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Su imagen ante la opinión pública nacional es de las más negativas. La gente no le perdona las declaraciones de que no tenía como pagar la gasolina de los carros de sus escoltas y mucho menos su postura a favor de revivir la inmunidad parlamentaria.
Pero además, el actual presidente del Senado, el conservador Juan Manuel Corzo, ha sido señalado también de haber estado involucrado en el carrusel de las notarías, en tráfico de influencias, en parapolítica y de amistades non sanctas en su departamento, Norte de Santander. Hoy, a pocos días de dejar la presidencia de la corporación, Corzo les da la cara a sus críticos en El Espectador.
¿Qué balance hace de la legislatura?
Se hicieron avances importantes. La participación en las comisiones fue fructífera y en los debates de control político todos los partidos pudieron intervenir. Hubo armonía y se avanzó en las relaciones del Congreso con las ramas Judicial y la Ejecutiva, dentro de un planteamiento en el tema del equilibrio de los poderes.
Sin embargo la imagen que se tiene es un Congreso arrodillado ante el Ejecutivo…
Esa es una tendencia del sistema presidencial, pero debo decir que los partidos, en el ejercicio de la Ley de Bancadas, han tenido independencia. El Gobierno ha sido respetuoso cuando parlamentarios han votado en contra, aunque es lógico que siempre trate de hacer coalición para sacar sus leyes adelante.
¿No es un mensaje equivocado el que muchos congresistas con investigaciones y procesos de pérdidas de investidura estén decidiendo en la reforma a la justicia puntos que puedan favorecerlos?
Esa puede ser una percepción. Hay que partir de que si fuera así, el Congreso estaría limitado siempre a hablar y a votar, y eso es lo que se está buscado, que haya libertad para hacer las grandes reformas por fuera de los intereses que haya en la ramas del poder público, en los grupos económicos y en otros sectores de particulares. Lo que sí le puedo decir es que aquí no hay nada negociado. Las cortes son cuerpos colegiados y no se van a poner de acuerdo buscando intereses, algo cercano a delinquir. Y no puede decirse que el Congreso está buscando el cambio de la administración de justicia y buscando mayor agilidad en la rama a cambio de unos intereses. Subirles la edad a los magistrados no implica intercambio de favores. Implica decir que hay magistrados que van terminando su período en el mejor momento intelectual de la vida y eso no es una negociación sino que lo que buscamos es que las altas cortes tengan un peso muy fuerte de cara a la jurisprudencia que dictan.
Una de las críticas que se hacen es que más que reforma a la justicia es una reforma política...
Por supuesto que es una reforma política, al fin y al cabo se trata de una reforma a la Constitución Política.
¿Cómo exsecuestrado del Eln ¿qué piensa del marco legal para la paz?
Me parece que se está invirtiendo el camino. No puede haber paz mientras siga el irrespeto al derecho internacional humanitario. No puede haber un marco jurídico para la paz mientras sigan cometiendo semejantes atrocidades, como fue el atentado a Fernando Londoño o lo que sucedió recientemente, cuando asesinaron a un bebé en el propio vientre de su madre. Ese no es el lenguaje.
¿Qué será lo que quiere el presidente Santos?
No sé, pero creo que cada vez será más difícil para él sentir que va a lograr la paz en estos dos años que faltan.
¿El conservatismo se siente satisfecho con la representación en el gobierno?
Creo que el manejo de esa gran alianza que tiene el presidente nos ha puesto en una posición que nos ha permitido cada día ser más independiente y decir las verdades cada vez que nos corresponda. Esa posición es mucho más interesante que detenernos a pensar en si estamos o no bien representados.
¿No les incomoda el protagonismo de los liberales?
No, hemos ganado esa independencia y será el pueblo colombiano el que decida dónde se ubica en esas tendencias que representamos nosotros y ellos.
¿Qué análisis hace del choque entre el presidente Santos y el expresidente Uribe?
Ha sido innecesario y ha generado un desgaste político en ambos. Hay que hacer que la clase política se una buscando un solo norte porque los enemigos no somos los que estamos en la legalidad. Además, hay que estar unidos frente a los coletazos de la economía internacional que se nos viene y frente a la violencia y la escalada guerrillera.
O sea, sí hemos retrocedido en seguridad...
Hay una actitud de las Farc y del Eln, en unión con el narcotráfico, de presionar fuerte al Estado. Es que hacer terrorismo es fácil, es un acto de sorpresa. Pero tienen un plan muy bien tallado, ante la posibilidad de entrar a negociar, acompañado por países vecinos que deben estar jalonado para que se llegue a un proceso de paz. No creo que hayan avanzado sino que quieren hacerse sentir muy fuertes.
¿Cómo va jugar el Partido Conservador de cara a las presidenciales de 2014?
Es un derecho de todos los partidos de aspirar. Dentro de un año no sabemos qué estará pensando el pueblo colombiano y la tendencia es llevar al partido hacia el centro para mostrar que quien está gobernando hoy es Cambio Radical, el Partido Liberal y algunos otros pegados.
¿Y la U dónde queda?
La veo muy cerca del Partido Conservador.
¿Cómo es el cuento sobre Gramalote y la reconstrucción en un lote de la familia del representante Carlos Eduardo León Celis, su fórmula política?
Yo no puedo responder por él pero si puedo decir la verdad porque tengo ese defecto: decir siempre la verdad. Allí no hay ningún interés económico. Lo que hay es un descuido muy grande del nivel central. Ha pasado más de un año y la gente sigue viviendo en cambuches. Con Celis presentamos una ley con una estampilla para tener fondos para ayudarlos. La familia de él es oriunda de allá, es una familia honesta, de jueces, de médicos, que pueden llegar a ser de más de 400 o 500 personas. No se puede pensar en un interés económico por una finca de unos abuelos, que no debe costar mucha plata.
¿Cuánto es poca plata?
No sé, no conozco la finca pero pueden ser 80 o 100 millones de pesos. Allá la tierra no es muy cara e insisto, el tema es la demora en la compra y si los técnicos dicen que debe ser otro predio, no importa, pero que lo compren.
¿No cree que metió la pata en el tema de la gasolina para los carros de los congresistas?
Yo dije una verdad y lo que pasó fue que extractaron pedazos de varias noticias y armaron otra cosa. Me iban a dar cuatro camionetas para seguridad y yo dije que no las aceptaba. Entonces dijeron varias mentiras: hablaron de subsidio a la gasolina cuando no es subsidio sino un gasto que tienen todas las ramas del Poder Público. El anterior presidente del Senado se gastó ese rubro y yo lo que hice fue al revés, rebajé a la mitad ese gasto. Mi presidencia fue de austeridad. Yo lo que dije fue que no me iba a gastar la plata de mi sueldo para tanquear cuatro camionetas y me quedé sólo con una, donde me meto con todos mis escoltas.
Pero hay otra verdad y es que los congresistas ganan muy bien frente a la gran mayoría de los colombianos…
Es que no podemos hacer esa comparación. Yo nunca hablé de mi sueldo y lo sacaron a relucir. Y si usted le reduce los gastos, ¿cuánto queda? Pero tiene razón, si lo comparamos con alguien que se gana el mínimo o menos frente a un congresista que le quedan 16 millones, es se vuelve odioso. Hacia allá llevaron el escándalo.
¿A quién se refiere?
A gente del mismo Congreso pero prefiero no dar nombres.
¿Usted por qué le devolvió las funciones a Ómar Velásquez, director administrativo del Senado, a quien el anterior presidente se las había quitado denunciado irregularidades en la licitación del renting de vehículos para los senadores?
Todos somos susceptibles de denuncias. A mí me han metido como ocho, pero yo soy abogado y legislador, y sé que tengo que cumplir con la Constitución y la ley. Lo ilegal es haberle quitados las funciones.
O sea, usted confía en Velásquez…
No es un tema de confianza, es un tema de ley.
¿Por cierto, usted reactivó la compra de camionetas blindadas para el Senado?
Inicié el proceso. Contraté como asesor a un expresidente del Consejo de Estado, hicimos todo el trámite con Hacienda, estamos cumpliendo los requisitos con Planeación Nacional, nos acompaña la Contraloría y la Procuraduría. Y se contrató con la Universidad de los Andes para estudiar con la plata que tenemos qué es lo que más le sirve al Congreso. Yo ni siquiera lo voy a adjudicar, pero aquí el tema es la seguridad. ¿Vio lo que le acabó de pasar a Fernando Londoño? Hoy en día hay un gran número de parlamentario que andan en taxi.
¿Ha escuchado el rumor de que en ese proceso va una comisión de 6 mil millones?
Dios quiera que no haya manos negras detrás de todo esto. Yo he tratado de blindar el proceso pero sería gravísimo si llegase a ocurrir. De todas maneras, pienso que esto está muy crudo todavía para que hablen de semejante cosa.
¿Cómo es eso de que usted habría sido uno de los beneficiados con una notaría en Cúcuta a cambio de haber votado la reelección de Uribe?
Falso. Mi hermano fue notario pero mucho antes de Uribe y cuando vino el proceso de meritocracia para adjudicar las notarías, se presentó pero luego Se retiró. Me dijo que no quería seguir porque se sentía enfermo. Y le quiero contar también que mi papá fue notario por más de 27 años.
¿Pero a usted lo investigaron por eso?
Sí, pero creo que el caso fue cerrado. Yo no tengo ninguna cercanía con los notarios de Cúcuta y eso lo puede confesar Manuel Guillermo Cuello Baute (exsuperintendente de notariado), que nunca fui a su despacho y menos a abogar por alguien.
¿Pero no fue Cuello baute acaso el que lo involucró?
Él cogió una lista de personas y tal vez un secretario señaló y chuleó gente. De pronto me chulearon al azar. Después me llamó por teléfono pidiendo disculpas.
¿Hay algún proceso por parapolítica en su contra por unas declaraciones de alias ‘El Iguano’?
No, ese señor nunca me ha involucrado. Es más, en una declaración suya en Medellin pidió que le informaran de qué departamento era el senador Juan Manuel Corzo.
¿Pero hay procesos por parapolítica en la Corte contra usted?
A mí me abrieron un proceso por anónimos de enemigos políticos de Norte de Santander. Ese proceso lo cierran y lo adjuntan con otro que le abrieron a varios senadores pero no hay ninguna prueba. Es infame, cuando a mí me han matado familiares, cuando me enfrenté a los grupos paramilitares y hay constancia de las amenazas de muerte que me hicieron. Hasta mataron a un primo que trabajaba en la fiscalía.
¿Por qué lo señalan también de tráfico de influencias en Corponorte?
Esa es otra infamia. A varios parlamentarios nos invitaron a la posesión de Luis Lizcano como director de Corponorte y yo di un discurso que giro en torno a la honestidad del servidor público. Él ya había sido elegido y yo ni siquiera estaba en Cúcuta. Yo no tengo influencias sobre esa corporación pero lo que pasa es que tengo enemigos muy poderosos en mi departamento que incluso llegaron a pagar una página en el periódico El Tiempo para decir que yo tenía vínculos con el narcotráfico.
¿Es cuándo lo involucraron en Jensy Miranda, presunto narcotraficante pedido en extradición por España?
No, ese tema no es. Es cuando trataron de involucrarme con Ramiro Suárez, hoy condenado por homicidio, buscando afectar la campaña a la Alcaldía de Rafael Angarita, a quien yo apoyaba. Pero en realidad ese señor estaba en la campaña de otra persona que por cierto es hermana de un parlamentario rival político mío en Norte de Santander.
¿A quién se refiere?
Que lo investigue El Espectador, aunque eso ya lo sabe todo el mundo.
¿Y lo de Jensy Miranda?
Lo conocí, así como conocía a ‘El Pulpo’ desde niño, cuando jugué fútbol con él. Pero ni tuve negocios con ellos ni son mis amigos. A Miranda lo conocí como presidente o miembro del Club Cazadores. Con él tuve una relación como la tengo con tantas personas en Cúcuta, Norte de Santander y en Colombia. Pero no tuve una relación comercial porque no hago negocios y no vivo en el mundo de las finanzas, de tal manera que lo conocí como a otras personas y eso no tiene ningún delito.
¿Cómo toma las campañas en las redes sociales, con plantón incluido en la Plaza de Bolívar, pidiendo su renuncia?
Como un aprendizaje. Pero yo soy un servidor público, nací para la política, he estado en este campo y terminaré en la política.