Uno de los principales retos a los que se enfrentan las salas de redacción tradicionales y alternativas, más allá de los formatos que usen para la presentación de sus informaciones, radica en cómo abordar los hechos y debates que se registran en torno a los procesos migratorios sin caer en relatos xenófobos que terminen yendo en contra de estas poblaciones.
Ese fue precisamente el eje central de un reciente conversatorio que se realizó en la Feria del Libro de Bogotá, durante el cual se analizaron las debilidades y fortalezas que tienen quienes ejercen el periodismo y deben afrontar con rigor el cubrimiento de las movilizaciones poblacionales entre países y más cuando estas se dan en escenarios de irregularidad.
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La sesión se denominó “Periodismo, migración y prevención de la xenofobia en los medios de comunicación” y sirvió para darle una mirada a fondo, desde la práctica periodística y la percepción gubernamental y académica –actores claves de los procesos migratorios–, a la forma en que se puede ejercer un periodismo claro, directo, riguroso e incluso de denuncia sin caer en narrativas que terminen generando discriminación.
Juliana Bustamante, directora de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Relaciones Exteriores, aseguró que “es fundamental el desarrollo de un periodismo responsable” para que, precisamente, la migración no se lea con tintes xenófobos.
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En un sentido similar se expresó Andrea Pochak, relatora sobre Movilidad Humana de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quien dijo que “las Américas y el Caribe enfrentan un momento de regresión en materia de migración”, pero dejó en claro que “la movilidad enriquece a las culturas y enriquece a las sociedades”.
Otra de las participantes de este ejercicio fue Raissa Carrillo, representante de la Defensoría del Pueblo, quien aseguró que es clave analizar que dentro de todo este debate también está la “libertad de expresión”, la cual, en todo caso, debe respetar límites.
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“Tenemos el tema de movilidades humanas, que han cambiado y variado significativamente y que generan unos desafíos que evolucionan. Y por el otro lado está la libertad de expresión”, precisó Carrillo, quien añadió que ese equilibrio “debe venir desde la autorregulación y no desde una regulación del Estado”.
En este tipo de espacios siempre es necesario que esté la voz de quienes ejercen el periodismo. Por eso, durante el panel estuvieron presentes los periodistas Paula Jiménez y Carlos Pérez, quienes conocen a fondo lo que es el cubrimiento de procesos migratorios.
“Venezuela sigue un deterioro importante”, precisó Jiménez, quien añadió que quienes migran forzados y en condición de irregularidad son “una población que nunca termina por conseguir su lugar en el mundo”.
Pérez, por su parte, reconoció que “los periodistas no estábamos preparados para cubrir la noticia que comenzó en los pasos de frontera (con la migración masiva venezolana hacia territorio colombiano)”, pero que la experticia se fue aprendiendo diariamente. Además, dejó un mensaje clave en lo que viene: “Los migrantes van a jugar un papel importante en las próximas elecciones en Colombia”.
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Luego de este diálogo, que se realizó el pasado 29 de abril a instancias de El Espectador en la Feria del Libro y que contó con el acompañamiento del Gobierno Nacional en el marco de la implementación de la directiva presidencial 07 de 2024 –que menciona los “deberes de las y los funcionarios públicos en el ejercicio de la libertad de expresión y el respeto a la libertad de prensa”–, se hizo un ejercicio de reflexión sobre las conclusiones que se podían sacar tras estas miradas.
María Paula Martínez, de la Universidad de Los Andes, advirtió que no todo se puede ver en blanco y negro, ya que es necesario, desde su óptica, que se revisen constantemente los procesos que se implementan desde el periodismo para que, precisamente, se den mejoras.
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“Lo importante es preguntarse constantemente por esto, tener este tipo de ejercicios en la redacción, porque es valioso escuchar a la academia, a la sociedad civil y a quienes están en campo. Se trata de un intercambio, porque desde la teoría tampoco se puede encontrar una solución”, precisó Martínez.
Y agregó: “El periodismo es un ejercicio humanizante, que reitera y vuelve sobre lo mismo una y otra vez. El periodismo de migración es el gran relato del siglo XXI, la realidad que nos atraviesa, el periodismo debe insistir una y otra vez y estar a la par en el juego de quienes vienen y van”.
Para hacer las reflexiones también estuvo presente Pedro Vaca Villareal, relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Una de sus conclusiones se encaminó a la necesidad de potenciar la rigurosidad informativa en momentos en los que los datos y los hechos muchas veces terminan disueltos entre aspectos que no son reales, con las respectivas consecuencias negativas que eso trae.
“Qué bueno es que el periodismo haga más y mejor periodismo sobre procesos de movilidad humana, porque este es un año que nos muestra que los procesos de movilidad comienza a tener una hipernarración de las orillas políticas que pueden instrumentar en todas las direcciones a personas vulnerables y que requieren que sus entornos e historias sean narrados, pero que esto no implique otras formas de violencia”, precisó Vaca.
Además, recordó que parte de su trabajo es velar por la libertad de expresión en 35 países, incluyendo a Colombia, de la cual destacó que –pese a las constantes controversias– cuenta con las herramientas y aperturas necesarias a la discusión que en otros Estados no se ven.
“Colombia es el único país en el continente que cuenta con una directiva presidencial a través de la cual las vocerías del Ejecutivo asumen compromisos de no estigmatización a la prensa (…). Hay una apuesta institucional que reconoce la situación y genera instrumentos para conducirla, aunque no para resolverla necesariamente. El periodismo en Colombia no está cerrado a hablar de su excelencia, y por eso no depende de ningún gobierno o crítica desde la política para que siga siendo así”, añadió el relator.
La reflexión entre periodistas, academia, gobierno, entidades y otros actores nacionales e internacionales continuará dándose, ya que hay una coincidencia en cuanto a que los procesos migratorios seguirán y el reto de no imprimirle xenofobia o discriminación a los relatos está latente. Y todo, con más fuerza, en un año preelectoral en Colombia.
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