Se llama Roy Leonardo, es médico, dice ser poeta y en materia política se ha saltado todos los muros; Barreras, como su apellido. De hecho, cada vez que alguien quiere hacer una broma sobre los comportamientos camaleónicos de nuestros congresistas su nombre aparece como ejemplo de hacedor de volteretas tan increíbles como exitosas en materia electoral.
Pero la última no le salió del todo bien y fue por eso que el Consejo de Estado le quitó el 4 de mayo la curul de senador que obtuvo en 2022 y en la cual lleva apenas 10 meses. ¿La razón? Doble militancia. Pertenecía al Partido de la U, del cual fue expulsado el 9 de octubre de 2020, y en nombre del cual ostentaba una curul de senador para el periodo 2018-2022, a la cual no renunció cuando se postuló a la reelección en nombre de otro partido.
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Su defensa se centró, precisamente, en decir que si lo habían expulsado se sobreentendía que ya no pertenecía a la U y que por lo tanto no tenía doble partido, sino ninguno. Y que estaba en el derecho de postularse por otro, que resultó ser la Alianza Democrática Amplia (ADA), la misma que luego hizo coalición con el Pacto Histórico de Gustavo Petro.
Que no se alegren mucho, dice él a todos los que lo demandaron y a quienes estaban detrás de algunos de ellos. Que se irá rápido y que está seguro de que le terminaron haciendo un favor. Costoso favor, de todas formas, porque así él no lo admita, el valor de las campañas al Senado se calcula en miles de millones de pesos y no hay congresistas que se le midan a semejante inversión para ejercer el cargo solo 10 meses, en vez de los cuatro años que dura el periodo completo. Bueno, hay excepciones, como la del exsenador Gustavo Bolívar, curiosamente del mismo Pacto Histórico de Roy, aunque él no se fue obligado por autoridad judicial, sino por su apetito electoral, pues quiere ser alcalde de Bogotá.
En el Ejecutivo están sacando cuentas sobre el caso de Barreras. Como senador, es un efectivísimo jugador en términos de la política y era clave para ayudar a recomponer las mayorías en momentos en que el presidente Petro rompió la coalición con los partidos Conservador, Liberal y de la U. Si bien es cierto que para fortalecer ese ejercicio como buen componedor llegó el nuevo ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, al Gobierno le hará falta el lobby de Barreras en el Congreso.
Pero él no es un senador más. Deja el Congreso siendo el presidente del Senado, dignidad clave para poner el ritmo en los debates a los proyectos de ley que, ya se ha dicho, por estos días tienen barreras y ahora no tendrán Roy. Las imágenes del presidente del Senado ordenando el debate al Plan de Desarrollo en el atril de la Cámara de Representantes son más que suficientes para entender que quien se va de manera precipitada es la ficha más importante de la bancada petrista en asuntos de maquinaria y movimiento de votos. Otro ejemplo: ¿cómo será el debate a la reforma a la salud en la plenaria de Senado?
Que se vaya Roy no significa que a él se le acabe la carrera política. Al contrario, ya el presidente Petro insinuó que se le abren las puertas para otros cargos y algunos lo ven con perfil ministerial, así el presidente acabe de reconformar el gabinete. De lo que no hay duda, y el mismo Barreras lo repite por todas partes, es de que jugará a fondo para que en las elecciones regionales de octubre haya candidatos de la Fuerza de la Paz, el partido político que logró sacar en la misma campaña en la que ganó la curul que le acaban de quitar. Sería muy curioso que terminara, por ejemplo, como candidato a la Gobernación del Valle, ahora que Dilian Francisca Toro, la jefa del Partido de la U (el partido del cual lo echaron a él) rompió cobijas con Petro y su bancada. “Me hicieron un favor, porque me quitaron todas las inhabilidades y ahora puedo aspirar prácticamente a todo”, dice Roy. Y así no aspire él de manera directa, el poder que tiene de conceder avales para candidatos a alcaldías y gobernaciones es grande.
El techo para Roy no depende de terceros, ni es la nulidad de su elección como senador. Hoy, también lo había adelantado él, su prioridad es recuperarse del cáncer que lo aqueja y por el cual ya había anunciado que dejaría el Congreso a mitad de año. La salida se le adelantó unos días, lo cual significa que tendrá más tiempo para prepararse para sus quimioterapias.
Entretanto, los agarrones en el Congreso por la agenda legislativa del gobierno Petro serán conducidos por el liberal santandereano Miguel Ángel Pinto, quien deberá convocar a la elección de un nuevo presidente. Y si se mantienen los acuerdos, la persona elegida deberá ser de la coalición del petrismo. El que más suena para ese cargo es Alexánder López, vallecaucano formado en el Polo Democrático. Igual, solo sería presidente hasta el 20 de julio, cuando comenzará la nueva legislatura y habrá una nueva elección.