Hace 11 años, Miguel Ángel Pinto terminó ejerciendo un cargo para el que no había sido elegido. Los votos que había conseguido en 2010 no le habían alcanzado al liberal para hacerse en una curul, pero la salida del representante a la Cámara por Santander Miguel de Jesús Arenas Prada, tras perder su investidura en 2012, sí. Fue así como Pinto se hizo, por primera vez, al interior de la corporación en la que ahora es primer vicepresidente.
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Al igual que aquel momento, una salida lo situará próximamente en otro puesto. Esta vez se trata de la de Roy Barreras, presidente del Senado, por la decisión del Consejo de Estado de declarar la nulidad de su elección por incurrir en doble militancia. Aunque la presidencia de Pinto será temporal, porque ante la falta absoluta de Barreras se tendrá que elegir a un nuevo presidente para el resto del periodo legislativo, su liderazgo llega en un momento clave, cargado de inestabilidad y cambios en el Gobierno de Gustavo Petro.
Pinto es enfático en que no es aún el presidente del Congreso. “Roy Barreras sigue siendo el presidente del Senado hasta tanto no quede debidamente ejecutoriada la decisión y sea notificada al Senado de la República”, dijo a El Espectador minutos antes de entrar al Recinto del Senado, después de fumar un cigarrillo. “En ocasiones por sus temas de salud, que esperamos que supere de manera rápida, yo lo he reemplazado en las sesiones sin ningún problema. Nosotros hemos trabajado los tres en la mesa directiva, con Honorio Enríquez de manera coordinada y armónica, y así lo vamos a continuar siendo, sin ningún traumatismo”, aseguró.
“Buenas tardes a todos los compañeros del Senado. Vamos a dar el inicio a la sesión con el himno nacional de República de Colombia”, dijo Pinto, quien este martes dirigió la plenaria sobre el proyecto de reforma al Código Electoral. El senador promete trabajar con la misma objetividad e imparcialidad con la que lo ha venido haciendo la mesa directiva.
Estas paredes se han convertido en su casa. Tras ocupar por dos años el lugar que originalmente correspondía a Arenas Prada, Pinto fue elegido en 2014 como representante a la Cámara por su departamento. En 2018 saltó al Senado y en ese periodo legislativo, hasta 2022, fue presidente de la Comisión Primera. En 2022, volvió a ganarse ese espacio en las urnas, esta vez para hacer parte de la Comisión Séptima. Ese año, obtuvo la segunda mejor votación del Partido Liberal en Santander, con 39.341 votos.
El de Pinto es un liberalismo de vieja data. Se sumó a las filas de la colectividad desde que estaba derecho en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Apoyó al también santandereano Horacio Serpa en su campaña presidencial de 1998. Su relación cercana con el presidenciable le otorgó el aval del Partido Liberal cuando se lanzó a la Cámara en 2010 y en 2014, fue su fórmula para presentarse al Congreso.
“El Partido Liberal es uno solo”, respondió cuando se le preguntó sobre los desencuentros que hoy puede haber al interior de la bancada entre el liberalismo tradicional de César Gaviria y las tendencias de liberalismo más progresista. “Nosotros trabajamos en Cámara, en Senado, con los directorios municipales y departamentales, bajo la dirección del presidente César Gaviria. Nosotros no tenemos diferencias hoy en torno a eso. Hay diferencias, por supuesto, al interior del partido, normales. El liberalismo tiene todas las tendencias y bueno, y es en el marco de las discusiones donde cada uno ventila sus posiciones. Yo siempre he invitado tanto a mi partido, a las demás bancadas, y también al gobierno a trabajar en armonía entre las instituciones”.
Su discurso de la unidad del Partido Liberal se extiende a lo que piensa del nuevo ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, quien abiertamente hondeó las banderas del progresismo liberal durante la campaña presidencial de Petro.
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“El ministro fue mi compañero cuatro años en la Comisión Primera del Senado y tengo una muy buena relación con él. Me alegró su nombramiento, tiene una responsabilidad, como el ministro de la política, de trabajar en coordinación con todas las bancadas, independientemente de las tendencias. Tiene la responsabilidad de restablecer las relaciones con los partidos, fundamentalmente con su partido, para que podamos trabajar de manera coordinada”, dice haciendo referencia a la ruptura que ha tenido el Gobierno con el Partido Liberal, Conservador y de La U producto del proyecto de reforma a la salud. “El diálogo con él tiene que ser permanente, no se puede romper, independientemente de nuestras tendencias”.
Pinto dice tener un homónimo desafortunado. El 20 de abril de 2022, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, señaló a la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) que Miguel Ángel Pinto sostuvo conversaciones con miembros de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia y que recibió ayuda en su camino para llegar el Congreso. El senador liberal, quien pidió al tribunal verificar los nombres de la persona mencionada por Úsuga, aseguró que “no conozco ni he tenido relación alguna con alias Otoniel, en ningún momento de mi vida y menos aún como senador de la República”. En su momento, Pinto le dijo a este diario que tenía la conciencia tranquila y que no era la primera vez que se enfrentaba a un caso de homonimia. Hasta el momento, no se ha hecho ninguna rectificación al respecto.
Este martes, Pinto cumplió con su doble rol presidiendo la plenaria del Senado y participando activamente en ella como senador. Es también uno de los coordinadores ponentes de la reforma pensional, que comenzará a cursar debate próximamente en la Comisión Séptima del Senado y que actualmente se encuentra en audiencias públicas. “Estamos escuchando todas las opiniones y después nos sentaremos a definir lo que va a ser la ponencia. Hoy tenemos reunión con el Gobierno Nacional para también escuchar esa posición”, anotó.
El vicepresidente confía en que, ante la necesidad de convocar sesiones extraordinarias, que irían hasta el 20 de julio, se alcanzarán a votar esta y las otras dos reformas que han sido radicadas: la laboral y la de la salud. Por el momento, Pinto espera que se notifique al Congreso la decisión del Consejo de Estado para proceder de manera inmediata a la elección de un nuevo presidente.
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