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Puede que el presidente Juan Manuel Santos se mantenga firme en su postura de que nada ni nadie lo va hacer pelear con su antecesor, Álvaro Uribe. Pero el comunicado difundido ayer por el exmandatario a través de Twitter pasa las cosas de castaño a oscuro entre los dos. En él rechaza la decisión de la Presidencia de declararse víctima dentro del proceso penal contra Luis Carlos Restrepo por las presuntas falsas desmovilizaciones, calificándola como una “presión a la justicia” y un prejuzgamiento, y señala directamente al jefe de Estado de haber conocido la actuación “transparente, honesta y firme” del excomisionado de Paz, como quiera que fue durante tres años ministro de Defensa.
Y es que según la tesis de Uribe, Santos se olvidó de la condición de jefe de Estado, pues “de acuerdo con el artículo 188 de la Constitución, el presidente de la República se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos, deber que exige incluso discrepar de la justicia, no obstante su independencia, cuando los hechos y decisiones lo ameriten”. Para él, el anuncio de que la Presidencia se constituye en víctima, “sin un análisis de los hechos y del material probatorio que se supone la Fiscalía debe revelar en la audiencia de acusación, equivale a prejuzgar” o “pudiera interpretarse que la Presidencia posee información privilegiada en contra del Restrepo”.
Además, dice el exmandatario, “la decisión de la Presidencia avala, sin análisis, la determinación de formular la imputación, con lo cual se transmite el mensaje de estar de acuerdo con la Fiscalía en contra de Restrepo y de los integrantes del Ejército, que a su vez se convierte en una presión a los jueces para aceptar la imputación, encarcelar y condenar a estas personas”. Uribe considera que hay también un “apresuramiento”, pues la Sala Penal de la Corte Suprema “ha hecho claridad que es en la audiencia de acusación cuando se formaliza la constitución de víctima y, en el caso en mención, la Fiscalía ha anunciado la audiencia de imputación, que es anterior a la de acusación”.
En cuanto al debate jurídico, los expertos creen que la postura de Uribe es equivocada pues, como lo explicó el exvicefiscal Francisco José Sintura, cualquier persona que se considere víctima de una actuación potencialmente criminal puede constituirse como tal a partir del momento mismo que se inicie la actuación, y eso la Corte Constitucional lo tiene claramente establecido: “Entre otras, la sentencia 651 de septiembre 7 de 2011 establece los derechos de la víctima, y uno es hacerse parte en cualquier momento de la actuación. Obvio, esos derechos se hacen efectivos en el incidente de reparación de perjuicios, pero puede iniciar su actuación desde el momento en que inicie el trámite en la Fiscalía”, señaló.
En cuanto al debate político, uribistas y santistas hacen sus propias interpretaciones. Para el analista Alfredo Rangel, Santos debería hacer una manifestación pública de confianza en el excomisionado Restrepo, quien fue su compañero de gabinete: “Ese sería un gesto de lealtad y de generosidad. Si el presidente mantiene ese planteamiento, el costo podría ser muy grande y es la polarización extrema entre el uribismo y el santismo. Acá la cuestión no es de inculpar a Santos por su responsabilidad como ministro de Defensa o a Restrepo como excomisionado, lo que resulta necesario es que se descubra quiénes fueron los que incluyeron a los impostores, porque la desmovilización existió, pero por un puñado de personas que jugaron sucio no se pueden realizar señalamientos graves”, enfatizó.
Por su parte, el también excomisionado de Paz Camilo Gómez, claro opositor de Uribe, piensa que el exmandatario debería, como exjefe de Estado que juró cumplir con la Constitución, respetar la independencia de la Rama Judicial: “Es un atrevimiento que diga que una investigación es una persecución política. Un expresidente y todos los colombianos que respetan la ley deben tener clara que una cosa es el poder ejecutivo y otro el judicial. Esto no es una hacienda con capataz, sino un Estado con tres ramas del poder público”, expresó.
Y en medio de estos dos conceptos podrían ubicarse las palabras de Armando Benedetti, senador de la U, quien recuerda que desde el año pasado advirtió que el expresidente Uribe pasaría a la oposición, “y eso es lo que está pasando. Ahora, el país debe acostumbrase a ese tipo de debates públicos. Yo sí prefiero eso que el falso consenso, que era lo que se venía manejando”. Lo curioso es que ayer, pese a la arremetida del exmandatario, el presidente Santos respondió con elogios durante la inauguración de la vía Mocoa-San Francisco, en Putumayo, donde agradeció el desarrollo social y los avances del anterior gobierno en esa región: “Es justo hacerle un reconocimiento al expresidente Uribe y a su gobierno porque realmente fueron ellos los que usaron mucho esta obra que estamos iniciando”, dijo. Como quien dice, el ‘no pecu’ (no pelear con Uribe) en aplicación.