La cantidad de tiempo que las personas —y en especial los menores de edad— pasan en sus celulares, sea utilizando redes sociales, jugando videojuegos o interactuando con otras aplicaciones, ha generado preocupación por sus efectos en la salud mental, en factores como ella autoestima en tendencias suicidas.
Si bien una gran mayoría de estudios se ha enfocado en analizar la relación entre el tiempo que los menores pasan frente a las pantallas y su salud mental, un nuevo estudio —que analizó los casos de más de 4.000 niños de diez años en Estados Unidos— encontró que la manera en que se utilizan estos dispositivos podría tener una mayor incidencia que el tiempo total que pasan frente a las pantallas.
En particular, la nueva investigación estudió cómo incidía el “consumo adictivo” con comportamientos o ideaciones suicidas en menores de edad. Sus hallazgos, según los autores, muestran lo mucho que falta por entender sobre cómo las experiencias digitales afectan la salud mental de los más jóvenes.
Por ejemplo, se encontró que un mayor tiempo de pantalla a los diez años no se asoció con mayores tasas de comportamiento suicida cuatro años más tarde.
En contraste, los investigadores encontraron que las niñas y niños con mayor riesgo por comportamientos suicidas fueron aquellos que reportaron un “uso adictivo” de dispositivos móviles, es decir, que les costaba trabajo dejar de utilizarlos o que sentían la necesidad de usarlos constantemente.
“Tanto el uso adictivo elevado como el creciente de pantallas se asoció con conductas suicidas, ideación suicida y peor salud mental en los jóvenes”, indicaron los autores del estudio publicado en la revista de la Asociación Médica Estadounidense.
Los autores del estudio apuntaron a que no siempre fue sencillo detectar este tipo de comportamiento, pues se encontraron casos de menores que reportaban un consumo adictivo a pesar de que sus tiempos de pantalla fueron relativamente bajos en comparación con el promedio.
¿Qué tan común fue la adicción a los celulares?
Antes de entrar en los resultados más puntuales del estudio, vale señalar que la investigación saca sus conclusiones luego de un seguimiento al uso de celulares de más de 4.280 niños, de acuerdo con reportes propios y de sus padres, durante más de cuatro años. Con base en esto, se trazaron “trayectorias de uso de redes sociales o videojuegos”, las cuales fueron comparadas con variables de su salud mental.
En este contexto, uno de los principales hallazgos del estudio es que se registró una alta tasa de niñas y niños de diez años con comportamientos adictivos de redes sociales o videojuegos. De hecho, casi la mitad de los participantes del estudio reportó un uso de este tipo.
Y esto, a su vez, tendría su impacto en la salud mental, pues aquellos con comportamientos “de consumo adictivo alto o creciente se asociaron con un riesgo entre dos y tres veces mayores de conductas suicidas e ideación suicida en comparación con la trayectoria de consumo adictivo bajo”, se indican los autores del estudio, que apuntaron que también se detectó, en estos casos, mayores síntomas externos e internos.
Por esta razón, los investigadores apuntan a que el consumo adictivo podría ser la causa central de los desórdenes mentales asociados con el uso adictivo de redes sociales, en lugar del tiempo de pantalla.
Por su parte, la investigación detectó mayores niveles de uso adictivo de las redes sociales, videojuegos y teléfonos móviles entre adolescentes negros e hispanos, en jóvenes en hogares con ingresos anuales inferiores a 75.000 dólares, padres solteros y padres sin estudios universitarios.
En una entrevista con The New York Times, Yunyu Xiao, autor principal del estudio y profesor adjunto de psiquiatría y ciencias de la salud de la población en el Weill Cornell Medical College, indicó que el comportamiento adictivo puede ser más difícil de controlar durante la infancia, antes de que se desarrolle plenamente el córtex prefrontal, que actúa como freno de la impulsividad.
“Si hay alertas tempranas, es importante para los padres buscar ayuda profesional para niños con tales adicciones. No sabemos si quitarles el teléfono les ayudará. A veces puede crear algún conflicto en la familia, y eso es aún peor”, indicó Xiao.
En ese sentido, los autores del estudio recomiendan a los padres, en casos problemáticos, buscar psicoterapias cognitivo-conductuales, en lugar de simplemente a limitar el acceso a las pantallas.
Los autores del estudio aclararon que se necesitan más estudios para determinar la relación completa entre el uso adictivo de teléfonos en menores de edad y las tendencias suicidas. En ese sentido, el estudio solo demostró que una larga trayectoria de adicción a aplicaciones precedía problemas de salud mental.
Por otra parte, una de las recomendaciones de los investigadores es que hallazgos de este tipo apuntan a la necesidad de realizar cambios en el diseño de aplicaciones dirigidas a menores de edad para evitar usos problemáticos de estas plataformas.
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