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Cumbre de mandatarias 2025: la igualdad de género más allá de orillas políticas

Esta semana se escribió una nueva página en el libro de los avances por los derechos de las mujeres en Colombia. En Bogotá, mujeres de varios eslabones del poder se reunieron para afianzar su compromiso con la igualdad de género y una vida sin brechas.

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Tomás Tarazona Ramírez
01 de marzo de 2025 - 12:00 a. m.
Al menos 180 mujeres en cargos de poder discutieron sobre cómo hacerle frente a la discriminación y la violencia de género.
Al menos 180 mujeres en cargos de poder discutieron sobre cómo hacerle frente a la discriminación y la violencia de género.
Foto: Juan Carlos Ruiz
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La lucha por los derechos de las mujeres dio un nuevo paso esta semana en Bogotá. Treinta años después de que miles de mujeres se reunieron en China para dar nacimiento a la Plataforma de Beijing, uno de los manifiestos más completos para alcanzar la igualdad de género en la historia, la capital colombiana fue testigo de un acuerdo similar que busca lograr a mediano plazo que el solo hecho de ser mujer en este país no sea un factor de riesgo para sufrir agresiones, discriminaciones e historias que lamentar.

El pasado miércoles El Espectador asistió a la Cumbre de Mandatarias 2025: un encuentro que reunió al menos a 180 mujeres en cargos de poder que discutieron sobre cómo sobreponerse a las violencias que viven y encontrar soluciones. Este diario habló con gobernadoras, ministras, magistradas y concejalas que asistieron al evento sobre los alcances de un espacio que, independientemente de ideologías políticas, puso de acuerdo a las mujeres sobre cómo cerrar una brecha abierta hace mucho tiempo. Estos fueron algunos de las principales conquistas del encuentro.

“Hay una política y una apuesta de política pública por la protección de la mujer y debemos entender que hay una revictimización en muchos casos, pero también una agresión y discriminación constante (...) La mujer debe ser protegida, pues tiene un sistema de vulnerabilidad muy fuerte en nuestra sociedad”, aseguró Ángela María Buitrago, ministra de Justicia, quien también asistió a la Cumbre.

A tiempos recios, grandes soluciones

Durante dos días las gobernantes discutieron sobre las violencias más comunes a las que deben enfrentarse por razón de su género y que, por sus cargos de poder, tienen varias particularidades. Aunque manifestaron que han logrado muchos avances, como llegar a cargos públicos que en el pasado estaban vedados para ellas o hacer del enfoque de género una perspectiva fundamental en los funcionarios del Estado, aún faltan muchos peldaños para alcanzar una igualdad.

Al unísono, las mandatarias coincidieron que la mayor agresión a la que se ven expuestas desde sus despachos es la que atenta contra su integridad. Sisma Mujer, organización con 20 años acompañando a víctimas de agresiones físicas y sexuales, argumentó en la Cumbre que Colombia pasa por tiempos recios para proteger a sus mujeres. A través de su base de datos, la ONG expuso que, en promedio, hay una presunta agresión sexual cada 27 minutos en el país; añadido al lapso de que cada 24 horas tres mujeres son asesinadas. Adriana Matiz, gobernadora del Tolima, mencionó por ejemplo que el Estado es el principal actor en revictimizar a las mujeres que denuncian estas hostilidades y, por ende, debe ser el primero en ofrecer respuestas y justicia a más de 138.000 casos de violencias de género que se registraron en 2024.

Pero a tiempos recios, grandes soluciones, dice Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Colombia. Para la vocera de la organización veedora de derechos humanos, lo importante del encuentro no consiste en enfrascarse con los problemas, sino en hallar soluciones desde los altos cargos del poder y mirar a futuro.

Aído aplaudió diferentes iniciativas que las mandatarias han implementado frente a la oleada de feminicidios, accesos carnales violentos y desigualdades. Una de ellas es la Estampilla Familiar: una ley aprobada por el Congreso en 2021 que busca financiar a las Comisarías de Familia que son, en otras palabras, las primeras líneas de defensa para proteger frente a los feminicidios, lesiones personales graves o maltratos prolongados por décadas dentro de las familias. Otra apuesta valiosa, por mencionar un caso, es el CONPES del Cuidado, una política pública impulsada por el Ministerio de Igualdad que pretende que mujeres que dedican sus vida a cuidar a quienes lo necesitan puedan hacerlo bajo condiciones dignas, con prestaciones sociales y sin necesidad de truncar sus proyectos.

El Ministerio de Vivienda ha hecho lo propio, con Nuestro Hábitat, una política pública con enfoque de género que busca el empoderamiento de las mujeres al liderar la transformación de sus territorios.

“En ningún país del mundo se ha erradicado la violencia contra la mujer. Pero en Colombia, Latinoamérica y el Caribe hay proyectos valiosos que demuestran que son más las cosas que las unen que aquellas que distancian a las mujeres”, explica Aído.

Representación y paridad

La Cumbre tuvo varios momentos significativos, como cuando aparecieron mandatarias que se convirtieron en las primeras mujeres en ocupar ese tipo de cargos públicos en el país. Uno de esos casos fue el de Iris Marín, la primera mujer en ser la cabeza de la Defensoría del Pueblo. Pero hubo muchos más ejemplos, como la historia de las gobernadoras de Sucre y Tolima, que fueron electas para dirigir las riendas políticas de sus departamentos luego de décadas de ser manejados por hombres.

Aunque algunas de ellas hicieron historia en los libros políticos de sus regiones, ONU Mujeres considera que aún hay mucho por hacer en la arena del poder. En más de 200 años de historia como nación, Colombia solo ha visto pasar a dos mujeres por la Vicepresidencia (Francia Márquez y Martha Lucía Ramírez), el cargo más alto al que han llegado, mientras que 116 hombres han sido presidentes.

La situación en otros cargos de elección popular no contrasta mucho con lo que sucede en la Casa de Nariño. De 32 gobernaciones que hay en Colombia, tan solo seis están ocupadas por mujeres y, en cuanto a las alcaldías, solo una de cada 10 tiene a una mujer manejando los hilos políticos del poder local.

Aído opina que la falta de representación femenina en la política es un objetivo por conseguir en el corto plazo. “Hace cinco o 10 años nadie cuestionaba la falta de representación femenina, hoy es un tema central en la agenda política”, asegura.

Eleonora Betancur, directora de la Agencia Presidencial de Cooperación, opina que luego de varias conquistas, hay más exigencias y objetivos por cumplir para alcanzar la paridad de género, especialmente en la política. Ante eso, acota: “La igualdad no es un favor, es una necesidad. Debemos entender que las mujeres en el poder no solo ocupan espacios, sino que los redefinen. Por eso es que esta Cumbre es un hito”.

Pero la representación y la presencia de mujeres en altos cargos de poder no es la única preocupación de las mandatarias cuando se refieren al mundo político. La mayoría de las entrevistadas aseguran haber sido blancos, al menos una vez en su carrera como gobernantes, de violencia política, o dicho en otras palabras, agresiones, acosos o insultos por ser mujer y ocupar un cargo público. Tan crítica es la situación que en 2021 ONU Mujeres apoyó la creación del Observatorio de Mujeres en Política y en menos de cinco años ha documentado 250 casos de congresistas, funcionarias de campaña o candidatas que han sido hostigadas por pertenecer al mundo de la política.

Helena Storm, embajadora de Suecia en Colombia, reconoce que esta manifestación de violencia se explica a través de hostilidades sexuales, económicas o “chistes” y “cumplidos” que deben vivir las mandatarias en su día a día. Sin embargo, destaca que ha sido gracias a su resiliencia y luchas que “hoy las niñas en Colombia saben que una mujer puede llegar a ser alcaldesa, gobernadora o vicepresidenta aún cuando no sea un camino fácil. Han logrado avances muy positivos en igualdad de género (...) Su voz y sus ideas son fuertes y cada día ratifican el impacto transformador de la igualdad en una democracia”.

Avances, con desafíos

Entre tantas conquistas que se alcanzaron en la Cumbre de Mandatarias, el manifiesto final, que busca un país sin discriminación y violencias de género, fue la más importante. Unánimemente las gobernantes suscribieron un acuerdo en el que se comprometen a trabajar juntas, aunar esfuerzos y compartir experiencias de éxito para avanzar en la paridad desde sus respectivos cargos, sea como magistradas, concejalas en pueblos alejados o alcaldesas de las ciudades principales.

El acuerdo, aunque no es vinculante y no tiene el peso jurídico o legal como sí lo tiene una ley o un decreto ejecutivo, demuestra que sin importar la orilla política a la que pertenezca una mandataria, se pueden juntar las voces para hacerle frente a un mismo problema. En el texto final se reconocen los errores que se han cometido para prevenir las violencias, pero también señala que el Estado, las organizaciones y la sociedad tienen responsabilidad para lograr la igualdad.

“Renovamos hoy nuestro compromiso como mandatarias colombianas para lograr que los derechos de las mujeres en Colombia sean una realidad”, reza uno de los puntos del acuerdo.

Para María Fernanda Rojas, ministra de Transporte, aún hay algunos vacíos por rellenar. La cabeza de esa cartera asegura que la política y los partidos todavía tienen un asunto pendiente con las mujeres: que las cuotas de género sean una iniciativa de igualdad real, no solo una cifra. “No basta con que las leyes y las cuotas de género sean solo cuestión de un número”, comenta al referirse que, aunque los partidos están obligados a invertir un porcentaje de sus recursos a la participación política de la mujer, muchos no lo hacen y en ocasiones, instrumentalizan a las mujeres para llegar al poder.

Si bien todas las mandatarias coinciden en que falta un largo tramo por pavimentar en la consecución de la paridad, catalogan el encuentro como un “hito” en la historia de Colombia por alcanzar la igualdad.

Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU, aseguró a El Espectador que desde su óptica este encuentro tendrá grandes impactos a futuro para garantizar derechos. “Aún estamos lejos de la paridad en cuanto a cargos públicos. En cuanto a seguridad y paz, Colombia es una historia de éxito en participación y equidad (...). Lo importante es que estemos todos comprometidos en lograr la igualdad”, comentó.

La Cumbre, el manifiesto y las reflexiones, dijeron las mandatarias, no se trata únicamente de un evento simbólico o fortuito. Para ellas, que durante años han izado las banderas de la igualdad, es un paso más hacia un objetivo muy complicado de alcanzar, pero que con esfuerzo y este tipo de encuentros, se acerca cada vez más hacia la realidad: una vida sin discriminación y violencias hacia la mujer.

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