Otra vez radican proyecto para reducir vacaciones de los Congresistas

En la constitución de 1886 quedaba consagrado que la Cámara y el Senado solo podían funcionar cada dos años y tan solo por un periodo de cuatro meses. Desde entonces, este tiempo se ha venido ampliando, hasta que en la Constitución de 1991 fijó que el Congreso tendría dos periodos legislativos cada año (20 de julio a 16 de diciembre y 16 de marzo a 20 de junio).

Sin embargo, en el último tiempo ha sido muy criticado el Congreso debido a que a fin de año tiene un receso de casi tres meses -entre diciembre y marzo-. Aunque se supone que en esa época los senadores y representantes deben estar realizando trabajo en las regiones, haciendo control político y articulando los nuevos proyectos, la percepción es que este tiempo es de vacaciones, unas que llegan a superar a la de la mayoría de los colombianos.

Por eso, el representante Gabriel Santos volvió a radicar esta semana el proyecto de acto legislativo con el que busca acortar ese receso legislativo en dos meses. La intención del congresista de Centro Democrático e hijo del embajador Francisco Santos es que la pausa en las sesiones sea tan solo de un mes. Esto quiere decir que se comenzarían sesiones el 16 de enero, en vez del 16 de marzo, como quedó consignado en la constitución de 1991.

Si esta iniciativa pasa el largo trámite, el artículo 138 de la constitución quedaría de la siguiente manera: “El Congreso, por derecho propio, se reunirá en sesiones ordinarias, durante dos períodos por año, que constituirán una sola legislatura. El primer período de sesiones comenzará el 20 de julio y terminará el 16 de diciembre; el segundo iniciará el 16 de enero y concluirá el 20 de junio”.

Según el representante, un aumento de dos meses en el periodo de sesiones permitiría “el trámite de más iniciativas de reforma al ordenamiento jurídico, más tiempo para la discusión detallada y cualificada de los grandes temas que interesan a los ciudadanos, más espacio para el control político y para el desarrollo de las demás funciones propias de cada cámara”.

Asimismo, Santos señaló que 8 meses es poco tiempo para llevar a cabo todas las labores que tienen bajo su responsabilidad el Legislativo, que no solo es tramitar leyes, sino elegir varios cargos públicos, llevar a cabo casos de instrucción judicial contra algunos aforados y control político. Además, para el representante del partido de Gobierno, cada vez se hace más complejo el trámite de los proyectos debido a que se tienen que recurrir a audiencias públicas que llegan a tomar sesiones enteras.

Para justificar la tesis del poco tiempo para desempeñar las funciones, el representante Gabriel Santos expresó entre las justificaciones que, a excepción del periodo 2012-2013, todos los años el Gobierno ha tenido que convocar a sesiones extraordinarias desde la legislatura del 2008-2009. Estas sesiones siempre han sido llamadas por el Ejecutivo para tratar temas de su interés que no alcanzaron a ser depurados en trámite ordinario.

A estas justificaciones también agregó que el Congreso debe tener mayor capacidad de hacer control político. Y, aunque se supone que el Legislativo debe hacer esta labor en todo momento, sin importar si está de vacaciones o no, hay varios procedimientos que solo se pueden realizar cuando se está sesionando: “tales como la moción de censura, la citación a funcionarios, la ratificación de nombramientos como ascensos en las fuerzas armadas o las autorizaciones al Gobierno para determinados actos de soberanía”.

Por último, el representante Santos argumentó que un aumento en el tiempo de sesiones podría favorecer a la legitimidad del Congreso. Esto debido a que, supuestamente, el Legislativo no cuenta con un reconocimiento positivo de los ciudadanos antes su falta de gestión.

A pesar de que el proyecto ha sido aclamado en el último tiempo, su trámite no es tan fácil, pues tiene que pasar dos veces por cada corporación y tiene que surtir los ajustados tiempos, paradójicamente el mal que busca atacar. En el semestre pasado, el representante Santos radicó la misma iniciativa y fue hundida por falta de trámite. Aunque fue discutida en Comisión Primera de la Cámara, al ser un acto legislativo, el proyecto tenía que pasar ese periodo por cuatro de los ocho debates que exige el ordenamiento, pero no lo logró.

En la constitución de 1886 quedaba consagrado que la Cámara y el Senado solo podían funcionar cada dos años y tan solo por un periodo de cuatro meses. Desde entonces, este tiempo se ha venido ampliando, hasta que en la Constitución de 1991 fijó que el Congreso tendría dos periodos legislativos cada año (20 de julio a 16 de diciembre y 16 de marzo a 20 de junio).

Sin embargo, en el último tiempo ha sido muy criticado el Congreso debido a que a fin de año tiene un receso de casi tres meses -entre diciembre y marzo-. Aunque se supone que en esa época los senadores y representantes deben estar realizando trabajo en las regiones, haciendo control político y articulando los nuevos proyectos, la percepción es que este tiempo es de vacaciones, unas que llegan a superar a la de la mayoría de los colombianos.

Por eso, el representante Gabriel Santos volvió a radicar esta semana el proyecto de acto legislativo con el que busca acortar ese receso legislativo en dos meses. La intención del congresista de Centro Democrático e hijo del embajador Francisco Santos es que la pausa en las sesiones sea tan solo de un mes. Esto quiere decir que se comenzarían sesiones el 16 de enero, en vez del 16 de marzo, como quedó consignado en la constitución de 1991.

Si esta iniciativa pasa el largo trámite, el artículo 138 de la constitución quedaría de la siguiente manera: “El Congreso, por derecho propio, se reunirá en sesiones ordinarias, durante dos períodos por año, que constituirán una sola legislatura. El primer período de sesiones comenzará el 20 de julio y terminará el 16 de diciembre; el segundo iniciará el 16 de enero y concluirá el 20 de junio”.

Según el representante, un aumento de dos meses en el periodo de sesiones permitiría “el trámite de más iniciativas de reforma al ordenamiento jurídico, más tiempo para la discusión detallada y cualificada de los grandes temas que interesan a los ciudadanos, más espacio para el control político y para el desarrollo de las demás funciones propias de cada cámara”.

Asimismo, Santos señaló que 8 meses es poco tiempo para llevar a cabo todas las labores que tienen bajo su responsabilidad el Legislativo, que no solo es tramitar leyes, sino elegir varios cargos públicos, llevar a cabo casos de instrucción judicial contra algunos aforados y control político. Además, para el representante del partido de Gobierno, cada vez se hace más complejo el trámite de los proyectos debido a que se tienen que recurrir a audiencias públicas que llegan a tomar sesiones enteras.

Para justificar la tesis del poco tiempo para desempeñar las funciones, el representante Gabriel Santos expresó entre las justificaciones que, a excepción del periodo 2012-2013, todos los años el Gobierno ha tenido que convocar a sesiones extraordinarias desde la legislatura del 2008-2009. Estas sesiones siempre han sido llamadas por el Ejecutivo para tratar temas de su interés que no alcanzaron a ser depurados en trámite ordinario.

A estas justificaciones también agregó que el Congreso debe tener mayor capacidad de hacer control político. Y, aunque se supone que el Legislativo debe hacer esta labor en todo momento, sin importar si está de vacaciones o no, hay varios procedimientos que solo se pueden realizar cuando se está sesionando: “tales como la moción de censura, la citación a funcionarios, la ratificación de nombramientos como ascensos en las fuerzas armadas o las autorizaciones al Gobierno para determinados actos de soberanía”.

Por último, el representante Santos argumentó que un aumento en el tiempo de sesiones podría favorecer a la legitimidad del Congreso. Esto debido a que, supuestamente, el Legislativo no cuenta con un reconocimiento positivo de los ciudadanos antes su falta de gestión.

A pesar de que el proyecto ha sido aclamado en el último tiempo, su trámite no es tan fácil, pues tiene que pasar dos veces por cada corporación y tiene que surtir los ajustados tiempos, paradójicamente el mal que busca atacar. En el semestre pasado, el representante Santos radicó la misma iniciativa y fue hundida por falta de trámite. Aunque fue discutida en Comisión Primera de la Cámara, al ser un acto legislativo, el proyecto tenía que pasar ese periodo por cuatro de los ocho debates que exige el ordenamiento, pero no lo logró.