Con la premura de que le quedan poco más de 500 días en el calendario para entregar el poder, el presidente Gustavo Petro ha dedicado el inicio de 2025 para ultimar una estrategia que le permita mantener a flote su gobernabilidad y viva su meta de la reelección del progresismo. Pero hay varios asuntos que complican sus metas -y que más allá de eso inquietan a los colombianos- por lo que el mandatario afina decisiones de quiénes lo acompañarán en este último tramo y cuáles serán sus prioridades.
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Si hay algo que reconocen en el gabinete ministerial del presidente es que se vienen cambios y no solo en las cabezas que dirigen varias entidades claves, sino también, en la narrativa del mandatario y en algunas de sus políticas, como en la económica y en la de seguridad.
La sensación de que se ejecutarán movidas está clara, lo que no es el cuándo y el cómo, pues aunque ya varios ministros le han manifestado al presidente su intención de abandonar el Ejecutivo para adentrarse en el terreno electoral y así garantizar la representación de la izquierda en el tarjetón, este tema no se tocó de manera formal durante el cónclave en el que estuvo el gabinete el pasado lunes y martes, aunque sí fue un asunto de charlas de pasillo de los altos funcionarios.
Tampoco se habría tocado el asunto en la jornada del miércoles en la Casa de Nariño, que se extendió hasta la madrugada del siguiente día. Y el viernes, el país despertó con la noticia de que el presidente Petro suspendía diálogos con el ELN por la ola de violencia que se desató en el Catatumbo, la cual ha dejado al menos 30 muertos a raíz de los enfrentamientos entre este grupo y las disidencias comandadas por alias Calarcá.
Y aunque el cuarto remezón se acerca y podría darse a cuenta gotas, otros temas ocupan la agenda de prioridades del mandatario, que este viernes viajó hasta el municipio de Tibú (Norte de Santander) para desarrollar un consejo de seguridad luego de la masacre de una familia y de los asesinatos de firmantes de paz y de población civil que se han registrado en la región.
Asimismo, el presidente medita el rumbo económico que le dará al país este año, pues como aseguró solo se “endeuda para pagar deuda”, desplazando sus prioridades del Programa Nacional de Desarrollo. Mientras espera soluciones, que le presentarán sus ministros en los siguientes días, refuerza su discurso de no poder hacer por las supuestas culpas de los otros: la del Congreso por no aprobar sus iniciativas económicas, la de Iván Duque por endeudar al país en medio de la pandemia, la de las altas cortes por tumbarle artículos y medidas.
El tinte electoral también se ha hecho más presente en sus discursos, pues ya son varios los llamados que ha lanzado a las movilizaciones (por las altas tarifas de energía y por la polémica de los murales en Medellín) y a que sus simpatizantes voten nuevamente por el “cambio” para no regresar a lo “de siempre”.
Frente al remezón, ya tuvo lugar la primera salida de este 2025, luego de que el jefe de Estado le pidiera la renuncia a Jairo Orlando Villabona de la dirección de la DIAN por no alcanzar la cifra de recaudo proyectada para 2024 (era de $279,4 billones y se recaudaron $249,79 billones).
El funcionario solo estuvo seis meses en el puesto que dejó Luis Carlos Reyes para asumir como ministro de Comercio y será reemplazado por Luis Eduardo Llinás, actual director de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), quien fue clave en la denuncia que hizo Petro en una alocución presidencial de las posibles inconsistencias en la compra del software espía Pegasus durante la administración de Iván Duque.
En sus dos años y medio, Petro ha nombrado a 41 personas como ministros, una cifra que supera, por ejemplo, la de Duque en sus cuatro años de mandato (39) y que crecerá próximamente cuando varios de sus funcionarios le entreguen carta de renuncia por diferentes motivos.
Una de las que más suena es la del canciller Luis Gilberto Murillo, quien desde el año pasado ha abordado el tema públicamente. Al parecer, su salida se prolongó unas semanas más porque el presidente le habría pedido que se quedara, al menos, hasta la investidura de Donald Trump, quien este 20 de enero asumirá como presidente de los Estados Unidos.
Es sabido que las relaciones de Murillo con el país norteamericano son destacables y que la llegada de Trump es algo que inquieta a varias naciones por el rumbo que le podría dar el estadounidense a algunas políticas, entre esas a la migratoria. El mismo canciller reconoció su preocupación pues se tienen “visiones totalmente contrarias en el sentido de garantizar la dignidad de las personas”.
A su vez, el gremio empresarial está a la expectativa de qué podría cambiar con el nuevo gobierno en materia de aranceles y en medio de esto, el Ministerio de Comercio ha estado representando a Colombia en las conversaciones sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) y ya se firmó una nota interpretativa del capítulo de inversiones que busca evitar abusos legales y proteger la soberanía de ambos países sin afectar los incentivos a la inversión extranjera.
Aunque la situación de Venezuela también le preocupa al Gobierno, y ahora más con las actuaciones del ELN en la frontera y la posibilidad de un nuevo flujo migratorio, este es un tema que ha estado liderando en gran medida el vicecanciller Jorge Rojas. Si bien hay quienes creen que él podría quedarse a cargo de la Cancillería, hay otro nombre sonando: el de la directora del Dapre, Laura Sarabia.
Y es que Sarabia le habría manifestado a Petro en persona su entusiasmo de llegar al Ministerio de Relaciones Exteriores, pero no se descarta que salte al sector privado. Las posibilidades las baraja el mandatario.
Igualmente, se espera la salida de Juan Fernando Cristo del Ministerio del Interior, pero no sin antes dejar aprobada la reforma a la salud en la plenaria de la Cámara (por la cual se citarán a sesiones extraordinarias) y de darles un empujón a los proyectos legislativos para la implementación del Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc.
El presidente, aunque continuará insistiendo en su política de la paz total, parece querer enfocar los esfuerzos en el tratado de La Habana, que él mismo ha defendido como un acuerdo por encima de la Constitución Política. No obstante, desde el partido Comunes han denunciado falta de pagos a desmovilizados y una baja implementación.
Los cambios en seguridad van incluso en el mismo relevo que habrá en la Jefatura de Protección Presidencial (JPP), que se encarga de proteger al jefe de Estado, quien confirmó la salida del coronel Carlos Feria (salpicado en el caso del polígrafo a Marelbys Meza). Se presume que llegará el general de la Fuerza Aérea Pedro Sánchez, quien en 2023 lideró junto con la Guardia Indígena la búsqueda de los niños indígenas perdidos en las selvas del Guaviare tras un accidente aéreo.
Está por verse cuál será la postura que tome Cristo cuando salga del Gobierno con sus claras intenciones electorales, pues aunque ha logrado cumplir parte del acuerdo nacional que prometió, muchos de los resultados han sido opacados por las peleas de la Casa de Nariño con los demás poderes. Aquí se podrían mencionar el “Pacto por el Crédito” entre el Gobierno Nacional y Asobancaria, la aprobación de la jurisdicción agraria y la agenda gubernamental que se destrabó en el Congreso.
Su renuncia también podrá terminar por afectar más la relación del Gobierno con el Capitolio, corporación con la que Petro, como habría dicho en el cónclave, no tiene muchas expectativas ni esperanza luego de que no le aprobara el Presupuesto desfinanciado para este año y le hundiera la ley de financiamiento.
Esto acrecienta las dudas de qué tanto chance tiene el Gobierno de que los congresistas le aprueben una nueva reforma tributaria, que según el director de Planeación Nacional, Alexander López, está dentro del marco de las posibilidades por la urgencia de reunir los $12 billones que le faltan al Presupuesto.
Este dinero es clave para que carteras como Prosperidad Social, dirigida por Gustavo Bolívar, no dé por terminados varios programas y subsidios, por lo que Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda trabajan en dos decretos para aplazar inversiones y poner en marcha un plan de austeridad.
Una directriz que el presidente les dio a sus ministros fue la de recortar gastos entre el 15 % y el 25 % sin dejar de presentar resultados, los cuales, espera, sean mejores que los del año pasado. Durante el cónclave, Petro se habría quejado nuevamente por la baja ejecución y el temor de los funcionarios de invertir y realizar contrataciones.
Otra de las funcionarias que podría salir sería la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, que tomó protagonismo con la realización de la COP16 en Cali. La funcionaria ha mencionado que está estudiando su salida y algunas fuentes señalan que su eventual campaña presidencial podría estar realmente pensada para posicionarla como una fuerte carta la Alcaldía de Bogotá en 2028. Otros nombre es el del ministro de Minas, Andrés Camacho.
El cuarto remezón el presidente no solo lo vería como una ruta para tener aspiraciones electorales haciendo campaña, sino también como una oportunidad para rodearse de personas más radicales y fieles a su proyecto y que a su vez le entreguen resultados de ejecución, uno de los mayores “peros” que ha tenido su mandato.
De igual forma, el mandatario examina otros posibles candidatos, escenarios y banderas que podrían serle útiles en campaña: la de la oposición de varios sectores que frenaron parte de su proyecto o incluso le tumbaron medidas, la del sobreendeudamiento en el que dejó Iván Duque al país que afectaron su ejecución y hechos más puntuales como los hallazgos en La Escombrera y la polémica en torno al mural con la frase “las cuchas tenían razón” y la imagen del exmandatario Álvaro Uribe que la alcaldía de Federico Gutiérrez borró.
Sobre este último acontecimiento se han visto en la capital de Antioquia a varios alfiles del petrismo apoyando a los colectivos de víctimas. Por ejemplo, el exviceministro de Juventudes, Gareth Sella, viajó hasta la ciudad y realizó varios videos y este viernes regresó a la capital para liderar un plantón y la intervención de un mural con la misma frase por la memoria de las madres víctimas. No se conoce la financiación de estas actividades y si hay o no intenciones políticas detrás.
Por lo pronto, el mandatario atenderá la emergencia en el Catatumbo, donde se instalaron 300 uniformados más para combatir con los frentes guerrilleros. Espera la próxima semana adelantar medidas en el ámbito económico, del que tanto dependerá la ejecución de sus promesas y la oportunidad que busca en las urnas el próximo año. Los ministros que están por llegar tendrán la tarea de interpretar sus intenciones, pudiendo ser quienes lo acompañen hasta su salida de la Casa de Nariño.
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