Si bien en las entrañas del petrismo aún no se logran poner de acuerdo sobre cómo enfrentar la carrera presidencial para que –siguiendo la directriz del presidente Gustavo Petro– se unifiquen criterios en la búsqueda de la reelección del progresismo, ya hay un ramillete de exfuncionarios de la primera administración de izquierda pura que tiene el país buscando espacio en los tarjetones electorales de 2026.
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Y aunque aún faltan nombres por saltar a la palestra en la búsqueda de un aval, algo en lo que también tiene su foco la oposición, sí hay ya varias cartas de exfuncionarios de Petro que quieren sucederlo en la Casa de Nariño.
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Algunos no tienen mucha fuerza electoral, pero sí un reconocimiento que les permitirá jugar y, algo que no se descarta, buscar una curul en el Senado si la gasolina no les alcanza para llegar a las presidenciales.
El caso más reciente es el del excanciller Luis Gilberto Murillo, quien dejó el cargo luego de sortear una dura crisis que se desató entre Colombia y Estados Unidos por las diferencias que hay entre las administraciones de Petro y la del magnate republicano Donal Trump.
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En efecto, Murillo aseguró que no es el candidato “de ningún político” y que por eso mismo quiere abrirse espacio en el escenario electoral a través de caminos distintos a los que vienen recorriendo otros sectores, como el propio progresismo que lo llevó al actual Gobierno. De hecho, el exfuncionario trabajó también con el expresidente Juan Manuel Santos y fue la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo hace tres años durante los comicios en los que finalmente se impuso Petro.
“Ha llegado la hora de escribir una nueva página de la historia de Colombia, una historia con alma y de todos”, precisó el exministro en un video que publicó en sus redes para anunciar su apuesta electoral. Su lazo político lo tenía con Colombia Renaciente, un partido con alta presencia en el Pacífico, pero de acuerdo con algunas fuentes de esa colectividad se habrían dado diferencias que generaron tensiones.
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Otra de estas cartas la encarna el exembajador en Reino Unido Roy Barreras, quien esta semana regresó a Colombia a explorar qué tanta acogida tiene su nombre para intentar buscar espacio en lo que Petro ha denominado “frente amplio”. Se trata de un bloque para consolidar la izquierda y buscar, vía consulta, una candidatura única a la presidencia.
Barreras –quien hace dos semanas se reunió con el mandatario para hablar de su aspiración– ayudó al Pacto Histórico a conformar las listas al Congreso con las que en el 2022 logró más de 2 millones de votos y 20 curules en el Senado, y aunque salió por una sanción que le impuso el Consejo de Estado por doble militancia, tiene alta incidencia dentro de esta fuerza política. Incluso, consolidó un movimiento, Fuerza de la Paz, que tiene su futuro pendiente de una decisión administrativa.
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Este diario estableció que estará unos días en Colombia dialogando con varios sectores, incluyendo otra vez al presidente Petro, y luego viajará al exterior a terminar de preparar lo que sería su aspiración presidencial.
En este ramillete también está la exministra de Salud Carolina Corcho, quien lleva varias semanas recorriendo el país y dialogando con la diáspora colombiana en el exterior para calentar lo que sería una eventual candidatura suya.
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Corcho cuenta con respaldo en el ala más tradicional del petrismo y es muy cercana al jefe de Estado, pero en otros círculos de la misma izquierda la leen como una mujer de índole radical, lo que podría complicar la búsqueda de consensos. Eso sí, tanto detractores como copartidarios suyos destacan su alta preparación académica y el manejo que tiene de los escenarios públicos.
En las listas de exministros de Petro que buscarían la Casa de Nariño también entra quien hasta hace poco estuvo al frente de la cartera del Interior. En efecto, Juan Fernando Cristo, quien recuperó la personería del partido En Marcha gracias a una tutela resuelta a su favor por la Corte Constitucional, está en diálogos con diferentes sectores explorando cómo podría consolidar una campaña presidencial.
Su cercanía con el expresidente Santos es leída como una alternativa para buscar puentes con la centro-izquierda, sector que en todo caso ha venido respaldando en varios escenarios –aunque con ciertos bemoles– la administración actual.
En toda esta ecuación también figura el exdirector de Prosperidad Social Gustavo Bolívar, uno de los mejor posicionados en encuestas –según Invamer supera el 10 % en intención de voto–, aunque no está en un buen momento en su relación con el jefe de Estado. De hecho, salió del Ejecutivo tras varios desplantes públicos que le hizo Petro.
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En esta misma línea está Mauricio Lizcano, exministro de las TIC que salió hace poco del cargo y está buscando apoyos para ver hasta dónde avanza en una aspiración presidencial. Incluso, en una reciente entrevista con este diario, confirmó que ya estaba andando ese camino hacía algunas semanas.
Otra exministra buscando espacio es Susana Muhammad, quien salió de la cartera de Ambiente tras un altercado directo con el presidente Petro por su oposición al retorno de Armando Benedetti (ministro del Interior) al Gobierno. El jefe de Estado respaldó a quien dirige ahora la cartera política, por lo que la exfuncionaria está analizando con la izquierda qué camino seguir; algunas voces, incluso, la ubican más en el Congreso.
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En medio de este ramillete también han salido algunos otros nombres de exfuncionarios del actual comandante de la Casa de Nariño, como el exgobernador Camilo Romero, quien hace pocas semanas retornó al país luego de estar algunos meses como embajador en Argentina. La oficialización de su campaña será el próximo martes en Bogotá.
Y, entre otros, está el general (r) William Salamanca, exdirector de la Policía, a quien un grupo de ciudadanos colombianos radicados en Estados Unidos –y con fuertes nexos con sectores de derecha– le propusieron lanzarse a la Presidencia. Este exoficial regresó al servicio activo por decisión de Petro hasta que, de nuevo, optó por el retiro en el que ahora está.
La baraja puede seguir creciendo, pero lo cierto es que el guiño de Petro se mantendrá neutro hasta tanto no se acerque más la cita a urnas y las encuestas y bases de la izquierda le demuestren quién puede tener una opción real de disputar con fuerza la reelección del progresismo en 2026.
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