Luis Fernando Ardila
Luis Fernando Ardila fue uno de esos genios del entretenimiento. Era filósofo, dramaturgo, cantante, compositor y actor. Sus colegas siempre se refieren a su talento y a su amor por la vida. En tiempos en los que no era tan fácil declararse abiertamente gay, él fue lo suficientemente libre y abierto para hacerlo. Su última aparición en televisión fue en Pandillas, guerra y paz, de la productora Fox Telecolombia, empresa de la que también hacía parte del equipo creativo. El noviembre 18 del 2004 había terminado de grabar sus escenas y partió hacia el teatro La Baranda, en Chapinero, donde presentaba Las canciones más bellas del mundo. Su compañero de escena, el actor Luis Enrique Roldán, recuerda que ese día, especialmente, hubo aplausos de pie del público, y, al final, ambos bromearon con algo que Luis Fernando había dicho a varias personas: creía que moriría de 50 años. Lo curioso es que tres meses antes había cumplido esa edad y tenía todas las ganas de vivir.
TRÁGICA NOCHE
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppPasadas las 10 p.m. se dirigió al parqueadero para recoger su carro, y fue cuando el parrillero de una moto le disparó en tres oportunidades. La noticia se regó como pólvora, y pronto sus colegas supieron que estaba debatiéndose entre la vida y la muerte en un hospital cercano al lugar de los hechos. Hasta allí también llegó Carlos Hernández, su pareja, un universitario de 22 años, quien junto a sus allegados mostró preocupación por la situación, llegando al llanto. Hacia la medianoche, el actor murió.
TODA LA VERDAD
Al tiempo que Luis Fernando luchaba por la vida, la policía detenía a los responsables materiales del hecho, quienes, al verse descubiertos, contaron la escalofriante verdad. Fue así como se conoció una noticia aún más perturbadora: Carlos, la pareja del actor desde hacía un año, estaba detrás del sangriento hecho. Hernández fue detenido por la policía en el mismo centro asistencial donde Ardila minutos antes había muerto. Las investigaciones concluyeron que todo fue por cobrar un millonario seguro que el actor había adquirido para dejar como beneficiario a quien creía era el amor de su vida, pero terminó siendo su verdugo. En un proceso bastante rápido, Carlos fue condenado a casi dos décadas de prisión, no obstante, en octubre del 2012 logró la libertad condicional.
Archivo Cromos y archivo El Espectador.