¿Cuál es la posición del Partido Conservador frente a la decisión del presidente Iván Duque de objetar parcialmente la ley estatutaria de la JEP?
Lo dijo claramente el presidente y así lo estima el partido: estamos comprometidos con el proceso de paz, queremos sacarlo adelante, pero eso no puede ser obstáculo para que se hagan algunas revisiones en aspectos que se consideran vitales para el mismo curso de la implementación y del proceso. El Partido Conservador respalda íntegramente al presidente Duque en su posición y esperamos que la bancada parlamentaria proceda de conformidad, una vez entre entren en discusión las objeciones que se ha permitido presentar.
Vuelve usted a asumir la presidencia del Directorio Nacional Conservador, ¿qué se encontró?
Como casi todos los partidos, con dificultades en materia de organización, en materia disciplinaria, y con falta de presencia en la política nacional, en el sentido de sentar posturas sobre los problemas del país. Sin embargo, veo muy buena voluntad, tanto en el Directorio como en la bancada en el Congreso, y también en los directorios regionales, que tienen el deseo de trabajar por lograr buenos resultados en las elecciones locales y regionales de octubre. Vamos a ver si conseguimos que la gente se anime a hacer presencia conservadora en las distintas alcaldías y gobernaciones, que no temamos presentarnos a la contienda, suceda lo que suceda. En la política se gana o se pierde, pero hay que hacer presencia y presentar alternativas de solución a los grandes problemas de la ciudadanía.
Siendo así, ¿cuál cree que es su mayor reto?
Buscar la manera de que el Partido vuelva a ser una colectividad autónoma, independiente, con vocación de poder, que se arriesga. Yo siento que los rezagos del Frente Nacional les han hecho mucho daño a los movimientos políticos, particularmente, a los históricos: el liberalismo y el conservatismo, en cuanto a que todo, básicamente, lo vinculan a la burocracia. Hay que ganar opinión sobre la base de pensar y proponer, desde luego sin abandonar la organización, que todo movimiento tiene que tener, para divulgar esos principios fundacionales. En nuestro caso: el orden, la disciplina, la seguridad, la autoridad, el respeto y la defensa de la Constitución y las leyes. También otros factores importantes como la familia.
Siempre hablan de tener vocación de poder, pero en los últimos años el Partido Conservador termina adhiriendo a candidaturas ajena. ¿Se puede cambiar?
Yo hablo por lo que he defendido y propugnado toda la vida. En la época en el que el presidente Álvaro Uribe estaba en el gobierno, insistí en llevar una candidatura propia, pese a que reconocía su trabajo. Lo mismo hice cuando Santos buscó su reelección. Efectivamente salimos adelante con esa teoría, no ganamos, pero hicimos presencia. Ahora estoy en lo mismo, tratando de recabar para que tengamos candidato a la Alcaldía de Bogotá, para que figuremos en la capital, para mostrarnos, para que les propongamos soluciones a los problemas de los bogotanos. Sin miedo, se pierde o se gana un debate electoral como en el juego del fútbol.
¿Van a continuar como partido de gobierno?
Nosotros ayudamos a elegir al presidente Iván Duque y a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, entonces, obviamente, estamos comprometidos con la agenda del Gobierno, aunque naturalmente actuaremos con independencia como partido. Habrá muchos aspectos en los que acompañaremos al Ejecutivo y en algunos otros podemos presentar opiniones propias.
Su llegada a la presidencia se da luego por una tentativa de rebelión de un sector del conservatismo contra Hernán Andrade, ¿cómo tender puentes?
Yo estuve totalmente ajeno a la pugna. En un momento dado se me dijo que si quería que se presentara mi nombre para la presidencia del Directorio Nacional. Les dije que sí, pero que no quería participar en nada de lo que se relacionara con la permanencia o salida del doctor Andrade, que si había una vacancia podían contar conmigo. Yo creo que eso de la rebelión ya está superado. En la votación hubo total comprensión de la gente y unanimidad en la escogencia de mi nombre. Aspiro que esa unanimidad se mantenga en las decisiones que tome la colectividad frente a los problemas nacionales y tocantes con la relación del Gobierno.
Para nadie es un secreto que el partido en los últimos ocho años se ha debatido entre un sector que se declaró ‘santista’ y otro mucho más cercano a las políticas y principios de Álvaro Uribe, ¿esas tensiones entre ambos bandos están resuelta o es una de las tareas solucionar?
Creo que hay que hacerle entender al Partido Conservador que hay que tener una política propia y, cuando en un momento dado haya la posibilidad de hacer acuerdos con otras colectividades, se harán. Pero cuando tengamos que manifestar posiciones que no coincidan, se van a presentar. Afirmo que hay un partido absolutamente autónomo, inclusive en relación con el propio gobierno. Respaldaremos al presidente Duque porque tenemos un compromiso de elección con él y habrá puntos en los que no coincidamos. Hablaremos con claridad sin necesidad de confrontaciones, fijando nuestras posiciones propias.
¿Cree que en este Gobierno les ha faltado darles a los conservadores lo que llaman representación política?
Hay quejas, eso es indudable, hay que reconocerlo. En la bancada uno encuentra esa perplejidad por ese tema. Estuvimos muy comprometidos en la campaña del presidente Duque y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, y considero que nos falta representación, no de puestos sino política. Yo creo que el Gobierno hace bien en acabar con la política del ‘te nombro para que me votes proyectos’. La colectividad tiene que tener muy claro que, por encima de todo, está el país. Desde luego, la representación es de usanza universal y de todos los tiempos, los partidos que acompañan los gobiernos siempre tienen representación en el poder, para eso se lucha, para estar en él.
Siempre se habla que en los partidos, en especial en el Liberal y Conservador, ha llegado el momento de la renovación, ¿cómo interpreta esa expresión?
La renovación hace relación básicamente a los momentos actuales y a lo que se espera seguir hacia el futuro, es decir, un partido que entienda la evolución de acuerdo a los tiempos y, obviamente, la vinculación de la juventud para que haya la política de recambio. Los que hacemos política nos vamos cargando de años y alguien tendrá que venir a sucedernos. Hay que irlos preparando, que la juventud esté presente, que se vincule y comprenda los problemas nacionales, que se adentren también las mujeres, que son mayoría en el país. Debemos entender esas circunstancias y convocarlas para que participen en la vida nacional.
¿Usted es la voz del ‘pastranismo’ dentro del Partido?
Toda mi vida he militado en ese sector, desde Mariano Ospina Pérez, Gilberto Alzate Avendaño, Misael Pastrana. Tengo una gran admiración por el expresidente Andrés Pastrana, lo he acompañado y, desde luego, lo seguiré acompañando, eso no hay por qué ocultarlo. Es más, lo estamos invitando a que, como la figura más importante que tiene hoy el Partido Conservador, apoye activamente las actividades de la colectividad y nos ayude a su fortalecimiento, de cara al futuro, particularmente para las elecciones de octubre.