Enrique Peñalosa fue elegido candidato presidencial de la Alianza Verde. Al cierre de esta edición, el exalcalde de Bogotá triplicaba, con el 63% de las mesas escrutadas, a su inmediato perseguidor, Camilo Romero. Según los cálculos de la campaña de Peñalosa, la votación a su favor excedió los dos millones de sufragios. Una cantidad que nadie, en ese partido, había logrado en consultas anteriores.
En 2010, cuando Antanas Mockus le ganó la consulta interna al mismo Enrique Peñalosa y a Lucho Garzón, lo logró con una votación cercana a los 850.000 votos. Después, la candidatura presidencial de los verdes desencadenó un apoyo conocido como la “Ola Verde”, que amenazó la presidencia de Juan Manuel Santos con más de tres millones de votos. Ahora, cuatro años después, el escenario es muy distinto.
Está claro que votantes sin simpatías rígidas hacia la Alianza Verde intervinieron en la escogencia de Peñalosa. En las legislativas, ese partido obtuvo algo más de medio millón de votos, mientras la proyección es que en la consulta presidencial cerca de tres millones de ciudadanos sufragaron. Las dudas que surgen, entonces, son: quiénes fueron esos votantes y qué los movía.
Para John Sudarsky, uno de los precandidatos derrotados, quienes intervinieron mayoritariamente fueron los simpatizantes del expresidente Álvaro Uribe. “Ahora el uribismo va a tener un problema práctico para deshacerse de Óscar Iván Zuluaga y ceñirse a Peñalosa. Si no lo hacen, corren el riesgo de no llegar a segunda vuelta”, sostuvo Sudarsky, quien logró, según las proyecciones al cierre de esta edición, alrededor de 400.000 votos.
“Los ciudadanos que participaron lo hicieron de manera independiente, no por la presión de jefes políticos. Es evidente que mucha gente sin filiaciones, o de otros partidos, votó por nosotros. Pero este es un proyecto de corazón verde que pretende gobernar con los mejores y aquí caben todos los colombianos. No pueden poner en duda nuestra independencia”, sostuvo Peñalosa en diálogo con este diario.
El ahora candidato ha procurado deslindarse del uribismo y sabe que los apoyos recogidos en 2010 por la Ola Verde serán difíciles de conseguir. En ese momento, el acuerdo entre Mockus, Garzón y él era que quien ganara la consulta sería el vocero de una visión compartida de país. Pero ahora, con Romero y Sudarsky, se enfrentaron tres visiones distintas y será difícil construir lealtades de cara a las elecciones de mayo.
Sudarsky ya ha dicho que no se plegará a quien hoy representa a los verdes en la carrera por la Casa de Nariño. Por su parte, Camilo Romero, que no ha sido explícito sobre su futuro alrededor de la candidatura de Peñalosa, reconoció la derrota, felicitó al exalcalde por la victoria y le dijo, claramente, “ni Santos ni Uribe: el camino es la independencia”.
“Yo le critico al expresidente Uribe que no fue capaz de cambiar la relación del Ejecutivo con el Congreso, y a Santos, que no ha sido capaz de tomar medidas con costos políticos pero necesarias, como la reforma a la salud. Ambos, en materia económica, han creído que la solución son los tratados de libre comercio y no el desarrollo de una política de largo plazo. Yo represento una vía diferente”, dijo el candidato.
Peñalosa incluso le advirtió a este diario que, a diferencia de Santos y Uribe, él hará de la paz una política de Estado y no una iniciativa que vaya al vaivén de las conveniencias políticas y las encuestas. Prometió que, de ser elegido, ratificará al equipo negociador del Gobierno que hoy está en La Habana, Cuba, procurando pactar la paz con la guerrilla de las Farc.
Por último, sostuvo que no hará alianzas con otros partidos antes de la primera vuelta y que llevará a cabo su campaña sin apoyos de maquinarias. Aún no ha decidido quién será su fórmula vicepresidencial (que deberá definir antes del próximo viernes), pero se rumora que será una mujer de alguna región diferente al centro del país. Seguramente, el candidato verde saldrá a repartir volantes en compañía de los que, dice, serán “los mejores”, pero no de la mayoría de su partido, que hoy siente que Peñalosa está alejado del “ideario” de la Ola.