La sostenibilidad debe ser la norma que aplique para cada aspecto de la vida humana. Esa fue la conclusión a la que llegaron casi un centenar de panelistas, expertos y directivos en Santa Marta, al discutir sobre el papel que tienen las cajas de compensación en la construcción de país en Colombia.
Esta semana se realizó el 35° Congreso de Asocajas, un espacio que viene realizándose durante las últimas tres décadas, y que este año se centró en sostenibilidad y en cómo poner la vida y las necesidades humanas en el centro de cualquier política, acción o apuesta de desarrollo. Aunque hablar de sostenibilidad ha sido asociado con el medio ambiente y la protección de los recursos naturales, desde Asocajas se insistió en que ese concepto debe aplicar para todas las aristas de la vida humana, desde la economía, pasando por políticas sociales como entretenimiento u oportunidades de movilidad social, hasta servicios más fundamentales, como acceso a salud, educación o una vivienda digna.
“Las cajas de compensación familiar trazan la ruta hacia un país sostenible y equitativo, pues su tarea en sí misma busca la movilidad social, la redistribución y la corresponsabilidad. Nuestro papel es impedir que familias en situación de vulnerabilidad o pobreza monetaria retrocedan en sus condiciones de vida. Eso es crear un modelo sostenible”, explicó a El Espectador Adriana Guillén, presidente de Asocajas.
Al congreso también asistieron algunos representantes del más alto nivel del Estado, como Gregorio Eljach, procurador general; el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, o antiguos magistrados de la Corte Constitucional, como Antonio Lizarazo. Todos dialogaron sobre cómo lograr la sostenibilidad en Colombia, y así continuar generando progreso en el país.
El debate, aunque ya pronunciado hace años por Académicos y expertos en política social, sigue siendo interesante para millones de colombianos que aún esperan solventar algunas de sus necesidades más básicas y que han visto que aparecen entidades como las cajas de compensación familiar para ofrecer oportunidades de escalar en la pirámide social o satisfacer servicios que, a fin de cuentas, son derechos, como el estudio, habitar un espacio con mínimos básicos o acceder a subsidios.
La triada del progreso
Hay un antiguo concepto teórico que indica que para que una sociedad logre avanzar hacia el desarrollo y suplir las necesidades de sus habitantes se necesitan tres actores. El primero es el Estado: encargado de ofrecer servicios, garantizar derechos y velar por el bienestar de sus ciudadanos. Los ciudadanos, segundos protagonistas, son la razón de ser para alcanzar el progreso; el recurso más importante. Y el tercero: la empresa privada, que contribuye a llenar vacíos y llegar a donde el Estado no logra extenderse y donde la sociedad aún tiene demandas. Ese es el papel del Sistema de Subsidio Familiar, que surgió como un aporte social que realizan los empleadores para generar equidad y bienestar en los trabajadores del país.
En el encuentro de Asocajas se habló sobre cómo la tarea que hoy hacen 41 cajas de compensación debe ser, además de fundamental para auxiliar al Estado en su tarea de garantizar derechos y servicios, una plan que debe ser sostenible en el tiempo. En los registros de Asocajas hay más de 10 millones de colombianos que, junto a sus familias, suman 18 millones de personas que hoy tienen la oportunidad de acceder a servicios, subsidios o apoyos que, según comenta Adriana Guillén, transforman vidas y apuntan al bienestar colectivo.
“Las cajas de compensación han sido un aliado fundamental en el progreso social por más de 70 años. Hablar de sostenibilidad implica entender que en lugar de competir, debemos colaborar en sociedad”, mencionó la presidente de Asocajas.
Tan solo en el último año el Sistema de Compensación entregó siete millones de subsidios en especie (becas, útiles escolares, textos y suplementos), otorgó 18.000 becas educativas y en el último año desembolsaron 120.000 subsidios de vivienda que les permiteron a los trabajadores colombianos consolidar proyectos de vida y aspirar a mejores condiciones socioeconómicas.
“Estos logros demuestran que la movilidad social no se reduce a cifras de ingreso, sino a la posibilidad de materializar aspiraciones básicas: obtener un nivel educativo superior, acceder a una vivienda propia, disfrutar de la cultura y contar con un empleo digno”, aseguran en Asocajas.
Martha García, directora de Cajamag, menciona que la sostenibilidad debe ir vinculada a hablar de los derechos. Y es que gracias a esas garantías básicas, millones de ciudadanos han logrado acceder a mínimos vitales como una vivienda, una oportunidad en aulas escolares o la posibilidad de cambiar su realidad a través de auxilios económicos.
“Ser sostenible es entender que lo colectivo prevalece ante lo individual. Que hablar de vivienda implica hablar de un hábitat digno, que las cuotas que entregamos en las cajas de compensación son oportunidades y que lo que hacemos es garantizar derechos”, subrayó García.
A su vez, Adriana Guillén considera que la tarea del Sistema de Compensación es fundamental en Colombia y, tras siete décadas cerrando brechas sociales, se han visto los frutos. Ahora es momento de pensar en maneras para que las cajas de compensación sigan fomentando el desarrollo durante muchas décadas.
“Poner la vida en el centro es la decisión más inteligente que podemos tomar. Significa que, con nuestro trabajo, estamos garantizando que cada ser, además de su derecho a existir, debe hacerlo en condiciones dignas. Sostenibilidad es la condición que nos permitirá hacerlo”, concluyó Adriana Guillén.