Adultos mayores y coronavirus, el punto débil

Mientras los niños experimentan síntomas muy leves, los adultos mayores son los que sufren más complicaciones y tienen mayor riesgo de muerte. La tarea de protegerlos entre todos.

Julián Fernández-Niño*
10 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
Evitar el contacto físico con personas mayores será una de las medidas más importantes para protegerlos.  / AFP
Evitar el contacto físico con personas mayores será una de las medidas más importantes para protegerlos. / AFP

La letalidad — qué tan probable es morir cuando se tiene una enfermedad— es quizá la principal preocupación ante una pandemia. Los expertos han insistido en que aún no se puede determinar con total certeza la letalidad del nuevo coronavirus (Covid-19), aunque inicialmente se calculó en el 3 %, parece ser que al final sería menor al 1 %.

Una de las muchas razones de esta incertidumbre es que en las fases tempranas de una epidemia muchos casos leves y asintomáticos no son detectados, afectando el cálculo de la tasa de letalidad.

Es cierto que la mayor parte de los casos infectados por el nuevo coronavirus no requerirán mayor manejo clínico, como lo muestra una serie de casos publicados recientemente en The New England Journal of Medicine, donde solo el 6 % tuvo alguna complicación grave (incluida la muerte) y el porcentaje podría ser más bajo, pues esta serie no considera los casos sin síntomas.

¿Por qué entonces tanto alboroto y ciudades bloqueadas en China e Italia? Por una razón: una letalidad “baja” puede traducirse en una gran pérdida de vidas si la enfermedad afecta a mucha gente. Piense en una ciudad con un millón de habitantes en la que todos resultaran infectados; eso significaría que al menos 10.000 personas podrían fallecer. Aún cuando no debemos tener pánico, estamos obligados a extremar las precauciones para proteger la mayor cantidad posible de vidas. En este sentido, las medidas que tomarán las autoridades de salud apuntarán a reducir el número de personas expuestas a la infección, lo cual se logra reduciendo la propagación.

Para entender lo que Colombia enfrentará en las próximas semanas y no caer en las garras de las noticias falsas ni el pánico, es importante que usted aprenda a pensar como un médico epidemiólogo. Además de la letalidad del virus, la otra pregunta importante es: ¿quiénes son más susceptibles de enfermarse? Si sabemos esto podemos incrementar las medidas de protección que reduzcan el riesgo para los grupos más susceptibles de complicarse o morir en caso de una infección.

En el caso del nuevo coronavirus, ya sabemos por la información recopilada en China y otros países que los adultos mayores, los fumadores y las personas con enfermedades crónicas (hipertensión arterial, cáncer o diabetes) son los más susceptibles de fallecer.

Estas son, en mi opinión, recomendaciones sencillas para proteger a los adultos mayores:

Protegernos: por un efecto rebaño, si evitamos contagiarnos, protegeremos directa e indirectamente a todos. Una vez más, incrementar el lavado de manos y evitar el contacto con personas enfermas. Es difícil en nuestra cultura, pero debemos procurar la distancia social, y evitar el saludo de beso y mano.

Protegerlos de nosotros: si estamos enfermos de gripa, aunque esta sea leve, será mejor que no visitemos a los abuelos. Si tenemos que hacerlo, debemos extremar la higiene respiratoria y nuestro lavado de manos, pero especialmente antes de un contacto cercano con ellos. Si el adulto mayor vive con una familia, todos los integrantes deben extremar las mismas medidas, incluyendo los niños, a quienes debemos supervisarles su lavado de manos. Por su salud mental, es importante que esto no les implique aislamiento social, así que reforcemos el acompañamiento con llamadas telefónicas y mensajería.

Cuidadores: una situación especial sería si tenemos gripa y somos cuidadores de adultos mayores con discapacidad y dependencia funcional, pero no hay otra opción de que alguien nos reemplace. Por ejemplo, si el abuelo vive con nosotros. En ese caso debemos usar tapabocas y lavarnos las manos antes y después de que tengamos contacto con el adulto mayor, y otras personas, al bañarlo, alimentarlo o ayudarlo a vestir. Esto aplica con especial relevancia para adultos mayores institucionalizados en hospitales, casas de retiro o centros de cuidado para adultos mayores, donde los cuidadores deben extremar la bioseguridad en el contacto con los pacientes, manteniendo un trato humano, cálido y respetuoso.

Cuidar la distancia: lo mejor es evitar el contacto tan estrecho con ellos. Les podemos dar un saludo amoroso verbal, un abrazo amplio en los hombros, evitando el beso y el saludo de mano.

Empoderarlos: los adultos mayores se cuidan también a sí mismos y a los demás. Muchos tienen acceso a internet, pero otros no tanto y por esto es importante dialogar con ellos sobre las medidas de protección personal. Una abuela puede volverse nuestra aliada en la lucha contra el virus si logramos que convenza a sus amistades de que se laven las manos frecuentemente, se alejen de personas enfermas, avisen si tienen síntomas y consulten los servicios de salud si se sienten muy mal.

Evitar aglomeraciones: Por ejemplo, que hagamos la fila en el banco por ellos o que vean la misa por televisión, pero tampoco podemos imponerles toques de queda irracionales. Así que en respeto a su autonomía, si deciden seguir asistiendo, por ejemplo, a la iglesia, podemos sugerir que lo hagan sin saludar a nadie de beso o con la mano, y lavándose las manos al regresar.

Casa limpia: debemos limpiar con desinfectante las superficies donde podría haber secreciones respiratorias.

Servicios de urgencias: todos deberíamos evitar, en primer lugar, asistir a los servicios de salud, en especial a urgencias, y hacerlo solo si los síntomas dejan de ser leves o tras consultar telefónicamente con su médico, EPS o Secretaría de Salud.

Atención a signos de alarma: es necesario estar atento a signos y síntomas como fiebre que no cede, dificultad respiratoria, alteración del estado de consciencia o cualquier deterioro notable, y si se presentan consultar de inmediato los servicios de salud.

Cuidado de otras enfermedades: es un buen momento para que estemos seguros de que enfermedades como la hipertensión y diabetes se encuentran controladas. Para ello debe cuidarse aún más la adherencia al tratamiento y verificar el adecuado control.

La vida de todos es importante. Debemos hacer todo lo posible para evitar todas las muertes que podamos. Eso será posible si nos unimos todos.

*Médico epidemiólogo. Universidad del Norte.

Por Julián Fernández-Niño*

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