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                                                                                                                              “Yo soy una mujer muerta”: dos relatos de quienes buscan a sus familiares desaparecidos

                                                                                                                              En Aguazul, Casanare, en un evento conmemorativo de desaparición forzada se encontraron Mirna Medina, del estado mexicano de Sinaloa, y Lyda Quevedo, de Yopal, Casanare, compartieron su experiencia en la tarea colosal de encontrar a sus seres queridos.

                                                                                                                              Érick González G.*

                                                                                                                              En México, en la última década, hasta abril de 2018, fueron denunciadas como desaparecidas 37.435 personas, de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED); en Colombia, la misma fatalidad la han sufrido 173.066 personas, según el Registro Único de Víctimas, con corte al 1 de julio de 2019. / Cortesía Unidad de Víctimas

                                                                                                                              “Yo siempre seré una mujer muerta, desde el momento en que se llevaron a mi hijo Roberto me quitaron la mitad de mi vida”, afirma Mirna Medina con una contundencia y seguridad tal que contradice el sentimiento de un alma baldía. Ella pertenece al grupo Las Rastreadoras del Fuerte de Sinaloa, organización dedicada a buscar a sus familiares desaparecidos en esa región, una de las más afectadas por este tipo de violencia en el país de las rancheras, junto con los estados de Jalisco, León, México y Tamaulipas.

                                                                                                                              (Unidad de Búsqueda y víctimas exigen no negar la desaparición forzada)

                                                                                                                              “El 25 de noviembre de 1999, un grupo armado ilegal ingresó a la casa de mi hermano, Yovani, y se lo llevó junto con su mujer, lo que ha sido algo muy duro por la indiferencia del Estado y de la sociedad”, asegura Lyda Quevedo, fundadora de la Organización Yovani Quevedo Lazos de Vida, del Casanare, creada con la misma intención que Las Rastreadoras.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Izquierda: Mirna Medina, derecha: Lyda QuevedoCortesía Unidad de Víctimas(El asesinato de la candidata Karina García Sierra estaba cantado)

                                                                                                                              Según diversos reportes, en México el crimen organizado y las autoridades que entregan las personas a los grupos delincuenciales son los principales culpables. En Colombia, la cifra acusa especialmente a guerrilleros y paramilitares.

                                                                                                                              “El contexto de los jóvenes que desaparecen, entre los 15 y 35 años, es por la lucha del poder de los grupos delincuenciales que quieren gobernar, entonces invitan a los jóvenes con necesidades a formar parte de ellos, y si no quieren los obligan o les ofrecen carros, armas, drogas, y la juventud de ahora con cualquier cosa se va; con esto no quiero decir que todos los muchachos que son desaparecidos son delincuentes, pero si el 80% de ellos son jóvenes que estuvieron trabajando en un grupo criminal o usaban o vendían droga”, dice Medina.

                                                                                                                              (Lea: Falsas promesas a las víctimas para conseguir votos: la alerta de la Unidad de Víctimas)

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              “El 4 de junio de 1991, cuando yo estaba en el cuarto mirando en la televisión. De repente cayeron los vidrios hasta mi pieza, que era la segunda a la entrada del pasillo, y dije: “mi papá qué habrá hecho”. Me quedé escondida hasta que la señora que colaboraba en la casa gritó ¡José, José! Entonces salí corriendo hacia el negocio y lo vi botado en el piso, sangrando por boca, nariz y oídos, me tiré al piso y puse su cabecita en mis piernas hasta que dio su último aliento. Le habían dado 12 tiros”.  

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Lyda inocentemente protagonizó su propia novela. ¿Por qué mataron a su padre si era tan bueno?, no fue una pregunta difícil de responder. Había sido un hombre forjado a pulso como comerciante, de temple, correcto, que se negó a pagar una ‘vacuna’ a la guerrilla.    

                                                                                                                              La búsqueda de los familiares 

                                                                                                                              Mirna y Lyda comparten dos hechos más: la manutención de sus hijos y una promesa. Roberto dejó tres niñas, de tres madres diferentes, evidencia clara de su única "indisciplina", según considera Mirna. Por su lado, Lyda tuvo que criar a su sobrina de 18 meses.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En cuanto al compromiso, Mirna le prometió a su hijo encontrarlo. “Utilicé lo medios de comunicación y las redes sociales; así se dieron cuenta de que Roberto estaba desaparecido, y las personas que también habían perdido a sus familiares me buscaron y formamos, inicialmente, un grupo de 17 personas con las que decidimos lanzar una marcha para que el Gobierno reconociera las desapariciones y nos ayudara a buscarlos. Para el día de la marcha, el 12 de septiembre de 2014, ya éramos 38 familias”. 

                                                                                                                              (Le puede interesar: Los dos impulsos para recuperar las 16 curules de la paz en el Congreso)

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En principio las autoridades desconfiaron de la manifestación. El presidente municipal hizo caso omiso de la buena fe de las víctimas y la acusó de mentirosa porque ellos solo sabían de cuatro desapariciones. Doce cuerpos encontrados en dos meses de escudriñar en fosas evitaron que sus esperanzas quedaran en tierra de nadie, minaron la desconfianza y consiguieron el apoyo del gobierno municipal.

                                                                                                                              Iniciaron su búsqueda por las orillas de los canales, en el monte, en el río, con pala y machete y varillas, las que hunden en la tierra para detectar cuerpos sólidos. Un leve golpe ya era motivo para excavar. En noviembre de 2016 se constituyeron como organización y el periodista Javier Valdés las bautizó como ‘Las rastreadoras’, escribió sobre ellas en el libro Los huérfanos del narco, pero lo asesinaron por sus investigaciones del mundo del crimen organizado.     

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Para leer: "Una parte de la verdad del conflicto está exiliada": Carlos Beristain)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Los hallazgos 

                                                                                                                              La paciencia, la determinación y la fe les ha permitido a ambas mujeres algunas cosechas.       

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Conozca: "Era una tortura": víctimas del exparamilitar y "depredador sexual" Hernán Giraldo)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              La historia de Lyda, sin embargo, no fue la misma y no contó con la suerte que tuvo Mirna en México. “Hace un año se encontraron los restos de la compañera sentimental de mi hermano, a quien sigo buscando, y aunque no lo he encontrado ha sido muy bonito, muy significativo de que se dieran las cosas, que fuéramos escuchados y que nos fuéramos organizando, y se han encontrado restos óseos de otras personas con lo que se ha contribuido a la verdad”, rememora la colombiana. 

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En este proceso, aunque Lyda ya no forma parte de la Fundación ha recibido acompañamiento de la Unidad para las Víctimas. “Buscando a mi hermano fue algo novedoso para mí saber que se podía tener apoyo psicosocial, algo muy importante porque la gente en los llanos no ha entendido que lo importante no es la indemnización económica, sino la verdad, la justicia y la no repetición de los hechos y que tiene que conocer los otros programas que ofrece la Unidad”. 

                                                                                                                              (Inauguran oficina de atención a indígenas víctimas del conflicto que residen en Bogotá)

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En Sinaloa hoy son más de mil familias unidas al grupo de Las Rastreadoras, aunque solo 100 o 120 personas salen a desenterrar fosas, y pese a que Mirna ya realizó las exequias de Roberto sigue buscando el resto de su cuerpo, aunque siente que ha cumplido la promesa que le hizo; en los lLanos, Lyda, por su parte, continúa rastreando la huellas de su hermano “para cumplirle la promesa a su madre de que un día lo va a tener en sus brazos, así sea en un cajón para poder enterrarlo y tener a dónde ir a llorar; ese es mi sueño más grande”, y una promesa es una promesa.

                                                                                                                              *Periodista de la Unidad de Víctimas.

                                                                                                                              En México, en la última década, hasta abril de 2018, fueron denunciadas como desaparecidas 37.435 personas, de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED); en Colombia, la misma fatalidad la han sufrido 173.066 personas, según el Registro Único de Víctimas, con corte al 1 de julio de 2019. / Cortesía Unidad de Víctimas

                                                                                                                              “Yo siempre seré una mujer muerta, desde el momento en que se llevaron a mi hijo Roberto me quitaron la mitad de mi vida”, afirma Mirna Medina con una contundencia y seguridad tal que contradice el sentimiento de un alma baldía. Ella pertenece al grupo Las Rastreadoras del Fuerte de Sinaloa, organización dedicada a buscar a sus familiares desaparecidos en esa región, una de las más afectadas por este tipo de violencia en el país de las rancheras, junto con los estados de Jalisco, León, México y Tamaulipas.

                                                                                                                              (Unidad de Búsqueda y víctimas exigen no negar la desaparición forzada)

                                                                                                                              “El 25 de noviembre de 1999, un grupo armado ilegal ingresó a la casa de mi hermano, Yovani, y se lo llevó junto con su mujer, lo que ha sido algo muy duro por la indiferencia del Estado y de la sociedad”, asegura Lyda Quevedo, fundadora de la Organización Yovani Quevedo Lazos de Vida, del Casanare, creada con la misma intención que Las Rastreadoras.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Izquierda: Mirna Medina, derecha: Lyda QuevedoCortesía Unidad de Víctimas(El asesinato de la candidata Karina García Sierra estaba cantado)

                                                                                                                              Según diversos reportes, en México el crimen organizado y las autoridades que entregan las personas a los grupos delincuenciales son los principales culpables. En Colombia, la cifra acusa especialmente a guerrilleros y paramilitares.

                                                                                                                              “El contexto de los jóvenes que desaparecen, entre los 15 y 35 años, es por la lucha del poder de los grupos delincuenciales que quieren gobernar, entonces invitan a los jóvenes con necesidades a formar parte de ellos, y si no quieren los obligan o les ofrecen carros, armas, drogas, y la juventud de ahora con cualquier cosa se va; con esto no quiero decir que todos los muchachos que son desaparecidos son delincuentes, pero si el 80% de ellos son jóvenes que estuvieron trabajando en un grupo criminal o usaban o vendían droga”, dice Medina.

                                                                                                                              (Lea: Falsas promesas a las víctimas para conseguir votos: la alerta de la Unidad de Víctimas)

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              “El 4 de junio de 1991, cuando yo estaba en el cuarto mirando en la televisión. De repente cayeron los vidrios hasta mi pieza, que era la segunda a la entrada del pasillo, y dije: “mi papá qué habrá hecho”. Me quedé escondida hasta que la señora que colaboraba en la casa gritó ¡José, José! Entonces salí corriendo hacia el negocio y lo vi botado en el piso, sangrando por boca, nariz y oídos, me tiré al piso y puse su cabecita en mis piernas hasta que dio su último aliento. Le habían dado 12 tiros”.  

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Lyda inocentemente protagonizó su propia novela. ¿Por qué mataron a su padre si era tan bueno?, no fue una pregunta difícil de responder. Había sido un hombre forjado a pulso como comerciante, de temple, correcto, que se negó a pagar una ‘vacuna’ a la guerrilla.    

                                                                                                                              La búsqueda de los familiares 

                                                                                                                              Mirna y Lyda comparten dos hechos más: la manutención de sus hijos y una promesa. Roberto dejó tres niñas, de tres madres diferentes, evidencia clara de su única "indisciplina", según considera Mirna. Por su lado, Lyda tuvo que criar a su sobrina de 18 meses.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Le puede interesar: Los dos impulsos para recuperar las 16 curules de la paz en el Congreso)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Iniciaron su búsqueda por las orillas de los canales, en el monte, en el río, con pala y machete y varillas, las que hunden en la tierra para detectar cuerpos sólidos. Un leve golpe ya era motivo para excavar. En noviembre de 2016 se constituyeron como organización y el periodista Javier Valdés las bautizó como ‘Las rastreadoras’, escribió sobre ellas en el libro Los huérfanos del narco, pero lo asesinaron por sus investigaciones del mundo del crimen organizado.     

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              (Para leer: "Una parte de la verdad del conflicto está exiliada": Carlos Beristain)

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Los hallazgos 

                                                                                                                              La paciencia, la determinación y la fe les ha permitido a ambas mujeres algunas cosechas.       

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Su memoria hace un recuento de los hechos que, después de una búsqueda intensa, le regresó a su hijo. "Regresamos hacia las cuatro de la tarde y al poco rato un señor tocó algo con la varilla, y del pequeño hueco que abrió  salió un aroma, y debo decir que de las fosas sale un aroma muy peculiar, pero ese día al olerlo a varios metros dije: ‘Ese es mi hijo’, y comencé a escarbar con las manos, cuando veo un cráneo y algunas vértebras y cosas que él vendía, su cachucha, su pantalón, sus calcetines. A mi hijo lo enterraron para que los animales no se lo comieran; sin embargo, solo encontré la cuarta parte de su cuerpecito”.

                                                                                                                              (Conozca: "Era una tortura": víctimas del exparamilitar y "depredador sexual" Hernán Giraldo)

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Pero debía esperar a los resultados forenses para confirmar su pálpito. “Al mes tuve la respuesta que esperaba, pero me negaba también porque en ese momento son sentimientos encontrados, ya que siempre que vamos a una fosa queremos que sea un familiar, tu hijo, tu hermano, tu padre el que está ahí, pero cuando te das cuenta de que no es, te da mucho gusto porque te queda esa esperanza de vida de que pueda llegar y tocarte a la puerta y decirte aquí estoy, ya regresé”.

                                                                                                                              La historia de Lyda, sin embargo, no fue la misma y no contó con la suerte que tuvo Mirna en México. “Hace un año se encontraron los restos de la compañera sentimental de mi hermano, a quien sigo buscando, y aunque no lo he encontrado ha sido muy bonito, muy significativo de que se dieran las cosas, que fuéramos escuchados y que nos fuéramos organizando, y se han encontrado restos óseos de otras personas con lo que se ha contribuido a la verdad”, rememora la colombiana. 

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En este proceso, aunque Lyda ya no forma parte de la Fundación ha recibido acompañamiento de la Unidad para las Víctimas. “Buscando a mi hermano fue algo novedoso para mí saber que se podía tener apoyo psicosocial, algo muy importante porque la gente en los llanos no ha entendido que lo importante no es la indemnización económica, sino la verdad, la justicia y la no repetición de los hechos y que tiene que conocer los otros programas que ofrece la Unidad”. 

                                                                                                                              (Inauguran oficina de atención a indígenas víctimas del conflicto que residen en Bogotá)

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En Sinaloa hoy son más de mil familias unidas al grupo de Las Rastreadoras, aunque solo 100 o 120 personas salen a desenterrar fosas, y pese a que Mirna ya realizó las exequias de Roberto sigue buscando el resto de su cuerpo, aunque siente que ha cumplido la promesa que le hizo; en los lLanos, Lyda, por su parte, continúa rastreando la huellas de su hermano “para cumplirle la promesa a su madre de que un día lo va a tener en sus brazos, así sea en un cajón para poder enterrarlo y tener a dónde ir a llorar; ese es mi sueño más grande”, y una promesa es una promesa.

                                                                                                                              *Periodista de la Unidad de Víctimas.

                                                                                                                              Por Érick González G.*

                                                                                                                              Ver todas las noticias
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