Que los candidatos perdedores protesten por los resultados de un proceso de votaciones no es nuevo. Tristemente, la historia de Colombia está llena de casos así, algunos incluso de resonancia nacional, en los que hubo serias dudas sobre el manejo que las autoridades electorales dieron al proceso electoral. Por eso hubo protestas hasta de candidatos presidenciales en 1970. Tampoco resulta nuevo que algunas de ellas hayan terminado en disturbios. Lamentable, pero ocurre. Lo que sí sorprende es que, además de la protesta de los perdedores y de actos vandálicos por parte de desadaptados, sea la Registraduría la que denuncie que se robaron los votos.
Eso fue precisamente lo que ocurrió en Tumaco, Nariño, en donde la incertidumbre respecto al ganador de las elecciones para alcalde se prolongará 15 días, tras las denuncias sobre el extravío de bolsas con votos, las cuales el notario de la elección, el registrador delegado de Nariño, Daniel Eduardo Molano, le confirmó a este diario.
A Molano tampoco le parece anormal la protesta de los perdedores en una elección. No obstante, sostuvo que en esta ocasión, particularmente en Tumaco, fue evidente la intención de robar el material electoral que iba a ser transportado desde las mesas de votación. En sus palabras, “cuando algunos de los delegados iban a salir del sitio donde estaban haciendo las votaciones, les arrebataron unas bolsas y la Policía nos ayudó a recuperar algunas. Las que no (pudieron recuperar) las abrieron y por eso había votos en las calles”.
En efecto, líderes locales difundieron ayer fotografías del material electoral recuperado. Algunas versiones señalan que la intención era cambiar las bolsas que contenían los votos reales por otras con tarjetones previamente marcados a favor de una candidata.
Las autoridades iniciaron ayer la verificación del estado del material electoral para comenzar el reconteo y, aunque estaba previsto que el registrador fuera acompañado por delegados de las campañas para recoger el material que se encontraba disperso, finalmente estuvo solo en esa labor.
Los boletines oficiales del domingo señalaban como ganadora a María Emilsen Angulo, del movimiento Tumaco Nuestra Pasión, con 21.634 votos. En segundo lugar quedó el candidato del Partido de la U, Diego Alexánder Angulo, con 18.668 votos. Según él, cerca de 4.000 votos de 17 mesas —que al parecer los favorecían a él y al candidato Julio César Rivera— se perdieron cuando eran llevados al coliseo del pueblo para el escrutinio.
“Montaron una registraduría paralela y los votos no llegaban al coliseo, donde estaba la mayoría de mesas de votación”, señaló un veedor local.
Para Ray Charrupi, director de la fundación Chao Racismo, aunque el fraude electoral en el Pacífico siempre ha sido evidente, la particularidad de este caso es que por primera vez los ciudadanos levantaron su voz de protesta a favor de Diego Angulo.
Otro hecho que despertó las sospechas de algunos sectores fue la presencia en la Registraduría, en pleno escrutinio, de Neftalí Correa, representante a la Cámara y promotor de la candidatura de María Emilsen Angulo. El registrador Molano, sin embargo, dice que no lo vio.
Tumaco es uno de los municipios más abandonados del país, asediado por grupos armados ilegales y al cual la corrupción ha golpeado durante muchos años. ¿Podrá hacerlo de nuevo esta vez?