El artista colombiano se prepara para ser padre por primera vez.
J. Balvin, quien está dando de qué hablar con ¿Qué más pues?, su más reciente lanzamiento, junto a la argentina María Becerra, aguarda, en la intimidad, junto a su pareja, la modelo Valentina Ferrer, el momento de nacimiento de Río, su primogénito. No lo vence nada. Este paisa ha probado que para estar en la cima se requiere talento, dedicación, fe en sí mismo y alegría. Las características del colombiano por excelencia. “Soy cien por ciento colombiano. Nosotros somos alegres, amables, muy saludadores, echados pa’ delante. Al paisa nada le gusta a medias, nosotros vamos por todo y más”.
Para Balvin, la salud es la mayor riqueza, y para recuperarla hizo gala de esa tenacidad que menciona. Reconoce, que durante años estuvo en el infierno, que, él mismo afirma, “no le desea a nadie”. En medio de giras, presentaciones y entrevistas afrontaba varios episodios de ansiedad y depresión, era de vida o muerte buscar ayuda. Para aceptarla tuvo que vencer y lidiar con él mismo y sus tabúes, uno de ellos es que los psiquiatras solo eran necesarios para quienes estaban dementes. Era un secreto a voces, algo pasaba con él, pero nadie hablaba sobre el tema. Cuando Balvin se sintió bien, se arriesgó. Usó sus redes sociales no solo para contar su verdad, sino para crear conciencia acerca de las enfermedades mentales. Lo reveló todo. “Una depresión tiene un fondo que es un desbalance químico, y para eso se necesita ayuda profesional, un psiquiatra. Cinco años atrás, cuando tuve mi primera depresión, yo decía que jamás iba a ir a un psiquiatra, porque era para locos, hasta que fui y me ayudó muchísimo. Hay que dejar ese tabú, que los psiquiatras son para los locos, busca ayuda”. Las revelaciones no pararon, y tampoco su cruzada por quienes sufren de una u otra, y que guardan silencio. Siempre los alentó a hablar. “Cuestiónense o busquen ayuda profesional, si tienen ansiedad, porque eso no se le desea a nadie, no tengan miedo, peor vivir así”.
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppLa concientización se volvió su cruzada, y, sin callarse nada, les mostró que él, toda una superestrella, era un hombre de carne y hueso. “Yo también me siento raro y también me dan ganas de salir corriendo”. Pero Jose, quien alguna vez lloró y no veía la luz, salió de esta, y tranquilizó a sus seguidores con la certeza de haber dejado el infierno, que habitó durante dos meses, para sentir nuevamente el cielo. Está feliz, hiperactivo, es el hombre que todo el mundo conoce. Recuerda cuando decidió hablar sobre los episodios de depresión que venía viviendo, muchos alabaron su valentía, pues de este tema nadie quiere comentar. No sintió que se le quitara un peso de encima con esa confesión. “No lo hice por dármelas de salvador, ni mucho menos, ni por una catarsis para curarme, porque finalmente el medicamento tiene que hacer su efecto en el momento que tiene que ser, pero, obviamente, no me arrepiento porque lo hice de corazón, es definitivamente necesario compartir con la humanidad, y que entienda que los problemas de salud mental son tan normales como cualquier inconveniente médico, como una gripa, como tener un dolor en el pecho. No hay motivo para esconder un tema tan normal”.