La actriz Érika Glasser compartió recientemente un episodio difícil de su niñez, al revelar que fue víctima de abuso por parte de un profesor durante sus años escolares. La intérprete describió cómo aquella experiencia marcó profundamente su vida y dejó secuelas que la acompañaron hasta la adultez.
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Sigue a la Revista Vea en WhatsAppÉrika Glasser y el abuso que marcó su vida
“Fui víctima de abuso cuando estaba pequeña, por un profesor. Me sentía asqueada, llegaba a mi casa, me lavaba las manos, mi cara, mi cuerpo, me cambiaba la ropa y como si no hubiera pasado nada”, relató Glasser, quien protagoniza la película En lo profundo, en medio de una charla con La Red.
Érika Glasser explicó que, a pesar de su corta edad (6 años), comprendía que la situación que vivía no era normal ni correcta. Sin embargo, el miedo y la confusión la llevaron a permanecer en silencio, sin contarle a su madre ni a su hermana lo que estaba ocurriendo.
“Yo llegaba al colegio y estaba asustada, todo el tiempo estaba mirando para todos lados a ver cuándo aparecía este personaje, que además es muy triste porque es un profesor”, agregó la actriz de Padres e hijos.
Este trauma de infancia no solo afectó su bienestar emocional en ese momento, sino que también dejó huellas profundas en su vida adulta. Según dijo, durante muchos años cargó con un sentimiento de culpa infundado, creyendo erróneamente que, por ser mujer, tenía alguna responsabilidad en lo sucedido. Esta carga emocional impactó en varias áreas de su vida personal y profesional.
Las consecuencias que este abuso dejó a Érika Glasser
La mujer de 39 años también habló sobre cómo las secuelas del abuso se reflejaron en sus relaciones sentimentales. Luego de separarse de su esposo, en 2023, identificó patrones en sus elecciones de pareja. Señaló que prefería salir con hombres menores como una forma de protegerse emocionalmente de figuras de autoridad masculina.
En sus palabras, su relación con hombres mayores estaba “completamente destruida”, ya que temía volver a experimentar una situación de vulnerabilidad similar a la que vivió en su infancia. Este reconocimiento la llevó a iniciar un proceso de terapia en Estados Unidos, país en el que reside actualmente.
Durante su proceso de sanación, Érika Glasser ha trabajado en abordar las heridas emocionales que arrastraba desde su niñez, buscando entender y superar el impacto que el abuso tuvo en su vida.