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Historias para recuperar el amor por TransMilenio, allí también pasan cosas buenas

Recuperar el sentido de pertenencia frente al sistema de transporte de la capital y reconocer su importancia para mover millones de sueños son parte de la estrategia de la Secretaría de Cultura, TransMilenio e IDIPRON.

Redacción Bogotá
24 de diciembre de 2024 - 01:50 p. m.
Actividad en Distrito Grafiti.
Actividad en Distrito Grafiti.
Foto: Secretaría de Cultura
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Podría decirse que la mayoría del devenir y cotidianidad bogotana son ese cúmulo de cosas que transcurren en Transmilenio (TM). Cuando el reloj marca las 4:30 a,m., antes de que despunte el alba sobre los cerros orientales, 35.000 colaboradores comienzan a operar a toda marcha para tener a punto los más de 10.500 buses, que integran la flota del sistema masivo, y movilizar los sueños, esperanzas y planes de los casi cuatro millones de ciudadanos que a diario utilizan el servicio troncal, de alimentación y zonal.

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Pero más allá de su innegable valor utilitario, sus largos buses rojos y las estaciones de acero, TM se incorporó de manera inevitable en el relato de ciudad y se consolidó como Patrimonio Material y Cultural de nuestra identidad como capitalinos. Es importante que la ciudadanía entienda este valor, lo interiorice y lo apropie cada vez que use el sistema.

En vista de lo anterior, para generar orgullo, confianza, apropiación, y para visibilizar las buenas historias que transcurren en los acordeones y chasises de los articulados, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, a través de su Subsecretaría de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento, junto con la Empresa Transmilenio S. A. y el Instituto para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), se unieron en una estrategia de resignificación y cultura ciudadana que no tiene precedentes en Bogotá.

“En Transmi también pasan cosas buenas” es un convenio firmado entre las tres entidades que busca promover la cultura ciudadana en el sistema de transporte masivo Transmilenio, reconociendo y promoviendo valores como la empatía, la confianza y el cuidado entre los usuarios. A través de estrategias creativas y participativas, como campañas en estaciones y actividades culturales, este convenio fomenta el orgullo y la apropiación del sistema, destacando las experiencias positivas que ocurren diariamente en Transmilenio y motivando a la ciudadanía a adoptar comportamientos corresponsables y amables en su uso cotidiano.

El convenio se desarrolla a través de cuatro componentes claves: 1) Acciones pedagógicas, que transforman las estaciones en espacios de solidaridad y respeto mediante intervenciones artísticas y de urbanismo táctico. 2) Investigación, monitoreo y evaluación, con herramientas innovadoras, para medir el impacto en la percepción ciudadana sobre el sistema. 3) Fortalecimiento de iniciativas locales, en alianza con la comunidad y el sector privado, a través de la estrategia “Barrios Vivos”, para promover la apropiación y el orgullo hacia Transmilenio. 4) Transformación del relato, para cambiar esas historias pesimistas y negativas que se han impuesto sobre el sistema.

Pero para visibilizar las cosas buenas que pasan en el sistema, y reconocer los milagros cotidianos que suceden allí, es clave comprender en profundidad la perspectiva de la ciudadanía. Para lograrlo, el Observatorio de Gestión del Conocimiento Cultural de la Secretaría de Cultura se dio a la tarea de recopilar previamente la opinión de 8.656 usuarios, en 12 estaciones priorizadas, con el fin de conocer con exactitud cómo perciben el sistema que usan a diario para dirigirse a sus lugares de estudio, de trabajo, una cita médica o un encuentro social, y con base en esta información tomar decisiones para mejorar la experiencia de la comunidad usuaria.

Los resultados del sondeo son relevantes. Arrojaron, por ejemplo, que más del 49 % de los bogotanos consideran a TM como un patrimonio cultural asociado con la identidad de la ciudad. De hecho, el 57 % manifestó sentirse molesto cuando ve a otras personas evadiendo el pasaje, lo cual demuestra que entre muchos usuarios existe gran sentido de pertenencia por el sistema.

Sin embargo, algunas personas indicaron que sensaciones asociadas a la angustia solían asediarlos mientras se movilizaban en los buses o estaban en las estaciones. Conscientes de esto, desde la Subsecretaría de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento diseñaron una metodología pedagógica para que este sentimiento se transforme en actitudes y comportamientos positivos, con los cuales los usuarios se sientan identificados, como la solidaridad y la empatía.

Para el desarrollo del convenio se priorizaron 12 estaciones en las troncales Calle 80, Américas y Carrera Séptima - Décima. La selección se dio con base en criterios estratégicos, como los niveles de evasión, el flujo de usuarios, las condiciones de infraestructura y las dinámicas sociales y económicas presentes en cada espacio. Estas estaciones representan puntos claves dentro del sistema Transmilenio, donde las intervenciones pedagógicas y culturales tienen un mayor potencial de impacto para fomentar valores como el respeto, la solidaridad y la empatía, mejorando la experiencia de los usuarios y promoviendo una convivencia armónica entre todos los que usan este servicio.

Además, como parte integral de la estrategia, la Subsecretaría de Cultura Ciudadana, a través de su Escuela de Multiplicadores de Cultura Ciudadana, se dio a la tarea de formar a colaboradores de Transmilenio, como operarios de los concesionarios de recaudo, vigilancia, aseo y conductores, para transformar la experiencia del usuario y convertir a estos trabajadores en primeros cooperadores y refuerzos positivos del cambio comportamental. Este esfuerzo es clave para promover una cultura de respeto, amabilidad, empatía y convivencia dentro del sistema, fortaleciendo así la relación de la ciudadanía con el transporte público de la ciudad.

Además, como parte de la apuesta de involucrar a la ciudadanía en la transformación cultural en Transmilenio, la Secretaría de Cultura, a través del Programa de Estímulos, entregó más de $1.000 millones en dos invitaciones culturales dirigidas a agrupaciones artísticas y creadores digitales, que en este momento están desarrollando intervenciones dentro del sistema.

Vale la pena resaltar que estas troncales fueron elegidas con base en los resultados del sondeo que se hizo previo a la campaña. De ahí que conforme a la muestra que adelantó la Secretaría, se lograron identificar puntos críticos de evasión, así como la ubicación clave en núcleos culturales y de interés para la ciudad, como Distrito Grafiti y el barrio San Felipe.

Así perciben los bogotanos Transmilenio

Como parte de las acciones enmarcadas dentro del convenio, a través de herramientas de medición, las entidades analizan comportamientos de los usuarios, percepción de seguridad, niveles de interacción y convivencia, así como la apropiación del sistema por parte de la ciudadanía.

En primer lugar, se encontró que el 27 % de las personas encuestadas tienden a confiar en los demás usuarios de Transmilenio; en paralelo, el 61 % de las personas encuestadas tienden a confiar en los trabajadores de la empresa, lo que sugiere que estos son actores fundamentales para fortalecer la relación entre usuarios y el sistema. Respecto a la confianza por el Transmilenio y el respeto por las normas que lo rigen, la encuesta arrojó que el 49 % de las personas tienden a confiar en la empresa.

Si bien es un número con margen de mejora, se pudo reflejar que el 68 % de las personas encuestadas consideran injustificada la evasión del pasaje y, además, que al 57 % de las personas les incomoda presenciar colados en Transmilenio. En cuanto a la cultura Transmi, clave para construir confianza, orgullo y apropiación por el sistema, el sondeo también evidenció que el 85 % de las personas encuestadas les incomodan las personas que no dejan salir primero; la misma proporción de personas encuestadas piensan que Transmilenio es parte importante de la cultura de Bogotá.

Transmilenio son las historias

Desde personas que se enamoraron a primera vista durante un viaje de Transmilenio hasta universitarios que lograron alcanzar sus sueños a punta de transbordos y validaciones, este sistema de transporte se ha convertido en una parte fundamental de la historia personal de todos quienes viven en la capital, porque Transmilenio, al fin y al cabo, no es solo tornillos y buses de acero inoxidable. TransMilenio es, ante todo, una constelación de historias, sueños, experiencias y momentos compartidos que merecen ser contados.

Esto se ha evidenciado en los dispositivos que ha dispuesto la campaña en estaciones como San Diego y Museo Nacional. Allí, con el rastro indeleble de la tinta de un marcador, los usuarios se toman un segundo de su tiempo y plasman, con la mayor sencillez y orgullo del caso, cientos de historias que los han llevado a pensar en Transmilenio como un lugar en donde confluyen la empatía y la solidaridad.

“Una vez me caí y las personas me ayudaron y me dieron el puesto”... “no sabía qué bus coger y una persona amablemente me acompañó hasta el paradero y esperó hasta que me fuera”... o “ayudé a una persona que le dio un preinfarto en un articulado y la llevé hasta el hospital”... Estas son solo algunas de las minihistorias que las personas escriben cuando pasan por el tablero.

Diana Olaya, artista que forma parte del componente pedagógico del convenio “En Transmi también pasan cosas buenas”, explica que la principal ganancia de estos ejercicios ha sido la conciencia colectiva en cada individuo con los demás. “Bogotá recibe a muchas personas de afuera, y por eso este tipo de acciones generan apropiación por esta ciudad, que es la ciudad de todos y todas, de los de afuera y de los que nacieron aquí”, explica la artista.

Ella, con paciencia y dedicación, aborda a los usuarios para contarles de la actividad y llevarlos al famoso tablero en el que se demuestra por qué Transmilenio es una epopeya bogotana con ruedas. “Las personas resaltan experiencias positivas, en las cuales se han sentido vulnerables, como usuarios con movilidad reducida u otro tipo de discapacidades, y han recibido el apoyo y la empatía de otros usuarios”, finaliza Olaya.

Después de la actividad, y de que la persona participante continúe su camino y aborde el siguiente bus hacia su destino, provoca una especie de asociación mental en la que esa persona relacionará su experiencia de usuario con las otras anécdotas que, al igual que la suya, muestran el lado más amable y positivo de Transmilenio.

Unión con “Barrios Vivos”

La estrategia “Barrios Vivos”, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, ha dado mucho de qué hablar en las calles de una docena de barrios en Bogotá. A través del empoderamiento de la población de los territorios priorizados, y con la apuesta por un trabajo comunitario y colectivo, buscan que los vecinos de los tejidos barriales representen la historia de su hábitat; la cultura que los rodea y la resiliencia inherente en todas sus formas de expresión.

Así pues, el éxito de esta estrategia encontró un nodo de articulación con “En Transmi también pasan cosas buenas”, toda vez que el convenio priorizó cuatro barrios cercanos a estaciones de Transmilenio, Museo Nacional, Polo, San Victorino y Distrito Grafiti, en donde se desarrollaron laboratorios barriales de transformación cultural que buscan generar orgullo, apropiación y confianza a través de la acción colectiva.

Por ejemplo, en la estación Polo se desarrolló un proceso de cocreación con los vecinos para diseñar una solución creativa y convertir esta estación en la puerta de entrada al Distrito Creativo de San Felipe, conectando a Transmi con el arte en Bogotá. También está Distrito Grafiti, en la localidad de Puente Aranda, elegido como un punto emblemático para los amantes del arte urbano; allí se realizaron 23 intervenciones de muralismo, hechas por la mesa local de grafiti de la localidad, que buscan impactar en las transformaciones culturales y comportamentales dentro de la estación.

A estas se suman la estación Museo Nacional, donde se intervino el espacio público para convertir a la estación en un punto central de oferta cultural y gastronómica de Bogotá, y San Victorino, para identificar y transformar la problemática del uso indebido del espacio público y la falta de apropiación del corredor de la plazoleta de La Mariposa.

Sobre la estrategia y cómo ha involucrado a la población, Luis Felipe Calero, subsecretario de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento, destaca que todo apunta a mostrar que son muchas más las cosas positivas que transcurren a diario en Transmilenio. “Con este convenio, enmarcado en la nueva apuesta de cultura ciudadana de la administración distrital, buscamos que cada persona que se mueva en Transmilenio se convierta en un cooperador para la transformación cultural, promoviendo el orgullo, la confianza y la apropiación por el sistema; además, queremos visibilizar que aquí, en Transmi, pasan cosas buenas todos los días, y pasan gracias a todos los usuarios que cuidan y quieren el sistema”.

Los buses articulados y biarticulados continúan conectando los hilos invisibles de Bogotá y de quienes la recorren. Sueños, aspiraciones y lazos sociales son solo algunas de las moléculas sublimes que componen el átomo narrativo de un sistema de transporte que, más allá de un compendio de buses rojos, es un símbolo de identidad y motivo de orgullo para el Distrito Capital.

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Redacción Bogotá

Por Redacción Bogotá

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