Vargas Lleras-Pinzón, Petro-Robledo completaron el partidor presidencial

La figura de la Vicepresidencia en Colombia históricamente ha quedado relegada a lo que el presidente de la República decida. Se trata, ni más ni menos, de un cargo que ha servido de adorno, porque no existe, por ley, ninguna tarea específica asignada, más allá de ser un mero reemplazo. Sin embargo, lo que a simple vista pareciera no tener mayor importancia, tiene un trasfondo político importantísimo: ese segundo al mando sería el encargado de dirigir al país en caso de que el primero falte. Por eso, la decisión que deben tomar los candidatos presidenciales a la hora de lanzarse al ruedo en la carrera por la Casa de Nariño no es menor. Más aún si se tiene en cuenta la doble condición de esa fórmula, como lo es representar un plus en términos de caudal electoral, en otras palabras, que sirva para sumar y no para restar.

Bajo ese panorama, desde un principio se dijo que el exministro de Vivienda Luis Felipe Henao era algo así como un “comodín” del candidato Germán Vargas Lleras y que la decisión de inscribirlo hace ocho días como su coequipero obedecía al vencimiento del plazo para cumplir ese requisito. Si bien en su paso por el Gobierno había cumplido una loable labor, la idea era tener a alguien que representara un golpe de opinión. Y así fue: Vargas Lleras cambió a última hora su fórmula vicepresidencial, retiró a Henao y enlistó en sus filas al exministro de Defensa, exembajador de Colombia en Washington y, hasta ayer, candidato presidencial independiente Juan Carlos Pinzón.

“Él encarna todo lo deseable de esta generación de colombianos. De ella, es la persona que a lo largo de estos años me merece el mayor respeto y la mayor admiración. Es el colombiano que yo considero más capaz, más preparado y con la experiencia para afrontar las responsabilidades que como vicepresidente tendría”, dijo Vargas Lleras, mientras anunciaba que, a partir de los próximos días, Pinzón lo acompañará en su correría por todo el país para lograr lo que se ha trazado como objetivo, que de hecho es el de todos los demás candidatos en el pulso presidencial: el triunfo en la primera vuelta del 27 de mayo.

¿Qué le aporta Pinzón a un peso pesado de la política como lo es Vargas Lleras? En términos de caudal electoral, no mucho. Nunca se ha medido en las urnas y cuando el exembajador del gobierno Santos fue avalado como candidato presidencial, logró comprobar la veracidad de 569.042 firmas —de las 869.250 que presentó— con el movimiento ciudadano Ante Todo Colombia. Pero en términos políticos, mucho. A Pinzón y a Vargas Lleras los une el hecho de que ambos, como funcionarios de Santos, acompañaron el Acuerdo de Paz con las Farc, avalaron las principales iniciativas para materializarlo y, al final, resultaron críticos en algunos temas neurálgicos.

No obstante, ninguno de los dos está dispuesto a regresar al pasado. Eso significa, básicamente, que si se hacen al triunfo en las elecciones, no “harán trizas” los textos de La Habana, pero eso sí, exigirán a cabalidad su cumplimiento por parte de la hoy desmovilizada guerrilla. Como era de esperarse, no falta quien diga que representan la continuidad del actual gobierno, aunque el mismo Pinzón ha dicho que su objetivo es romper con la polarización y concentrarse en los verdaderos problemas del país: la economía, el bolsillo de la gente, la seguridad en las calles, la promoción de la inversión. “Vamos a hacer equipo por la patria, por una Colombia grande, respetada, libre. La vida es tomar decisiones, elegir, muchas veces renunciar”, enfatizó Pinzón, al inscribir ayer la candidatura.

En la otra orilla, ubicada en la izquierda, está el candidato presidencial Gustavo Petro, quien ayer también hizo público el nombre de la persona que lo acompañará como su mano derecha a partir de ahora. Se trata de la actual representante a la Cámara Ángela María Robledo, hasta ayer integrante de la Alianza Verde. “Queremos hacer una campaña que sume. Hacer una campaña tranquila y, en mi caso, ejercer la representación de las mujeres en el país”, dijo Robledo. Palabras que recalcó el senador electo de los llamados Decentes, Gustavo Bolívar: “No se ha buscado un interés electoral o político, sino responsable, que pueda asumir las riendas de un país y bajo la certeza de que no suceda, como ha sucedido en otras partes, que los vicepresidentes terminan siendo muy independientes del presidente y hasta en disputas”.

La duda es si Robledo está incursa en doble militancia. Aunque ella misma explicó que ya no hace parte de los verdes, la Ley 1475 de 2011 deja abierto ese interrogante, pues expresa tácitamente que quienes “(…) hayan sido o aspiren a ser elegidos en cargos o corporaciones de elección popular, no podrán apoyar candidatos distintos a los inscritos por el partido o movimiento político al cual se encuentren afiliados”. En este caso, a Fajardo, dado que fue avalado también por la Alianza Verde. El asunto es que ella renunció a su partido, a su curul y nunca aspiró a reelegirse en las elecciones del pasado domingo.

Ahora, quienes comienzan a asumir un rol electoral de cara a los comicios de mayo se dedicarán de lleno a la campaña. Candidatos presidenciales y fórmulas vicepresidenciales que hoy tengan algún cargo de elección popular en ejercicio, se retirarán, como los casos del senador Iván Duque (candidato de la coalición Uribe-Pastrana) y las congresistas Claudia López (fórmula del candidato Sergio Fajardo) y Ángela Robledo. Sin duda, se avecina una de las etapas más interesantes en el proceso presidencial, compuesto por un abanico de aspirantes de lujo con fórmulas de igual dignidad. Hay tres mujeres: Ángela María Robledo, Marta Lucía Ramírez (fórmula del candidato uribista) y Clara López (fórmula del candidato del liberalismo, Humberto de la Calle). Escucharlas será fundamental y determinante para los resultados de la primera vuelta presidencial.

La figura de la Vicepresidencia en Colombia históricamente ha quedado relegada a lo que el presidente de la República decida. Se trata, ni más ni menos, de un cargo que ha servido de adorno, porque no existe, por ley, ninguna tarea específica asignada, más allá de ser un mero reemplazo. Sin embargo, lo que a simple vista pareciera no tener mayor importancia, tiene un trasfondo político importantísimo: ese segundo al mando sería el encargado de dirigir al país en caso de que el primero falte. Por eso, la decisión que deben tomar los candidatos presidenciales a la hora de lanzarse al ruedo en la carrera por la Casa de Nariño no es menor. Más aún si se tiene en cuenta la doble condición de esa fórmula, como lo es representar un plus en términos de caudal electoral, en otras palabras, que sirva para sumar y no para restar.

Bajo ese panorama, desde un principio se dijo que el exministro de Vivienda Luis Felipe Henao era algo así como un “comodín” del candidato Germán Vargas Lleras y que la decisión de inscribirlo hace ocho días como su coequipero obedecía al vencimiento del plazo para cumplir ese requisito. Si bien en su paso por el Gobierno había cumplido una loable labor, la idea era tener a alguien que representara un golpe de opinión. Y así fue: Vargas Lleras cambió a última hora su fórmula vicepresidencial, retiró a Henao y enlistó en sus filas al exministro de Defensa, exembajador de Colombia en Washington y, hasta ayer, candidato presidencial independiente Juan Carlos Pinzón.

“Él encarna todo lo deseable de esta generación de colombianos. De ella, es la persona que a lo largo de estos años me merece el mayor respeto y la mayor admiración. Es el colombiano que yo considero más capaz, más preparado y con la experiencia para afrontar las responsabilidades que como vicepresidente tendría”, dijo Vargas Lleras, mientras anunciaba que, a partir de los próximos días, Pinzón lo acompañará en su correría por todo el país para lograr lo que se ha trazado como objetivo, que de hecho es el de todos los demás candidatos en el pulso presidencial: el triunfo en la primera vuelta del 27 de mayo.

¿Qué le aporta Pinzón a un peso pesado de la política como lo es Vargas Lleras? En términos de caudal electoral, no mucho. Nunca se ha medido en las urnas y cuando el exembajador del gobierno Santos fue avalado como candidato presidencial, logró comprobar la veracidad de 569.042 firmas —de las 869.250 que presentó— con el movimiento ciudadano Ante Todo Colombia. Pero en términos políticos, mucho. A Pinzón y a Vargas Lleras los une el hecho de que ambos, como funcionarios de Santos, acompañaron el Acuerdo de Paz con las Farc, avalaron las principales iniciativas para materializarlo y, al final, resultaron críticos en algunos temas neurálgicos.

No obstante, ninguno de los dos está dispuesto a regresar al pasado. Eso significa, básicamente, que si se hacen al triunfo en las elecciones, no “harán trizas” los textos de La Habana, pero eso sí, exigirán a cabalidad su cumplimiento por parte de la hoy desmovilizada guerrilla. Como era de esperarse, no falta quien diga que representan la continuidad del actual gobierno, aunque el mismo Pinzón ha dicho que su objetivo es romper con la polarización y concentrarse en los verdaderos problemas del país: la economía, el bolsillo de la gente, la seguridad en las calles, la promoción de la inversión. “Vamos a hacer equipo por la patria, por una Colombia grande, respetada, libre. La vida es tomar decisiones, elegir, muchas veces renunciar”, enfatizó Pinzón, al inscribir ayer la candidatura.

En la otra orilla, ubicada en la izquierda, está el candidato presidencial Gustavo Petro, quien ayer también hizo público el nombre de la persona que lo acompañará como su mano derecha a partir de ahora. Se trata de la actual representante a la Cámara Ángela María Robledo, hasta ayer integrante de la Alianza Verde. “Queremos hacer una campaña que sume. Hacer una campaña tranquila y, en mi caso, ejercer la representación de las mujeres en el país”, dijo Robledo. Palabras que recalcó el senador electo de los llamados Decentes, Gustavo Bolívar: “No se ha buscado un interés electoral o político, sino responsable, que pueda asumir las riendas de un país y bajo la certeza de que no suceda, como ha sucedido en otras partes, que los vicepresidentes terminan siendo muy independientes del presidente y hasta en disputas”.

La duda es si Robledo está incursa en doble militancia. Aunque ella misma explicó que ya no hace parte de los verdes, la Ley 1475 de 2011 deja abierto ese interrogante, pues expresa tácitamente que quienes “(…) hayan sido o aspiren a ser elegidos en cargos o corporaciones de elección popular, no podrán apoyar candidatos distintos a los inscritos por el partido o movimiento político al cual se encuentren afiliados”. En este caso, a Fajardo, dado que fue avalado también por la Alianza Verde. El asunto es que ella renunció a su partido, a su curul y nunca aspiró a reelegirse en las elecciones del pasado domingo.

Ahora, quienes comienzan a asumir un rol electoral de cara a los comicios de mayo se dedicarán de lleno a la campaña. Candidatos presidenciales y fórmulas vicepresidenciales que hoy tengan algún cargo de elección popular en ejercicio, se retirarán, como los casos del senador Iván Duque (candidato de la coalición Uribe-Pastrana) y las congresistas Claudia López (fórmula del candidato Sergio Fajardo) y Ángela Robledo. Sin duda, se avecina una de las etapas más interesantes en el proceso presidencial, compuesto por un abanico de aspirantes de lujo con fórmulas de igual dignidad. Hay tres mujeres: Ángela María Robledo, Marta Lucía Ramírez (fórmula del candidato uribista) y Clara López (fórmula del candidato del liberalismo, Humberto de la Calle). Escucharlas será fundamental y determinante para los resultados de la primera vuelta presidencial.