Aunque el rey Carlos III y la reina Camila eran los protagonistas de la coronación, todas las miradas se posaron en el príncipe Harry, su hijo menor. El duque de Sussex, mantuvo en vilo a la opinión pública con su asistencia a la entronización de su progenitor. El esposo de Meghan Markle, que llegó a la Abadía de Westminster en compañía de sus primas Eugenia y Beatriz, hijas de su tío Andrés, quienes estaban acompañadas por sus esposos, se veía tranquilo y sonriente mientras hablaba con sus familiares, saludaba a algunos de los asistentes y ocupaba su lugar.
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A Harry se le asignó un lugar en la tercera fila, muy lejos de su hermano el príncipe de Gales
El hermano del príncipe de Gales se sentó en la tercera fila, junto al esposo de la princesa Beatriz, Jack Brooksbank y la princesa Alexandra, detrás de su tía, la princesa Ana. Desde ahí presenció toda la ceremonia y fue testigo del homenaje de la sangre real que su hermano mayor le hizo a su padre. Al finalizar la coronación, el príncipe Harry, que renunció a sus funciones reales en 2020, se dirigió al aeropuerto para volver a su casa en Estados Unidos, pues ese día Archie, su hijo mayor, cumplía 4 años. Harry llegó a Londres en un vuelo comercial y en la misma aerolínea, American Airlines, regresó a casa, como si fuera un plebeyo más; fue un viaje relámpago en el que no lo acompañó ni su esposa ni sus pequeños hijos, Archie y Lilibet, y en el que fue tratado como lo quiso desde que renunció a funciones reales, como un miembro de la familia sin obligaciones oficiales.
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