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Hay quienes la consideran la ficha del expresidente Álvaro Uribe dentro del Partido Conservador e incluso el senador Arturo Yepes la calificó como el ‘caballo de Troya’ del exmandatario en la convención nacional que hoy define si la colectividad azul se suma a la reelección de Juan Manuel Santos o va con candidato propio a la primera vuelta de las presidenciales, el 25 de mayo próximo. Señalamientos que rechaza con vehemencia la exministra de Defensa y exsenadora Marta Lucía Ramírez, quien en diálogo con El Espectador asegura querer ser la ‘tercería’ en el pulso por la primera magistratura del Estado de la que tanto se habla y reafirma su postura de que el partido debe tener vocación de poder y estar por encima de la mermelada que, según dice, está comprando para el Gobierno el apoyo a Santos.
¿Qué cree que va a pasar en la convención conservadora?
Llevo un año pidiendo que se haga, pero lo que hemos visto lamentablemente es una dilación indefinida para que al final digan que no hay tiempo para tener una candidatura. Mi posición es que el partido tiene que tener vocación de poder y una candidatura propia, porque de lo contrario no sería un partido político y, los que quieren otra cosa, pues que monten un club de amigos o un tertuliadero de retirados o un centro de estudios.
¿Y a qué cree que apunta esa supuesta dilación de la que habla?
Sabemos que el empalago de la mermelada para algunos ha sido demasiado irresistible y creo que lo que quieren es tener al partido en un estado de coma inducido, que es el pretexto para seguir recibiéndola. Por fortuna no son todos y hay gente que defiende el tener vocación de poder, pero evidentemente ha sido una dilación para entregarse a la reelección del presidente Santos.
¿Quién o quiénes están detrás de esa estrategia?
Hay gente que no ha tenido ningún problema en salir a decirlo de frente. Efraín Cepeda, por ejemplo, ha sido uno de los más caracterizados en la línea de entregarse a la reelección y otros dicen que la presión del Gobierno es muy grande.
Claro que ese estigma de ser un partido apegado a la burocracia no es de ahora, también se dio en los dos gobiernos de Álvaro Uribe...
Lamentablemente la política colombiana está permeada por el poder que se ejerce desde el Ejecutivo para comprometer el voto de los congresistas de manera individual. Lo que hace falta acá es una verdadera reforma política que fortalezca los partidos como instituciones y que sólo permita acuerdos programáticos frente al gobierno de turno. Es inaceptable que se debiliten los partidos haciendo negociaciones al menudeo y esto no sólo para en el Partido Conservador. Pero es muy grave que nos pase porque buena parte de lo que ha sido la agenda del gobierno Santos no nos identifica. Por ejemplo, este ha sido siempre el partido del desarrollo rural, de la justicia, de la seguridad, del desarrollo económico y es inaceptable que por hacer parte de la Unidad Nacional y estar pegados a la mermelada, se hayan dejado de lado esas banderas.
¿Debe entonces el Partido Conservador irse a la oposición?
No creo que necesariamente tenga que hacer oposición, pero tiene que tener individualidad, personalidad propia y autonomía. Hay que apoyar al presidente Santos en lo que le convenga a Colombia, ese es un deber moral. Pero obviamente tener una candidatura propia nos da autonomía para mostrar nuestras banderas.
¿Apoyar, por ejemplo, los diálogos con las Farc? Porque si hay algo que le conviene a Colombia es la paz…
Apoyarlos pero siempre y cuando se tenga un norte seguro, porque lo que hemos visto son muchos ires y venires. Apoyo las negociaciones, pero lo que sí exijo es que haya unos términos y unas condiciones. ¿Por qué no se les ha exigido a las Farc que dejen de reclutar a menores? Ese no es un tema de negociación y se trata de un delito de lesa humanidad. Y no puede ser que sigan preparando magnicidios o cometiendo atentados terroristas contra la población civil sin tener ninguna preocupación porque sienten que les van a perdonar todo.
¿Qué les responde a quienes dicen que usted es la ficha del uribismo dentro del Partido Conservador?
No voy a renegar jamás de haber sido ministra de la Defensa de Uribe, porque gracias a ese trabajo se mejoró la seguridad de los colombianos. En mi vida siempre he tenido coherencia, pero no tengo rótulos. Soy una mujer bastante mayor. A mí el presidente Uribe me conoció cuando ya llevaba más de 30 años trabajando, en los sectores público y privado, y no he sido la cuotica de nadie, ni he llegado a ningún cargo por favores ni recomendaciones, sino por mi capacidad de trabajo, conocimiento y preparación. Lo menos que merece uno es respeto y que se le analice dentro de su individualidad, sin prejuicio de que tenga, por supuesto, afinidad con lo que se haya hecho en materia de seguridad democrática.
Porque hay quien la calificó como el ‘caballo de Troya’ del uribismo dentro del conservatismo...
Es que yo no hago parte de los que utilizaron la cercanía al gobierno Uribe y hoy reniegan de eso porque les conviene y les da más réditos estar tirando piedras. A la democracia colombiana le hacen mucho daño los ‘ismos’. Aquí tenemos que ser capaces de evolucionar, porque en las últimas décadas hemos vivido entre el pastranismo, el turbayismo, el lopismo, el gavirismo, el samperismo, el uribismo y el santismo. No, aquí hay que pensar en instituciones, que es lo que necesita Colombia. Formo parte de Partido Conservador, ahí es donde escogí estar, de lo contrario estaría en otro lado. Valoro lo que hizo el presidente Uribe, pero no hago parte de las personas que están bajo su sombrilla.
¿Y nunca le ofrecieron cupo en el Centro Democrático?
Sí me lo ofrecieron, pero tomé la decisión de quedarme en el Partido Conservador. Soy una persona que siempre ha tenido coherencia, que es algo que a veces otros no respetan ni reconocen.
Y si fuera elegida candidata del partido, ¿plantearía una alianza con el Centro Democrático de Uribe?
No, plantearía que el partido tiene que ir a la primera vuelta y tratar de ganar para manejar a Colombia de la mejor manera: planeando, ejecutando y dando resultados. Lo que hemos visto con Santos es improvisación en lo económico, en infraestructura, en ciencia y tecnología, y en seguridad. Tenemos que demostrarles a los colombianos que hay una opción distinta y aspiro a ser la famosa tercería de la que tanto se habla, porque pienso que este país no puede seguir moviéndose entre el uribismo y el santismo.
Ser la “tercería” es ser diferente a lo que hay, ¿qué diferencias tiene frente a Santos y Uribe?
Creo que tengo una verdadera vocación de servicio, mirando hacia delante. Llevo 36 años trabajando por Colombia y siempre lo que he hecho es proponer cosas que han servido para que el país progrese. Quiero mirar hacia el futuro y no quedarme enterrada en el pasado ni en las desavenencias personales.
¿Qué tan difícil sería enfrentar a un presidente-candidato?
Muy difícil cuando se sabe que están ofreciéndoles a los congresistas toda clase de prebendas para que neutralicen la candidatura del conservatismo, que se ha convertido en la joya de la corona.
¿Y si en la convención de hoy se impone la línea de apoyar la reelección de Santos?
Quiero decirle que tenemos información de que hubo una reunión con altos funcionarios del Gobierno, donde los parlamentarios ya circularon un documento de apoyo a la reelección. Sabemos que algunos, no todos, están al mejor postor. Por fortuna las bases no y esa es la gente sencilla del partido: los concejales, los diputados, los directoristas municipales de pueblos pequeños, que creen en la ideología, exigen respeto por el partido y quieren la política por el deber ser no por los beneficios personales. Si la democracia del partido funciona vamos a tener una sorpresa. Lo importante es que haya transparencia y que tengamos garantías.