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No estuvieron lejos las encuestas de la realidad: con una diferencia de votos que no superó el 4%, Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos pasaron a la segunda vuelta presidencial. El primero, con el 29% del total de los votos. El segundo, con el 25%. Las cifras, sin embargo, se ensombrecen cuando se tiene en cuenta que la de la abstención llegó ayer a ser la más alta de los últimos 12 años: alcanzó el 60%, lo que quiere decir que de 32,9 millones de personas que podían votar, el 11% votó por el binomio Zuluaga-Holmes Trujillo, y el 9,7% optó por la dupla Santos-Vargas Lleras. No obstante, con o sin la abstención en el panorama, los temores que circulaban por la Casa de Nariño se hicieron realidad.
Así las cosas, el próximo 15 de junio Juan Manuel Santos tendrá que disputarse la Presidencia, mano a mano, con el candidato uribista. Y si algo confirmaron estos resultados electorales es que el máximo protagonista de las últimas cuatro elecciones presidenciales es Álvaro Uribe Vélez. Anoche, siendo el último de los candidatos en hablar, un victorioso Zuluaga le agradeció al exmandatario y le prometió recuperar “sus banderas”. Hace cuatro años, quien enviaba un mensaje similar era el recién electo Juan Manuel Santos: “Este también es su triunfo, presidente Uribe, es el triunfo de todos los que creemos en la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social, esos son logros que no pueden abandonarse”.
Santos, no obstante, pronto se desligó de la sombra uribista que en ese entonces le ayudó a conseguir poco más de nueve millones para asegurarse como el nuevo residente de la Casa de Nariño. El jueves pasado, durante el debate que se transmitió por el canal RCN, afirmó cuando le preguntaron si creía que —como lo sostienen los uribistas— había traicionado a Uribe: “Yo traicioné la corrupción, traicioné el amiguismo con el paramilitarismo y traicioné las chuzadas”, resumió el jefe de Estado. Pero ahora su principal competencia es precisamente esa línea política que una vez lo llevó al poder. Una línea política con la que se sigue identificando desde varias perspectivas, pero que ya tiene otro dueño: Óscar Iván Zuluaga.
“Vamos a ganar con la paz”, anunció ayer el presidente-candidato desde la sede del Partido de la U, después de que la Registraduría hubiera confirmado que había conseguido 3’301.427 votos en esta contienda. En su discurso, Santos reiteró que cree que es él quien representa el camino hacia el final de un conflicto que desde hace cinco décadas tiene a Colombia sumida en una cruenta violencia política y que además ha causado miles de muertes, secuestros y otros tantos crímenes que están incluso en el radar de la Corte Penal Internacional. “El próximo 15 de junio (...) vamos a escoger entre el miedo y la esperanza, entre los que no quieren la paz y los que estamos dispuestos a buscarla”, señaló el mandatario.
En las últimas semanas, más que ideas ventilándose, los colombianos fueron testigos en la campaña presidencial de una secuencia de ‘trapitos al sol’ entre dos protagonistas: Santos y Zuluaga. Será tarea de los asesores del presidente Santos medir qué tanto impactó en las votaciones el rifirrafe en el que desfilaron acusaciones relacionadas con dineros calientes, asesores tramposos y hackers dispuestos a afectar el proceso de paz. Santos tenía un programa que hablaba de una reforma a la justicia, de seguridad ciudadana, de políticas comerciales, pero poco de eso se conoció en comparación con la historia del hacker y las peleas con el expresidente Uribe.
Anoche alcanzó a hacer lo que se esperaba: coqueteos políticos con los perdedores de la contienda, Marta Lucía Ramírez, Clara López y Enrique Peñalosa. Es cuestión de días para que Colombia sepa a qué candidato apoyará el Partido Conservador, el Polo Democrático y la Alianza Verde.