Si bien la marcha la convocaron diferentes sectores políticos independientes y de oposición al Gobierno del presidente Gustavo Petro, en las calles de al menos 15 ciudades –incluyendo Bogotá– se logró que a esta iniciativa con un alto grado electoral se sumaran varias personas y transeúntes que en todo caso buscaban respaldar un solo mensaje: que cese la violencia política.
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La marcha del silencio por Miguel Uribe, tal cual fue denominada, arrancó pasadas las nueve de la mañana y se extendió hasta más o menos las dos de la tarde. En su desarrollo, se vieron congresistas de todas las vertientes y varios precandidatos presidenciales que, intentando no hacer uso de sus eslóganes de campaña, estuvieron acompañando a quienes realizaron los recorridos. Y todo con una Casa de Nariño expectante, que alista su propio plantón para este lunes frente al Capitolio y que tendrá un nuevo plazoletazo el próximo sábado en Medellín para demostrar que no está en disposición de perder el debate en las calles.
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De hecho, esto último fue parte del contraste de las jornadas que se vieron este 15 de junio en varias regiones. Mientras que el presidente Petro a través de sus redes y varios de sus alfiles –del Legislativo, el Gobierno y otras instancias– mantuvieron presente la discusión en torno a la consulta popular y la posibilidad de una asamblea constituyente, durante las manifestaciones se escucharon varias voces pidiendo unidad para evitar que el país se suma de nuevo en una espiral violenta que se creía superada desde hace varias décadas; especialmente, después de la promulgación de la Constitución del 91.
Esta convocatoria se registró exactamente ocho días después de que tres proyectiles de una Glock nueve milímetros disparada por un menor de 14 años –sobre las 5:30 de la tarde del pasado 7 de junio en Bogotá– impactaran en el cuerpo del senador y precandidato del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, quien está siendo atendido desde ese día en la Fundación Santa Fe.
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“El pueblo todo se une por la vida del senador Uribe Turbay y porque cese la violencia para toda la gran Colombia”, fue uno de los mensajes de Petro en los que tácitamente reconoció la masividad de unas marchas que también fueron multitudinarias en Medellín, Cali, Barranquilla y –entre otras ciudades– Bucaramanga e Ibagué. Y luego advirtió: “El pueblo va por la consulta popular y sus derechos, no se deja engañar”.
Solo en la capital, de acuerdo con voceros de la Alcaldía de Carlos Fernando Galán, se contabilizaron al menos 70.000 personas concentradas en la Plaza de Bolívar sobre el mediodía de este domingo. En ese punto, precisamente, se instaló una tarima en la que varios ciudadanos se expresaron y les pidieron a los políticos no subirse, lo cual explica por qué, entre otros, las senadoras María Fernanda Cabal y Paloma Valencia (también precandidatas del Centro Democrático) hablaron desde las escalinatas frontales del Capitolio.
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“Destacamos la movilización de miles de ciudadanos en todo el país que gritaron ‘fuerza Miguel’ en defensa de la vida y en contra de la violencia”, precisó el ministro del Interior, Armando Benedetti. “Colombia es más grande que sus heridas, y más fuerte que su historia de dolor”, agregó la canciller Laura Sarabia.
Estos mensajes son claves porque demuestran que el Gobierno está reconociendo que las calles no son exclusivas de los adeptos a la primera administración de izquierda pura en el país; y aunque de este sector quieren responder con nuevas marchas y plantones, lo que se vio domingo evidencia que hay una parte de la sociedad que quiere desmarcarse de este tipo de situaciones y al mismo tiempo hacer presencia en estos espacios públicos.
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Eso sí, en varios de los recorridos se hicieron presentes el expresidente Álvaro Uribe, líder del Centro Democrático, quien salió por las calles de Medellín. También estuvieron en la capital del país los precandidatos Claudia López, Sergio Fajardo, Vicky Dávila y –entre varios más– Mauricio Cárdenas; el común denominador de su mensaje fue el rechazo al atentado del pasado sábado y la petición de que se logren acuerdos institucionales, sin dejar de lado la necesidad de unirse para librar la batalla en urnas (lo electoral no faltó).
No obstante, hubo disonancias entre bandos. En efecto, la senadora Nadia Blel, presidenta del Partido Conservador, resaltó que todo se hizo para “defender la vida, la salud y las instituciones”; pero Gustavo Bolívar, precandidato del petrismo, aseguró que “a pesar de la gran asistencia y de que muchos marcharon pensando en desarmar la palabra para empezar a construir tolerancia, otros solo quisieron sacar provecho del senador herido”.
Ahora bien, siguiendo con esa línea de tender puentes en medio de la polarización, es que para este lunes a la una de la tarde, en el arzobispado de Bogotá, quedó citada la cúpula de la institucionalidad del país con la confirmación de que el presidente Petro y su mayor antagonista en el Congreso, el líder del Senado, Efraín Cepeda (Partido Conservador), estarán presentes; allí harán lo propio las cabezas de las altas cortes y de entidades como la Defensoría, la Procuraduría y la Fiscalía, entre otras.
Esta interlocución la venía trabajando hace una semana el cardenal Luis José Rueda, quien siguiendo con los buenos oficios de la Conferencia Episcopal se dio a la tarea de hablar con cada una de estas personas hasta concretar la cita. “Aspiro a que a pesar de estos movimientos que se dan, y que son permanentes en la dinámica de una democracia tan activa como la de nuestro país, podamos seguir trabajando en la búsqueda de la unidad”, dijo en una reciente entrevista con este diario.
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Pero en medio de todo esto sigue estando en juego la disputa por el poder en las elecciones de 2026. Eso lo demuestra que varios de los asistentes a las marchas de este domingo van a reanudar su actividad proselitista a partir de este lunes, y como la Casa de Nariño no está quieta para este mismo 16 de junio convocó a un plantón –apoyada por sindicatos– en la Plaza de Bolívar para que se ejerza presión sobre lo que falta del último debate de la reforma laboral en la plenaria del Senado.
Fuentes del alto gobierno y del Congreso le confirmaron a El Espectador que durante todo el fin de semana se trabajó para intentar un acuerdo que permita que la reforma laboral sume los intereses del Ejecutivo y lo que ha desarrollado el Legislativo, lo cual no es menor porque el propio presidente Petro ha dicho que si esta iniciativa tiene sus argumentos derogaría el decreto de la consulta popular, con el que busca que haya una cita a urnas el próximo 7 de agosto, cuando comienza oficialmente su último año en el poder.
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El registrador Hernán Penagos, durante la instalación de las votaciones de este domingo en Vichada, confirmó que ya recibió el documento oficial y que se encuentra en el respectivo análisis jurídico; personas del entorno del funcionario han dicho que hay cuatro vías: aplicar la excepción de inconstitucionalidad, como se lo piden desde el Congreso, para no proceder; esperar a que haya pronunciamiento de fondo de las altas cortes (Corte Constitucional o Consejo de Estado); elevar él mismo su propia consulta; o, en su defecto, simplemente aceptar el decreto y convocar las votaciones.
En medio de esto sigue la expectativa por lo que se confirmó durante la última semana, que la intención final del presidente Petro es que en el país haya una asamblea nacional constituyente el próximo año, en la medida en que –según él– es el Estado mismo el que no quiere que se realicen cambios; sin embargo, desde la oposición aseguran que este paso lo único que demostraría es una ruptura más de la institucionalidad, ya que no es estar de acuerdo con las políticas de un gobierno no implica que se quiera desconocer la Constitución y sus procedimientos.
Con todo este panorama de fondo es que se dieron las marchas del silencio y se alistan las siguientes en favor de la Casa de Nariño, pues no solo está el plantón de este lunes, sino que el 21 de junio estará Petro en Medellín en un nuevo plazoletazo defendiendo por qué, a su juicio, debe rodearse de su electorado para mantener vigente su intención de que el progresismo se reelija en el 2026. Y, entre tanto, la familia del senador Miguel Uribe Turbay, que ha seguido de cerca todos estos acontecimientos, emitió cerrando la tarde de este domingo un comunicado.
“Tu causa es la seguridad para que podamos construir una Colombia en paz para todos los colombianos. Hoy tu lucha está más vigente que nunca”, se dijo en ese pronunciamiento leído por Miguel Uribe Londoño, padre del senador.
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Por todo esto es que esta semana que comienza será muy clave para determinar hasta qué punto la puja institucional se va a poder reducir o si, por el contrario –en la medida en que la disputa es por el poder y la sucesión en la Casa de Nariño–, la cuerda se va a seguir tensionando. Las horas que vienen son determinantes.
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