El pasado 18 de febrero, durante un consejo de seguridad en Presidencia, se anunció una ofensiva militar en el Cañón de las Hermosas, en el departamento del Tolima, donde tenían indicios de que se encontraba el jefe guerrillero.
“Poco a poco los hemos ido infiltrando y el propio Alfonso Cano, quien allá se paseaba como Pedro por su casa y dormía tranquilo, no está durmiendo tranquilo, eso se lo aseguro”, dijo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, hace tres meses.
Ahora, con la noticia de que Cano ocupará el lugar que dejó el fallecido Manuel Marulanda, el presidente Uribe le lanzó una advertencia: “Ahora que se prepare el filósofo, porque vamos tras él”. Es claro que ante la imposibilidad de haber podido capturar o dar de baja a Tirofijo, el Gobierno apunta a propinarle a las Farc el ‘golpe de gracia’, con la aprehensión o muerte de Alfonso Cano. “Los operativos están en marcha y no solamente contra él, sino contra todos los miembros del Secretariado”, dijo también Santos.
Las Farc, por su parte, dejaron entrever, a través de un mensaje ayer en internet, que seguirán en la misma postura: “La confrontación ni da respiro y la lucha prosigue. Nuestras propuestas alrededor de los acuerdos humanitarios y las salidas políticas continúan vigentes tal cual lo hemos reiterado en múltiples ocasiones”.
Por El Espectador
