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Nuestros océanos y la suerte del galeón San José

El presidente Gustavo Petro ha insistido en que su gobierno rescatará el famoso tesoro colonial. El profesor y director del Centro de Pensamiento en Mares y Océanos de la Universidad Nacional opina sobre las prioridades políticas del patrimonio cultural subacuático en Colombia.

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Antonio José Rengifo * / ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR
14 de mayo de 2023 - 02:00 a. m.
Imagen del naufragio del galeón San José, encontrado en 2015, cerca a Cartagena. / Instituto Colombiano de Antropología e Historia
Imagen del naufragio del galeón San José, encontrado en 2015, cerca a Cartagena. / Instituto Colombiano de Antropología e Historia
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El Centro de Pensamiento en Mares y Océanos de la Universidad Nacional de Colombia ha seguido de cerca la evolución de la situación del patrimonio cultural subacuático y en particular del galeón San José, como también ha seguido el problema de la restitución de la Colección Quimbaya a Colombia y de otros casos de restitución de bienes culturales en el mundo, como los pedidos de restitución que hace Egipto a Alemania del Busto de Nefertiti y de los insistentes pedidos y gestiones jurídicas y diplomáticas que hace Grecia al Reino Unido para que restituya los Mármoles del Partenón, también mal denominados los Mármoles de Elgin, por el conde escocés que los sustrajo de Grecia. (Recomendamos: videocharla de los escritores Héctor Abad y Nelson Fredy Padilla, sobre el libro de este último que investigó tesoros coloniales como el del galeón San José).

En octubre de 2018, el Centro de Pensamiento en Mares y Océanos presentó a la vicepresidenta de Colombia, Martha Lucía Ramírez, los que podrían ser unos elementos de base para una reflexión colectiva del sector de la cultura para una política pública del Patrimonio Cultural Subacuático de Colombia, que son reproducidos aquí con algunas modificaciones.

Como prioridades de la reflexión, Colombia debe liderar un diálogo intercultural que incluya a los países de la región, sobre las evoluciones de los mecanismos de dominación colonial que aún subsisten en las relaciones internacionales y en el derecho internacional específicamente en materia de naufragios de importancia histórica, arqueológica y cultural. Son constatables en el mundo unas dinámicas de cuestionamiento y rechazo a los mecanismos de dominación colonial aún actuantes en el mundo.

Esa discusión deberá aportar clarificaciones sobre las visiones del sur y de las epistemologías del sur sobre ese patrimonio y las contribuciones de los países y de los pueblos y etnias de hoy, que en tiempos coloniales pusieron su parte de esfuerzos y trabajo, a menudo forzado y esclavizado, en los naufragios históricos que yacen en los fondos marinos como consecuencia de guerras, tempestades y accidentes por impericia. En tiempos actuales de cuestionamientos a los mecanismos de dominación colonial aún en funcionamiento, que se adelantan desde diversos puntos del planeta y respecto de formas diversas, promover esa reflexión es una tarea urgente de Colombia.

En segundo lugar, el Estado colombiano debe adelantar la discusión académica y aportar esclarecimientos fundamentados a la extensión en la aplicación a los naufragios históricos de una protección especial o inmunidad soberana que el derecho internacional garantiza a los buques de guerra, bajo condiciones estrictas de pertenencia a fuerzas militares y conducción por personal militar, categoría de la cual están excluidos los buques que desarrollan o desarrollaban en el pasado una actividad comercial de transporte de materias primas y metales preciosos. Esa discusión también es urgente y necesaria, en interés del Estado colombiano y de otros países de esta parte del mundo.

Como tercera prioridad, el Estado debe estudiar mecanismos de fondo para aportar soluciones jurídicas a las diversas controversias que pesan sobre el naufragio del galeón San José.

De lo anterior se desprende la importancia de documentar el valor del Patrimonio Cultural Subacuático yaciente en aguas de Colombia y de las relaciones históricas de las comunidades indígenas y afrodescendientes con ese patrimonio, como también de reconocer los naufragios históricos como factores de paz y de integración e intercambios culturales para Colombia y sus gentes, las regiones (Caribe y Pacífico) y para toda la humanidad.

Es de particular importancia, también, promover, apoyar y difundir estudios científicos y de investigación sobre el Patrimonio Cultural Subacuático de Colombia, por academias y universidades colombianas, en cooperación con las de otros países.

Una política pública del Patrimonio Cultual Subacuático debe incluir sustentaciones históricas, geográficas y jurídicas sobre las responsabilidades de Colombia respecto de los naufragios yacientes en sus aguas, frente a la comunidad internacional de científicos, como también la adopción de posiciones claras y firmes de nuestro país respecto de tratados internacionales en materia de cultura, derecho del mar y Patrimonio Cultural Subacuático. También debe sentar las bases para la educación desde la formación primaria, de la importancia del mar, la cultura y el Patrimonio Cultural Subacuático como factores de paz, acercamiento, respeto y conocimiento de nuestro pasado y de entendimiento entre las naciones.

A lo largo de varios años España ha logrado dotarse de una política exterior sólida para el Patrimonio Cultural Subacuático, ahora bastante difundida. Esa política establece unas bases sólidas, líneas de acción y programas de investigación por academias y universidades españolas y extranjeras, todo bajo la coordinación eficaz del Estado español, para la defensa de naufragios de importancia histórica que en el pasado izaron su pabellón. Incluye, asimismo, la articulada cooperación entre diversos órganos, agencias, ministerios y académicas del Estado español. Ha encontrado ecos en cortes y tribunales de las potencias marítimas de ayer y de hoy, para lo cual ha logrado alinear posiciones de las potencias marítimas.

Reivindica la propiedad de España sobre lo que considera buques del Estado español, incluyendo al galeón San José, naufragio de relevancia para el mundo de la arqueología, la historia y también la historia de América (Aznar Gómez, 2021). Ha sido eficaz en la reivindicación judicial en los casos de La Galga y La Juno, y más recientemente de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, logrando, sobre todo en el último caso, la exclusión perentoria de las solicitudes de Estados de América Latina, como Perú y Bolivia, que pidieron el reconocimiento de unos derechos mínimos sobre la carga que portaba esa fragata.

Los resonantes éxitos judiciales, bien orquestados y habilidosamente promocionados por la misma España, no pueden soslayar que el derecho del mar está muy lejos de alcanzar los consensos internacionales mínimos necesarios para que sean impuestas globalmente normas que son continuación de un pasado colonial insostenible en nuestros tiempos y que tienden a prolongar una visión excluyente respecto de los naufragios históricos, con la finalidad de hacer realidad, en tiempos de hoy, procesos de extracción de materias primas que quedaron truncos en el pasado por la acción de piratas, corsarios, simples accidentes y por las sangrientas batallas que se libraban entre las potencias europeas que se disputaban controles marítimos estratégicos, sino por la consolidación de un orden legal justo para los mares.

Frente a los desafíos que presenta la política jurídica exterior de España para la protección del Patrimonio Cultural Subacuático a los países antiguamente objeto de extracción de materias primas en América y otros continentes, Colombia está en la obligación impostergable de desarrollar una política pública para el Patrimonio Cultural Subacuático, respetuosa y pacífica, pero crítica de algunas normas de derecho internacional y de las posiciones diplomáticas que buscan promoverlas, incluso judicialmente, como ya ha sido anunciado, con las posibilidades de nuevas demandas ante cortes y tribunales internacionales. Es una tarea impostergable que debe ser asumida rigurosamente.

Es preciso sentar posiciones críticas respecto de normas jurídicas cuya validez debe ser clarificada para estos tiempos tomando en consideración las dinámicas del colonialismo y del despojo, hacer presencia en diversas instituciones y ganar apoyos internacionales y regionales. Es la única opción que tiene Colombia para lograr, por parte de la comunidad internacional, sobre el galeón San José, principalmente, el reconocimiento que tiene y merece en ese naufragio histórico.

En desarrollo de esas políticas, es también tarea impostergable sanear la situación jurídica actual del galeón San José. Solo entonces podrían ser viables acuerdos de cooperación internacional para la exploración y la investigación científica marina del Patrimonio Cultural, con países europeos e incluso no europeos, sin comprometer en el presente al Estado colombiano en situaciones que podrían resultar gravosas a mediano o largo plazo. No hay que olvidar que España ha reivindicado ya el galeón San José como propiedad del Estado español. Mientras no se disponga materialmente del naufragio ni se intervenga en él, Colombia tiene todos los espacios para desarrollar acciones eficaces para el conocimiento de las complejidades del naufragio.

En suma, es necesario tener muy claro que el naufragio histórico es por esencia una disputa y que las opciones aumentan para Colombia en la medida en que sean sustentados eficazmente títulos, derechos y posiciones críticas que muy probablemente serían compartidas por otros Estados, para rechazar la imposición de normas jurídicas que son vestigios de tiempos idos del colonialismo y que la humanidad espera superar definitivamente bajo condiciones de equidad y respeto a las naciones y grupos étnicos que en el pasado aportaron su trabajo, su sangre y su libertad a esos despojos de la historia colonial que son los naufragios de importancia arqueológica yacientes en los fondos marinos.

* Fragmento de un capítulo del libro colectivo “Academia y política pública. Experiencias de incidencia desde la Universidad Nacional de Colombia”, presentado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2023.

Por Antonio José Rengifo * / ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR

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Julio(32719)14 de mayo de 2023 - 12:15 p. m.
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