Uribismo y las Farc a favor de una constituyente

Desde octubre pasado, en la antesala del proceso de negociación, las Farc habían puesto el tema sobre la mesa. En ese entonces su vocero en La Habana, Iván Márquez, habló de la necesidad de darle fuerza legal o constitucional a lo que se acuerde mediante una asamblea constituyente, alternativa que, según dijo, garantizaría el cumplimiento de lo pactado y evitaría cambios futuros. “Que todos los sectores de la nación puedan opinar, puedan decir cómo es que nos vamos a regir de aquí en adelante”, dijo.

 

Por eso no es de extrañar que el ‘no’ rotundo que le dieron el Gobierno y la clase política a esa posibilidad —ventilada una vez más al inicio de la undécima ronda de negociaciones en Cuba— haya generado una dura reacción por parte del grupo guerrillero, que calificó esa postura como “autoritaria” y con la intención de “limitar la condición de soberano que tiene el pueblo”.

 

“No es comprensible que ad portas de iniciar la discusión sobre el punto de participación ciudadana, desde la delegación de paz del Gobierno se le pongan obstáculos a una propuesta fundamental de las organizaciones sociales y políticas”, manifestaron las Farc en un comunicado leído por Iván Márquez. Precisamente ayer, en La Habana, las partes recibieron las propuestas de la sociedad civil sobre participación política surgidas del foro realizado en Bogotá en abril, organizado por la ONU y la Universidad Nacional.  

 

Para las Farc, en ninguna parte del acuerdo para sentarse a dialogar aparece definida la forma de refrendación de lo pactado. “¿En donde está plasmado el compromiso de no hablar de constituyente? Que se nos diga en dónde se prohíbe hablar de este importante asunto, cuando por el contrario, el espíritu del preámbulo y la Agenda lo que manifiesta es que la paz es un asunto de todos los colombianos (...) es una paradoja que precisamente en el punto de participación política a la gente le coloquen un bozal, impidiendo la opinión, desde ya, de congresistas, partidos, organizaciones sociales, sindicatos, empresarios, etc. ¿Por qué le tienen miedo al debate?”, dijo Iván Márquez. 

 

Un tema candente que genera opiniones divididas y toda una serie de interpretaciones de cara al juego político. Tal y como lo dijo El Espectador en su edición del domingo pasado, lo de la constituyente es hoy en día un inamovible de la guerrilla, que ve esa opción no sólo desde la perspectiva de refrendar los eventuales acuerdos, sino también como su único y verdadero escenario para concretar su participación en política. En otras palabras, las Farc creen que es allí donde deben estar para hacer las reformas que se requieren.

 

¿A qué le teme el Gobierno?, pregunta la guerrilla. Y entrando en el terreno de las conjeturas, de entrada se sabe que hay sectores contrarios al gobierno Santos que miran con simpatía la propuesta de una constituyente, entre ellos el uribismo. “Claro que nosotros nos le meteríamos. ¿Usted se imagina una constituyente con Uribe encabezando? ¿Se imagina cuántas curules ganaríamos? Es que además de los temas que quieren las Farc, también hay que hablar de reformas económicas, al Congreso o a la justicia”, ha dicho el senador Juan Carlos Vélez, uribista “purasangre”.

 

Lo cierto es que para las Farc y para el uribismo, la refrendación de temas como la participación en política, los derechos de la oposición o la misma reforma agraria sólo se puede abordar con una constituyente. Pero también hay quienes creen que sería abrir una caja de Pandora. “Algo que puede pensarse con un propósito puede terminar con uno totalmente distinto y en un retroceso de las ganancias que se han conseguido con la Constitución de 1991”, advierte Antonio Navarro. Y es en este concepto donde entra, según algunos, la idea de que el uribismo le jala a la propuesta, pensando en la posibilidad de abrir la puerta para una nueva reelección de su líder. ¿Será a eso que le teme el Gobierno?

Desde octubre pasado, en la antesala del proceso de negociación, las Farc habían puesto el tema sobre la mesa. En ese entonces su vocero en La Habana, Iván Márquez, habló de la necesidad de darle fuerza legal o constitucional a lo que se acuerde mediante una asamblea constituyente, alternativa que, según dijo, garantizaría el cumplimiento de lo pactado y evitaría cambios futuros. “Que todos los sectores de la nación puedan opinar, puedan decir cómo es que nos vamos a regir de aquí en adelante”, dijo.

 

Por eso no es de extrañar que el ‘no’ rotundo que le dieron el Gobierno y la clase política a esa posibilidad —ventilada una vez más al inicio de la undécima ronda de negociaciones en Cuba— haya generado una dura reacción por parte del grupo guerrillero, que calificó esa postura como “autoritaria” y con la intención de “limitar la condición de soberano que tiene el pueblo”.

 

“No es comprensible que ad portas de iniciar la discusión sobre el punto de participación ciudadana, desde la delegación de paz del Gobierno se le pongan obstáculos a una propuesta fundamental de las organizaciones sociales y políticas”, manifestaron las Farc en un comunicado leído por Iván Márquez. Precisamente ayer, en La Habana, las partes recibieron las propuestas de la sociedad civil sobre participación política surgidas del foro realizado en Bogotá en abril, organizado por la ONU y la Universidad Nacional.  

 

Para las Farc, en ninguna parte del acuerdo para sentarse a dialogar aparece definida la forma de refrendación de lo pactado. “¿En donde está plasmado el compromiso de no hablar de constituyente? Que se nos diga en dónde se prohíbe hablar de este importante asunto, cuando por el contrario, el espíritu del preámbulo y la Agenda lo que manifiesta es que la paz es un asunto de todos los colombianos (...) es una paradoja que precisamente en el punto de participación política a la gente le coloquen un bozal, impidiendo la opinión, desde ya, de congresistas, partidos, organizaciones sociales, sindicatos, empresarios, etc. ¿Por qué le tienen miedo al debate?”, dijo Iván Márquez. 

 

Un tema candente que genera opiniones divididas y toda una serie de interpretaciones de cara al juego político. Tal y como lo dijo El Espectador en su edición del domingo pasado, lo de la constituyente es hoy en día un inamovible de la guerrilla, que ve esa opción no sólo desde la perspectiva de refrendar los eventuales acuerdos, sino también como su único y verdadero escenario para concretar su participación en política. En otras palabras, las Farc creen que es allí donde deben estar para hacer las reformas que se requieren.

 

¿A qué le teme el Gobierno?, pregunta la guerrilla. Y entrando en el terreno de las conjeturas, de entrada se sabe que hay sectores contrarios al gobierno Santos que miran con simpatía la propuesta de una constituyente, entre ellos el uribismo. “Claro que nosotros nos le meteríamos. ¿Usted se imagina una constituyente con Uribe encabezando? ¿Se imagina cuántas curules ganaríamos? Es que además de los temas que quieren las Farc, también hay que hablar de reformas económicas, al Congreso o a la justicia”, ha dicho el senador Juan Carlos Vélez, uribista “purasangre”.

 

Lo cierto es que para las Farc y para el uribismo, la refrendación de temas como la participación en política, los derechos de la oposición o la misma reforma agraria sólo se puede abordar con una constituyente. Pero también hay quienes creen que sería abrir una caja de Pandora. “Algo que puede pensarse con un propósito puede terminar con uno totalmente distinto y en un retroceso de las ganancias que se han conseguido con la Constitución de 1991”, advierte Antonio Navarro. Y es en este concepto donde entra, según algunos, la idea de que el uribismo le jala a la propuesta, pensando en la posibilidad de abrir la puerta para una nueva reelección de su líder. ¿Será a eso que le teme el Gobierno?