En medio de la convulsión comercial y diplomática que ha desatado la segunda era de Donald Trump, Colombia asumirá este miércoles su tercera presidencia en un escenario multilateral clave: la pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Desde Tegucigalpa, Honduras, el presidente Gustavo Petro recibirá el liderazgo del organismo con una visión centrada en la unidad y el fortalecimiento de la cooperación regional, como parte del intento del Gobierno por diversificar sus alianzas globales más allá de Washington.
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Así lo dejó claro la canciller Laura Sarabia, quien participó este martes en la ceremonia de apertura de la IX Cumbre de jefes de Estado de la Celac: “La integración latinoamericana y caribeña no puede seguir siendo una aspiración; debe convertirse en una hoja de ruta común”. En ese sentido, los dos ejes que Colombia priorizará durante su año al frente del organismo serán la integración comercial —que actualmente representa apenas el 15 % del intercambio total entre los países miembros— y la interconexión energética.
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Este impulso por reforzar la presencia regional llega en el epílogo del mandato de Petro, al que le restan un año y cuatro meses en la Casa de Nariño, y en medio de la reciente decisión de la Casa Blanca de imponer un arancel del 10 % a las importaciones colombianas. El impacto de esta medida es significativo: según cifras del Ministerio de Comercio, en 2024 las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos alcanzaron los US$14.336 millones, lo que representa el 28,9 % del total de las ventas externas del país. Estados Unidos, además, es el principal destino de los productos colombianos.
Y aunque la alteración arancelaria no alteró las prioridades de la Cancillería, sí hizo más urgente la necesidad de ampliar el margen de maniobra internacional a través del multilateralismo latinoamericano y caribeño. “Hay más premura para esta integración latinoamericana. Me parece que gobiernos de distinto color político vamos a tener que sentarnos a negociar. Ningún Estado, aisladamente, puede gestionar esos temas”, señaló el vicecanciller de Asuntos Multilaterales, Mauricio Jaramillo Jassir en diálogo con El Espectador.
Desde marzo, Colombia también lidera la Alianza del Pacífico, tras el traspaso oficial realizado en diciembre del año pasado en Santiago de Chile. A ello se suma la conducción de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que asumió en septiembre de 2024 en Lima, Perú. Ahora, con la Celac bajo su coordinación, el país se prepara para recibir el 30 de mayo, en Montería, la presidencia de la Asociación de Estados del Caribe (AEC). A esto se suma la postulación de Laura Gil, actual embajadora en Austria, como secretaria general adjunta de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para el periodo 2025-2030.
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La relevancia de estos liderazgos regionales en términos generales radica en que le permitirán a Colombia afirmar su papel como un actor natural en temas que han sido banderas de Petro como jefe de Estado y que incluso ya le han generado choques con la administración de Trump, como la migración con enfoque en derechos humanos y la descarbonización.
En específico, la presidencia pro tempore de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), un bloque subregional integrado por Bolivia, Ecuador y Perú, representa una oportunidad clave para que Colombia incida en las reglas del juego regional y defienda los intereses. Hace menos de un mes, por ejemplo, la ANDI expresó su rechazo a la decisión del escenario multilateral de negar las salvaguardias arancelarias solicitadas por el Gobierno colombiano para proteger la industria del acero.
Además, también le ha permitido a Colombia tender puentes diplomáticos con gobiernos con los que mantenía relaciones frías o tensas. Es el caso de Perú, con quien los vínculos habían estado congelados desde la destitución de Pedro Castillo en 2023 y el ascenso de Dina Boluarte al poder, pero, hace tres semanas, los cancilleres de ambos países se reunieron en Lima y acordaron relanzar oficialmente las relaciones bilaterales.
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Por otra parte, la presidencia de la Alianza del Pacífico —de la que también hacen parte Chile, Perú y México— también obliga a Colombia a mirar con mayor atención hacia una región a la que internamente le ha dado la espalda, a pesar de que el propio presidente Petro ha insistido en la necesidad de enfocar su atención en los departamentos que la conforman. Y esto es clave en la medida en que el potencial comercial de la cuenca del Pacífico continúa consolidándose. Actores como China avanzan con fuerza en su posicionamiento en la zona: una muestra de ello es que la naviera OOCL decidió concentrar sus operaciones en el megapuerto de Chancay, en Perú.
El liderazgo en la Asociación de Estados del Caribe también es clave para buscar la pacíficación de esa zona. “El Caribe se ha vuelto un área sumamente peligrosa”, explicó el excanciller Julio Londoño, quien mencionó el incremento en el narcotráfico, la piratería, el tráfico de personas y la pesca ilegal. “Colombia podría aprovechar esa coyuntura para tratar de lograr la paz en los mares. Se han hecho dos intentos, uno por Colombia y otro por México, pero se necesita cooperación”, anotó.
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Por último en el ramillete de presiencias, la Celac representa una oportunidad estratégica: es el único espacio que reúne a los 33 Estados latinoamericanos y caribeños y que también busca diversificar sus alianzas geopolíticas. Así lo señaló la vicecanciller de Honduras, Cindy Rodríguez —país que este 9 de abril le entregará a Colombia la presidencia del organismo—, al afirmar que el rol de Bogotá deberá ser, sobre todo, “buscar esos otros vínculos, como lo es la República Popular China y también Celac-Unión Europea”.
En esa línea, está previsto que en noviembre se celebre la IV Cumbre Celac-Unión Europea. Además, este martes, después de que Sarabia se reuniera con el representante chino para Asuntos Latinoamericanos, Qiu Xiaoqi, se confirmó que en mayo se desarrollará el evento Celac-China, el 13 de mayo en Beijing, al que asistiría Petro.
Además de China y Europa, desde la Celac, el Ministerio de Exteriores también afirmó que Colombia quiere poner los ojos en África. De hecho, ese fue el motivo de la primera reunión que tuvieron la canciller Sarabia y la vicepresidenta Francia Márquez después de su choque en el primer consejo de ministros televisado. La semana pasada se dieron cita para discutir el fortalecimiento de la Estrategia Colombia–África 2022–2026, la promoción del reconocimiento integral de los pueblos afrodescendientes en el Sistema de Naciones Unidas y, además, se comprometieron a trabajar juntas en la gestión de una visita de alto nivel del presidente Petro al continente africano.
En paralelo a la estrategia internacional, el “gobierno del cambio” también busca una respuesta interna frente a los efectos de los nuevos aranceles estadounidenses. Veinticuatro horas antes de aterrizar en Tegucigalpa, Sarabia se reunió con los gremios y decidieron crear una mesa permanente y diseñar una estrategia conjunta para sortear los efectos de las medidas impuestas por Washington.
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El acto protocolario encabezado por la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, este miércoles, reunirá a varios de los principales líderes de la región, incluidos algunos cercanos al ideario progresista del presidente Petro. Entre los asistentes al evento en el Banco Central de Honduras estarán el mandatario brasileño Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva y la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum. También participarán, entre otros, los presidentes de Guatemala, Bernardo Arévalo; Bolivia, Luis Arce; Uruguay, Yamandú Orsi; y Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Como antesala a la cumbre, Petro sostuvo este martes una reunión bilateral con el uruguayo Orsi (país que asumirá la presidencia de la CELAC después de Colombia).
En cualquier caso, la relación de Petro con la Celac ya había tenido un episodio reciente, cuando el mandatario denunció ante la comunidad internacional un supuesto intento de golpe de Estado en su contra y pidió una reunión urgente del organismo. En ese momento, recibió mensajes de solidaridad, incluso de la presidenta Castro. Sin embargo, más allá de esos respaldos simbólicos, la Celac no convocó ninguna reunión extraordinaria ni emitió una declaración conjunta.
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