’000.000 de colombianos. En la Colombia Humana calculan que esta vez van a participar 19’500.000 personas y que la votación a favor del exalcalde de Bogotá se ubicará entre 4’500.000 y 5’000.000. En consecuencia, imaginan que Duque les sacará una ventaja de un millón de votos; que en tercer puesto se ubicará Vargas Lleras, en cuarto lugar Fajardo y, finalmente, De la Calle. Esperan ganar en plazas como Bogotá, la Costa Caribe y la región Pacífica, y están a la expectativa por su desempeño en el Eje Cafetero y Antioquia.

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Dentro de la Coalición Colombia de Sergio Fajardo, la esperanza está puesta en lo que han denominado como “la remontada”, que se basa en que es el único candidato que subió en las últimas encuestas divulgadas la semana pasada, en vez de bajar. Aun así, son conscientes de que la disputa por el segundo puesto está reñida, pero prevén que la pelea es entre ellos y Petro. Un cálculo más preciso se tiene en la votación que se dará en Bogotá, en la que dicen que tanto Duque, como Petro y Fajardo, estarán sobre el millón de votos, con diferencias entre los 50.000 y 100.000 apoyos. En plata blanca, calculan que la votación por el candidato de la Coalición Colombia oscilará entre 3’500.000 y 4’500.000 sufragios.

En la sede de campaña de Germán Vargas Lleras, las encuestas de opinión no son para ellos un referente y están convencidos de que el exvicepresidente será quien pase a la segunda vuelta para disputarse la Presidencia con Duque. En su análisis, aseguran que el miedo a Petro jugará a su favor y que un porcentaje importante de los votos de la consulta uribista pertenecen a sus estructuras electorales. Por eso, piensan que Vargas Lleras obtendrá una votación entre 3’800.000 (los más pesimistas) y 4’800.000 (los más optimistas), y que la mayoría de esos respaldos los aportaría Cambio Radical, que estaría alrededor de 1’800.000, mientras que el resto vendrá de la U, que pondría 1’000.000; los conservadores, que sumarían 600.000; los liberales, con 500.000, y los cristianos, Opción Ciudadana y votos de opinión, 600.000.

El Partido Liberal, por su parte, da por descontada su derrota y coincide con la cifra que le auguran desde otros sectores en torno a la candidatura de Humberto de la Calle. Los más pesimistas piensan que sus votos estarán entre 800.000 y 1’000.000 y que, en el mejor de los casos, logrará 1’300.000. En este contexto, la colectividad está apostando a que sus votos sean definitivos para coronar presidente a uno de los dos candidatos que pasen a segunda vuelta. Pero aquí es claro que se presentará una ruptura entre los votos de los parlamentarios (la maquinaria) y las bases de la colectividad. Los primeros buscarían llegar a un acuerdo con Duque y los segundos se irían con Petro o el que se enfrente al uribismo. Por eso, un grupo de parlamentarios ya tiene una cita para reunirse, entre el lunes y el jueves de la próxima semana, con la campaña uribista.

Ahora bien, para todas las campañas es claro que habrá segunda vuelta y que los casi 20 días para llegar a ella, a partir de mañana, estarán dedicados a perfeccionar las alianzas perfectas que inclinen la balanza. De allí que en el mundo político se haya acuñado la frase de que la verdadera encuesta es la de hoy, la del resultado en las urnas. Con los votos debajo del brazo se inicia una nueva ronda de negociaciones para ver quién suma más apoyos. En este contexto, todos dan como seguro que el candidato del uribismo llegará a la segunda vuelta, por lo que la pelea por el segundo lugar la están dando las campañas de Petro, Fajardo y Vargas Lleras. Y de cuál de los tres sea el que pase, dependerá en gran parte el escenario de las alianzas.

La suerte ya está echada. Los candidatos esperarán junto a sus fieles el conteo regresivo para que, después de las 4:00 de la tarde, cuando se cierren las urnas, la Registraduría empiece a soltar a cuentagotas sus boletines electorales. De la velocidad con que estos sean presentados dependerá el éxito de su gestión. Pero no solo con la diligencia con que se entreguen los resultados se pone a prueba el sistema electoral, también estarán los reflectores puestos sobre las denuncias de fraude y, sobre todo, en el porcentaje de participación de la ciudadanía. Están habilitadas para votar más de 36 millones de personas. En las elecciones de marzo lo hicieron casi 18 millones y los analistas coinciden en que hoy aumentará la participación y bajará la abstención.

Al mismo tiempo, esperarán los resultados con ansias las firmas encuestadoras, que vienen de ser las mayores derrotadas en el plebiscito refrendatorio del Acuerdo de Paz de octubre de 2016. En este, todas proyectaron el triunfo del Sí con amplia ventaja. Y finalmente, los analistas políticos esperarán los resultados para poder determinar cuál fue el peso de las maquinarias políticas en la decisión presidencial. El resultado de esta ecuación podría ser determinante en el cabeza a cabeza que se ve venir por el segundo puesto, pues algunos expertos vaticinan que lo que se va a presentar es un auténtico voto finish entre Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras. Falta ver si en el mundo de la política se aplican los principios de la aritmética.

Los últimos días dentro de las campañas presidenciales han sido como el regreso al colegio. Los aspirantes a la Casa de Nariño están dedicados a la lógica matemática. Suman, restan, multiplican y dividen buscando la cifra que les asegure el triunfo, que muy posiblemente sea un cupo para la segunda vuelta. Y aunque en los discursos todos dicen ganar porque el papel aguanta todo, la aritmética enseña que, en cuestión de elección, solo dos van a celebrar. Los resultados de las elecciones legislativas del 11 de marzo, que incluyeron las consultas de la izquierda y la derecha, y las fotografías que arrojaron las encuestas a lo largo del último mes, son la cifra base con la que las campañas hacen sus cálculos. A grandes rasgos, las cosas estarían así: en primer lugar, el candidato del Centro Democrático, Iván Duque, conseguiría la votación más alta, pero no le daría para ganar en primera vuelta; en segundo puesto estaría Gustavo Petro; el tercer lugar se lo pelean Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras; y en el último lugar quedaría Humberto de la Calle.

Para revertir este panorama, los candidatos han trabajado a fondo en la consecución de adhesiones y alianzas, que giran en torno a promesas y compromisos con temas neurálgicos en los sectores del llamado voto de estructura, vulgarmente conocido como “maquinaria”. Y, al tiempo, han tenido que luchar con sus “descaches”, reacciones súbitas, presiones y las tradicionales “metidas de pata”. Por eso, en la elección de hoy quedará claro cuánto es el voto de opinión y cuánto el de maquinaria. Además de los candidatos, está en juego la suerte de las casas encuestadoras y del mismo sistema electoral colombiano.

Por los lados del Centro Democrático, en sus huestes están seguros del triunfo de Duque. Incluso, los más optimistas aseguran que será con la suficiente ventaja como para no convocar a una segunda vuelta y le ponen 8’400.000 votos, mientras los moderados piensan que los apoyos rondarán los 6’000.000. Sus cálculos se basan en que, en la consulta de marzo, Duque alcanzó 4’032.736, a los que les suman 1’200.000 que obtuvo Marta Lucía Ramírez, su fórmula vicepresidencial, más los que pongan sectores de la U, de los partidos Liberal y Conservador, el Mira, Colombia Justa-Libres, otros sectores cristianos independientes y el llamado “voto útil”, silencioso o el que proviene del síndrome del “carro ganador”.

Otras son las cuentas que hacen en la campaña de Gustavo Petro, donde aseguran que la participación electoral aumentará en relación con las elecciones al Congreso, en las que sufragaron casi 18’000.000 de colombianos. En la Colombia Humana calculan que esta vez van a participar 19’500.000 personas y que la votación a favor del exalcalde de Bogotá se ubicará entre 4’500.000 y 5’000.000. En consecuencia, imaginan que Duque les sacará una ventaja de un millón de votos; que en tercer puesto se ubicará Vargas Lleras, en cuarto lugar Fajardo y, finalmente, De la Calle. Esperan ganar en plazas como Bogotá, la Costa Caribe y la región Pacífica, y están a la expectativa por su desempeño en el Eje Cafetero y Antioquia.

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En la sede de campaña de Germán Vargas Lleras, las encuestas de opinión no son para ellos un referente y están convencidos de que el exvicepresidente será quien pase a la segunda vuelta para disputarse la Presidencia con Duque. En su análisis, aseguran que el miedo a Petro jugará a su favor y que un porcentaje importante de los votos de la consulta uribista pertenecen a sus estructuras electorales. Por eso, piensan que Vargas Lleras obtendrá una votación entre 3’800.000 (los más pesimistas) y 4’800.000 (los más optimistas), y que la mayoría de esos respaldos los aportaría Cambio Radical, que estaría alrededor de 1’800.000, mientras que el resto vendrá de la U, que pondría 1’000.000; los conservadores, que sumarían 600.000; los liberales, con 500.000, y los cristianos, Opción Ciudadana y votos de opinión, 600.000.

El Partido Liberal, por su parte, da por descontada su derrota y coincide con la cifra que le auguran desde otros sectores en torno a la candidatura de Humberto de la Calle. Los más pesimistas piensan que sus votos estarán entre 800.000 y 1’000.000 y que, en el mejor de los casos, logrará 1’300.000. En este contexto, la colectividad está apostando a que sus votos sean definitivos para coronar presidente a uno de los dos candidatos que pasen a segunda vuelta. Pero aquí es claro que se presentará una ruptura entre los votos de los parlamentarios (la maquinaria) y las bases de la colectividad. Los primeros buscarían llegar a un acuerdo con Duque y los segundos se irían con Petro o el que se enfrente al uribismo. Por eso, un grupo de parlamentarios ya tiene una cita para reunirse, entre el lunes y el jueves de la próxima semana, con la campaña uribista.

Ahora bien, para todas las campañas es claro que habrá segunda vuelta y que los casi 20 días para llegar a ella, a partir de mañana, estarán dedicados a perfeccionar las alianzas perfectas que inclinen la balanza. De allí que en el mundo político se haya acuñado la frase de que la verdadera encuesta es la de hoy, la del resultado en las urnas. Con los votos debajo del brazo se inicia una nueva ronda de negociaciones para ver quién suma más apoyos. En este contexto, todos dan como seguro que el candidato del uribismo llegará a la segunda vuelta, por lo que la pelea por el segundo lugar la están dando las campañas de Petro, Fajardo y Vargas Lleras. Y de cuál de los tres sea el que pase, dependerá en gran parte el escenario de las alianzas.

La suerte ya está echada. Los candidatos esperarán junto a sus fieles el conteo regresivo para que, después de las 4:00 de la tarde, cuando se cierren las urnas, la Registraduría empiece a soltar a cuentagotas sus boletines electorales. De la velocidad con que estos sean presentados dependerá el éxito de su gestión. Pero no solo con la diligencia con que se entreguen los resultados se pone a prueba el sistema electoral, también estarán los reflectores puestos sobre las denuncias de fraude y, sobre todo, en el porcentaje de participación de la ciudadanía. Están habilitadas para votar más de 36 millones de personas. En las elecciones de marzo lo hicieron casi 18 millones y los analistas coinciden en que hoy aumentará la participación y bajará la abstención.

Al mismo tiempo, esperarán los resultados con ansias las firmas encuestadoras, que vienen de ser las mayores derrotadas en el plebiscito refrendatorio del Acuerdo de Paz de octubre de 2016. En este, todas proyectaron el triunfo del Sí con amplia ventaja. Y finalmente, los analistas políticos esperarán los resultados para poder determinar cuál fue el peso de las maquinarias políticas en la decisión presidencial. El resultado de esta ecuación podría ser determinante en el cabeza a cabeza que se ve venir por el segundo puesto, pues algunos expertos vaticinan que lo que se va a presentar es un auténtico voto finish entre Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Germán Vargas Lleras. Falta ver si en el mundo de la política se aplican los principios de la aritmética.