Hace 19 años, en noviembre de 1991, Juan Manuel Santos Calderón dejó la subdirección del periódico El Tiempo y aceptó el Ministerio de Comercio Exterior en el gobierno de César Gaviria. Dejó una holgada posición de influencia y poder para correr los riesgos propios de la vida pública. Su asesor de siempre, Germán Santamaría, lo resumió en una frase: “Él no va a volver al periódico, su carrera política está en un punto de no retorno”. Este domingo se confirmó este vaticinio al resultar electo presidente de Colombia para el período 2010-2014.
Nacido en Bogotá, el 10 de agosto de 1951, desde su niñez heredó el legado del periodismo y la política. Su tío abuelo Eduardo Santos Montejo fue presidente de la República por el Partido Liberal, entre 1938 y 1942; y su abuelo Enrique Santos Montejo, conocido como Calibán, fue el más influyente columnista durante varias décadas del siglo XX. Tras concluir su bachillerato, Juan Manuel Santos se enlistó en la Fuerza Naval, donde estuvo dos años. Después viajó a Estados Unidos y se graduó en Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Kansas. Luego regresó a Colombia.
Asumió entonces labores como periodista en el diario de su familia, pero simultáneamente ingresó a laborar en la Federación Nacional de Cafeteros, organismo en el que se mantuvo hasta 1981. Entre estas dos gestiones también obtuvo un máster en Economía y Desarrollo Económico del London School of Economics en Inglaterra. Formó parte de la negociación de tres pactos cafeteros y ejerció como delegado ante varios organismos internacionales. Sabía que tarde o temprano se iba a quedar en la vida pública. Lo hizo en 1991, y dos años más tarde el Congreso lo escogió como último designado presidencial.
En agosto de 1993, por primera vez, Santos se acercó a la Presidencia, al ser respaldado por sus copartidarios como Designado, es decir, eventual reemplazo de César Gaviria. Fue una cómoda victoria sobre el entonces ministro de Comunicaciones, William Jaramillo Gómez, en la cual sacó a relucir sus capacidades para moverse políticamente y ganar el apoyo de algunos medios de comunicación, los grupos económicos y los ex presidentes. Aunque no tuvo momentos en el máximo poder, sí empezó a figurar en el sonajero presidencial por el liberalismo.
En el cuatrienio 1994-1998 Santos empezó a preparar su candidatura presidencial, pero ante la crisis del Proceso 8.000, en el gobierno de Ernesto Samper, se sumó a los liberales que le reclamaron apartarse de la primera magistratura del Estado para que asumiera el vicepresidente Humberto de la Calle. Las fricciones con el gobierno Samper derivaron, hacia 1997, en un abierto choque con el Ejecutivo, que lo acusó de estar armando una conspiración para derrocarlo. Las divisiones en el liberalismo precipitaron la victoria del conservador Andrés Pastrana, a quien no tardó en apoyar en su gobierno.
Inicialmente lo hizo aceptando ser veedor del proceso de paz que concertó el gobierno Pastrana con la guerrilla de las Farc y que significó el despeje de 42.000 kilómetros cuadrados en la región del Caguán. Meses después se apartó del Gobierno cuando éste quiso que el Congreso de la República le otorgara facultades extraordinarias para manejar el tema de la negociación política con la guerrilla. Se refugió en su Fundación Buen Gobierno y en 2000, en medio de la crisis económica, aceptó el llamado de Pastrana para ser ministro de Hacienda.
Al ganar la Presidencia Álvaro Uribe, en 2002, inicialmente Santos se mantuvo al margen de sus políticas e incluso tuvieron públicas diferencias a raíz de las críticas que hizo Uribe de su gestión al frente de las finanzas públicas. Sin embargo, poco a poco se fue acercando al actual gobierno hasta que se convirtió en puntal de su reelección, en 2006. De hecho, fue uno de los impulsores del Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U), que le dio las mayorías del Poder Legislativo al uribismo.
Este acercamiento le permitió ser escogido como ministro de Defensa al comienzo del segundo mandato de Uribe, circunstancia que le permitió protagonizar un momento estelar para las Fuerzas Militares. Pero así como cosechó éxitos, también estuvo al frente de decisiones que aún producen dificultades internacionales. Las dos caras de la moneda fueron la operación que dio de baja al jefe de las Farc Raúl Reyes en Ecuador, en marzo de 2008, y la ‘Operación Jaque’, que permitió el rescate militar de 15 secuestrados en poder de las Farc, entre ellos Íngrid Betancourt.
En mayo de 2009 dejó el cargo, justo en el momento en que cobraba fuerza un dolor de cabeza para las Fuerzas Militares: el escándalo de los falsos positivos que aún sigue vigente en los estrados judiciales. Juan Manuel Santos, quien había superado un intento de moción de censura en el Congreso, se fue al exterior por algunas semanas y regresó al país para ponerse al frente del Partido de la U, con la expectativa de que el presidente Uribe pudiera postularse a un tercer mandato si la Corte Constitucional aprobaba el trámite de un referendo.
Claro está que también tenía claro que si ese referendo fracasaba, él sería el candidato del uribismo. Esta decisión se dio a finales de febrero de 2010, fecha en la cual Juan Manuel Santos arrancó una corta campaña donde empezó enfrentando un ‘toconsan’ (Todos contra Santos) y terminó convocando un ‘toconsan’ (Todos con Santos). Cuatro meses donde salieron a relucir peleas no saldadas, como haberle endilgado a Rafael Pardo, en la campaña al Congreso de 2006, que se estaba aliando con las Farc, luego vinieron denuncias contra los métodos de su campaña publicitaria.
El pasado 30 de mayo, después de que las firmas encuestadoras lo colocaban en un empate técnico con el candidato Antanas Mockus, por poco gana en primera vuelta. La reingeniería de última hora de su campaña le permitió llegar al 46% de los votos. En ese momento, Santos sacó a relucir su tesis de la Unidad Nacional y poco a poco fue sumando a sus filas a algunos de los candidatos que se quedaron en el camino o a muchos de sus seguidores que quedaron en libertad de tomar posición política. Lo demás era esperar el veredicto de las urnas.
A sus 58 años, padre de tres hijos: Martín, María Antonia y Esteban; casado con María Clemencia Rodríguez, Juan Manuel Santos Calderón, hijo del ex director de El Tiempo Enrique Santos Castillo, asumirá el próximo sábado 7 de agosto la primera magistratura del Estado. Desde su primer cargo ministerial, dos décadas le tomó llegar a la Casa de Nariño. Y lo hace con más de nueve millones de votos de respaldo, un mandato ciudadano amplio y contundente con la posibilidad de que en 2014 pueda volver a postularse.