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Actividad-ejercicio físico: hábito saludable con efectos positivos en el COVID-19

Pedro Amariles Muñoz*
07 de mayo de 2021 - 07:45 p. m.

La práctica de ejercicio o cualquier tipo de actividad física regular se asocia con la presentación de una enfermedad de coronavirus menos grave/mortal.

Cientos de bogotanos salieron de sus casas, entre las 6:00 y las 10:00 de la mañana a realizar actividades deportivas, en medio del confinamiento por el Covid-19.
Cientos de bogotanos salieron de sus casas, entre las 6:00 y las 10:00 de la mañana a realizar actividades deportivas, en medio del confinamiento por el Covid-19.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

El COVID-19 se ha convertido en una enfermedad global, con efectos sociales, económicos y en devastadores, evidenciados, por ejemplo, en las altas cifras de morbilidad y mortalidad, atribuidas a esta pandemia viral. En el caso de la salud, este efecto es más notorio en los grupos con un mayor riesgo de presentar una forma más grave de la enfermedad, bien sea por edad (65 años o más) o por pre-existencia de comorbilidades (hipertensión arterial, diabetes, obesidad, dislipidemia, enfermedades respiratorias crónicas y estados de inmunosupresión). Por el contrario, la práctica de ejercicio o cualquier tipo de actividad física regular se asocia con la presentación de una enfermedad menos grave/mortal y, por tanto, con un efecto positivo (protector) del COVID-19 [1,2]. Además, este hábito podría estar asociado a pérdida de peso y, con ello de obesidad, condición con un claro efecto negativo en los pacientes que se infectan y enferman por COVID-19.

En adultos mayores infectados con SARS-CoV-2 (agente causal del COVID-19), la práctica de actividad física se asocia con un menor riesgo de resultados graves por COVID-19, incluyendo hospitalizaciones, ingresos a unidades de cuidados intensivos y muertes [2, 3]. Por ello, se recomienda a los Ministerios de Salud, establecer mecanismos claros que contribuyan a promover y favorecer el hábito de la práctica de actividad física, incluyendo su recomendación en la atención médica de rutina. Dicho de otra forma, el sedentarismo aumenta la mortalidad de pacientes hospitalizados con COVID-19. Por tanto, es necesario favorecer la adquisición y permanencia del hábito saludable de la práctica de actividad/ejercicio físico regular.

Aunque la tendencia académica sería sistematizar y presentar, soporte bibliográfico de explicaciones plausibles, del efecto benéfico/protector de la actividad física en la enfermedad COVID-19, para este espacio, puede ser más adecuado, detallar los beneficios evidenciados que tiene la práctica de actividad/ejercicio físico en la prevención y control de otros problemas de salud, buscando reforzar los mensajes orientados a motivar, el inicio y/o permanencia de este hábito saludable en la población. En este contexto, relacionado con los beneficios en salud de la actividad física, es conveniente reiterar que [2-6]:

  • De forma general, las guías de práctica clínica basadas en evidencia recomiendan la realización de actividad/ejercicio físico aeróbico regular, mínimo 120 minutos a la semana, distribuidos en 3 días. Aunque puede existir controversia, se estima que, en estas condiciones, la práctica es suficiente para generar los beneficios en salud, especialmente en personas previamente sedentarias. Por su parte, la práctica de una actividad con un mayor volumen genera un efecto adicional en el estado de salud. Por ello, los beneficios clínicamente relevantes para la salud se pueden evidenciar con el inicio o incremento en el volumen de este hábito de vida saludable.
  • Existe evidencia suficiente del efecto clínico positivo, de la práctica de actividad física regular, en la prevención y control de varias enfermedades crónicas no transmisibles, por ejemplo, enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer, hipertensión, obesidad, depresión y osteoporosis; al igual que en la mortalidad prematura. Por ello, la actividad física mejora el estado de salud general y reduce el riego o el efecto negativo de varios factores en el estado de salud. Además, favorece un mejor estado de salud mental, destacándose, por ejemplo, el efecto en la disminución del estrés y en un mejor estado psicológico.
  • La práctica de actividad/ejercicio físico regular genera beneficios numerosos para la salud, los cuales dependen del volumen del mismo (determinado por su intensidad, duración y frecuencia). Por ello, de forma global, el beneficio para la salud asociado a la actividad (ejercicio) físico semanal recomendado, se puede lograr con una actividad física moderada; sin embargo, la práctica de actividad física semanal, con un mayor volumen, genera beneficios adicionales. En este sentido, la evidencia muestra una relación dosis-respuesta y que, incluso a un nivel modesto, esta práctica es preferible la inactividad física o sedentarismo. En este sentido, los beneficios mayores se asocian comúnmente, en personas previamente sedentarias que asumen un estilo de vida más activo. Hay una relación lineal aparente entre la actividad física y el estado de salud y, como regla general, el aumento de la actividad física y el estado físico resultan en beneficios adicionales en el estado de salud.
  • Los programas de promoción de la salud deben dirigirse a personas de todas las edades, debido a que el riesgo de enfermedades crónicas comienza en la infancia y aumenta con la edad.

Además, en el contexto actual, es necesario llamar la atención a las autoridades nacionales y territoriales respectivas, para que eviten o minimicen restricciones o directrices que pueden limitar o desmotivar la práctica de actividad/ejercicio físico. Por el contrario, cumpliendo con las medidas preventivas de la propagación de esta infección, sería muy deseable favorecer esta actividad en los horarios de toque de queda o, mínimamente, a en los horarios que aún no aplica el mismo. En este sentido, el cierre y desalojo de las personas de espacios deportivos, hasta con 3 horas previas al inicio de este tipo de medidas. En este sentido, por ejemplo en los territorios con toques de queda desde las 8 p.m., la directriz de desalojar las personas que acuden a estos sitios desde las 5 o 6 p.m. es una medida que limita y desmotiva de personas que perfectamente podrían utilizar la franja horaria hasta las 7 0 7:30 p.m., para realizar o terminar dicha actividad de forma planeada y acorde con los horarios laborales más comunes. Por tanto, esta medida limita, a personas que laboran hasta las 5 p.m., la práctica de su rutina habitual de actividad/ejercicio físico.

En definitiva, además de los beneficios demostrados, de forma suficiente, de la práctica de actividad/ejercicio físico regular, en el estado de salud físico y mental de las personas, este hábito se asocia con una enfermedad menos grave del COVID-19. Por ello, las autoridades y gobernantes, velando por el cumplimiento de las medidas preventivas de la trasmisión del virus, deben favorecer y promover este hábito. Por ello, en los momentos actuales, caracterizados por el estrés físico, emocional, derivados de los efectos de la pandemia, incluyendo los toques de queda continuos o en determinados horarios, por salud pública, las autoridades respectivas, deben evitar restricciones o limitaciones para la práctica de actividad/ejercicio física o mínimamente, para el uso de los espacios destinados para tal fin, en las franjas horarias en las que no aplican dichas medidas.

*Pedro Amariles Muñoz es Doctor en Farmacia (Homologado a PhD en Farmacología), y profesor titular de la Universidad de Antioquia en Medellín.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Sallis R, Young DR, Tartof SY, et al. Physical inactivity is associated with a higher risk for severe COVID-19 outcomes: a study in 48 440 adult patients. Br J Sports Med. 2021 Apr 13:bjsports-2021-104080. doi: 10.1136/bjsports-2021-104080.

2. Salgado-Aranda R, Pérez-Castellano N, Núñez-Gil I, Orozco AJ, et al. Influence of Baseline Physical Activity as a Modifying Factor on COVID-19 Mortality: A Single-Center, Retrospective Study. Infect Dis Ther. 2021 Mar 14:1–14. doi: 10.1007/s40121-021-00418-6. Epub ahead of print.

3. Wang Y, Nie J, Ferrari G, et al. Association of Physical Activity Intensity With Mortality: A National Cohort Study of 403 681 US Adults. JAMA Intern Med. 2021;181(2):203-211. doi: 10.1001/jamainternmed.2020.6331

4. Hills AP, Street SJ, Byrne NM. Physical Activity and Health: “What is Old is New Again”. Adv Food Nutr Res. 2015;75:77-95. doi: 10.1016/bs.afnr.2015.06.001

5. Warburton DER, Bredin SSD. Health benefits of physical activity: a systematic review of current systematic reviews. Curr Opin Cardiol. 2017;32(5):541-556. doi: 10.1097/HCO.0000000000000437.

6. Warburton DE, Nicol CW, Bredin SS. Health benefits of physical activity: the evidence. CMAJ. 2006 Mar 14;174(6):801-9. doi: 10.1503/cmaj.051351.

Por Pedro Amariles Muñoz*

 

Maria(ln91t)09 de mayo de 2021 - 02:11 p. m.
Muy bueno el artículo, sobre todo muy motivante para los que antes de la pandemia no hacíamos ejercicio, gracias.
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