Un estudio de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, la Universidad de Michigan y la Universidad de Duke, en Estados Unidos, se propuso indagar acerca de la relación entre la demencia y el deterioro de la visión. Para ello, los investigadores se basaron en datos de adultos mayores beneficiarios del programa Medicare en dicho país, recopilados en el Estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento.
En total, analizaron la información de 2.767 personas de más de 71 años y tuvieron en cuenta cuestiones de género, nivel educativo, raza y etnia autoinformadas. Entre sus resultados, encontraron que hasta un 19% de los casos de adultos mayores con demencia está vinculado a deficiencias visuales, como la agudeza visual cercana o lejana o la sensibilidad al contraste.
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Sin embargo, este trabajo, publicado en la revista Jama de oftalmología, señala que los hallazgos no son prueba de una relación de causa y efecto, pero da luces sobre el potencial factor de riesgo que tiene el deterioro visual y que, por tanto, podría abordarse de tal manera para prevenirse o modificarse.
La Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP, por sus sigles en inglés) ya había comunicado que una de las hipótesis de este fenómeno es la llamada “carga cognitiva”. “Como la pérdida visual dificulta las tareas cotidianas, el cerebro tiene que hacer más esfuerzo, lo cual podría afectar otras capacidades relativas al pensamiento y la memoria”, explica la organización.
Por otro lado, y citando a Joshua Ehrlich, oftalmólogo e investigador de salud poblacional de la Universidad de Michigan, la asociación apunta que “el ojo es una extensión del cerebro. Está hecho de tejidos neuronales. En un caso de degeneración neuronal, sería lógico que este órgano, al igual que el cerebro, pudiera verse afectado”.
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En cualquier caso, se vuelve necesaria una mayor investigación al respecto. El artículo publicado en Jama afirma que, si bien algunos estudios han tratado la contribución de discapacidades visuales a la demencia, ninguno había estudiado varias de estas deficiencias en una muestra específica de adultos mayores a nivel nacional.
No es la primera vez que se tiene nociones de que un problema sensorial está ligado a la demencia. De acuerdo con un informe de 2020 de la Comisión Lancet, la pérdida de audición es también un factor incidente y contribuye a alrededor de un 9% de los casos de la enfermedad.
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