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La muerte de dos menores en Bogotá por una intoxicación presuntamente con talio ha generado muchas preguntas sobre esta sustancia. Aunque no ha sido confirmado por las autoridades —la información se conoce por filtraciones en medios como Semana y El Tiempo—, es importante señalar que no hay motivos de alarma general. El talio no es una sustancia de uso común ni está presente habitualmente en alimentos, bebidas o productos cotidianos. Se trata de un compuesto altamente tóxico, cuyo uso está restringido en Colombia y el mundo principalmente a ciertas industrias.
A finales del siglo XIX, sin embargo, el talio se usó en todo el mundo como tratamiento para enfermedades como la malaria, la tuberculosis y la sífilis, e incluso como crema depilatoria. Desde la década de 1920, se empleó en la agricultura como insecticida y veneno para roedores, provocando numerosos casos de intoxicación. Con el tiempo fue prohibido para todos estos usos cotidianos debido a sus efectos nocivos. Hoy en día, su uso está restringido a ciertos sectores industriales, como la fabricación de componentes electrónicos, lentes ópticos especiales y la medicina nuclear.
La intoxicación por talio fue descrita por primera vez en 1932, cuando se documentó un caso colectivo en Estados Unidos: 31 personas resultaron envenenadas tras consumir tortillas de maíz contaminadas con esta sustancia. Uno de los episodios más reconocidos en América Latina ocurrió en Tucumán, Argentina. Allí, una intoxicación masiva fue atribuida a la contaminación ambiental causada por una planta de plaguicidas. Las emisiones de talio afectaron a centenares de personas que vivían en las zonas aledañas, lo que llevó a la prohibición del talio en ese país a partir de 1979.
En Colombia también hay antecedentes documentados. Una revisión realizada por Potes y Del Real en 1966 reportó 150 casos de intoxicación por talio que fueron atendidos en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad de Bogotá. A esto se suman otros reportes presentados por Rivera entre 1968 y 1973, también en la misma institución. En nuestro país, la comercialización del talio como rodenticida está prohibida. Más recientemente, en 2008, el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud reportaron un brote de intoxicación aguda por talio ocurrido en el municipio de Puerto Asís, Putumayo.
Según consta en el reporte de aquellos años, el 20 de junio de ese año, el Hospital de Chapinero en Bogotá reportó un caso de intoxicación por una sustancia desconocida. El paciente, procedente de Puerto Asís, se encontraba en la unidad de cuidados intensivos. Según la nota de remisión, no se trataba de un caso aislado: otras personas con síntomas similares estaban hospitalizadas en Cali. Los familiares sugirieron que la causa podría ser el consumo de licor adulterado durante un evento social realizado el 7 de junio en Puerto Asís. Ante esta información, el INS decidió conformar una unidad de análisis, desde la cual se descartó la intoxicación por metanol debido a que los síntomas no coincidían con este tipo de envenenamiento.
Durante la investigación se supo que el evento social del 7 de junio en Puerto Asís había reunido aproximadamente a 200 personas en un centro recreacional privado. Al día siguiente, al menos cuatro asistentes presentaron síntomas como malestar general, náuseas, dolor abdominal y dolores musculares. Una quinta persona consultó cinco días después. Aunque todos buscaron atención médica en distintas instituciones del municipio, ninguno recibió un diagnóstico certero. Frente al deterioro progresivo de su salud, los afectados decidieron buscar atención fuera del departamento, y uno de ellos terminó hospitalizado en Bogotá. Los cinco pacientes afectados presentaban una historia clínica común: todos habían consumido whisky de una misma botella durante el evento social. A cada uno se le realizó una evaluación médica, se recolectó orina de 24 horas y se confirmó la presencia de talio.
La historia es interesante para señalar que alguien puede estar expuesto al talio a través del aire, el agua y los alimentos. Según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Esyados Unidos, “las mayores exposiciones (al talio) ocurren cuando usted consume alimentos, especialmente frutas y vegetales verdes cultivados en casa que están contaminados con talio”. Esta contaminación se puede dar debido a la presencia de talio en el suelo, que puede haber sido contaminado por actividades humanas como la minería, la quema de carbón o el uso de fertilizantes y pesticidas que contienen este metal. Cuando las plantas absorben el talio presente en la tierra, se convierte en una vía de entrada directa al cuerpo humano a través del consumo de estos alimentos.
Aunque la exposición por el aire y el agua suele ser mínima, vivir cerca de industrias que utilizan o emiten talio —como fábricas de productos electrónicos, metalúrgicas o plantas químicas— puede aumentar el riesgo de inhalación o ingestión de partículas contaminadas. El humo del cigarrillo es también una fuente de talio. Las personas que fuman tienen dos más veces cantidades de talio en su cuerpo que los no fumadores.
Es importante señalar que las intoxicaciones por talio son bastante raras en comparación con otros tipos de intoxicaciones. La mayoría de los casos de intoxicación por talio ocurren en situaciones específicas, como exposiciones ocupacionales (trabajadores en industrias donde se maneja talio). No había reportes públicos de intoxicaciones por talio más recientes en el país.
De hecho, y frente a los casos recientes en Bogotá atribuidos a esta sustancia, Gerson Bermont, secretario distrital de Salud, envió “un parte de tranquilidad a los habitantes de Bogotá: no existe un riesgo para la salud pública, no se detectó algún alimento o sustancia de consumo general que esté ocasionando daño a la salud de los ciudadanos”.
¿Cómo afecta el talio al cuerpo?
La intoxicación por talio es difícil de diagnosticar en sus primeras etapas debido a que los síntomas iniciales son inespecíficos y pueden confundirse fácilmente con los de otras enfermedades. Entre los primeros signos se incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal, estomatitis, diarrea alternada con episodios de estreñimiento, y dolor retroesternal. Estos síntomas gastrointestinales pueden ser comunes a diversas patologías, lo que retrasa el diagnóstico. Además, las alteraciones en el sistema nervioso son un rasgo constante en los casos de intoxicación, comenzando con una sensibilidad marcada en las piernas y avanzando hacia lo que se conoce como el “síndrome de pies ardientes”, junto con parestesias, calambres y debilidad muscular.
A medida que la intoxicación progresa, puede comprometerse el sistema nervioso central, manifestándose con alucinaciones, letargo, delirio y, en casos graves, convulsiones y coma, que pueden llevar a la muerte.
Una tríada característica de la intoxicación por talio se compone de gastroenteritis, polineuropatía y alopecia. La caída del cabello es uno de los signos más distintivos y suele ocurrir a partir de la segunda semana tras la exposición, afectando principalmente el cuero cabelludo y las cejas, aunque en ocasiones también puede comprometer el vello axilar y púbico.
Según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos, el talio puede ser mortal a dosis tan bajas como 1 gramo. Los estudios en animales indican que la exposición a grandes cantidades de talio durante períodos breves de tiempo puede dañar el sistema nervioso y el corazón y causar la muerte. Los órganos reproductivos de los animales, especialmente los testículos, muestran daños después de beber agua contaminada con pequeñas cantidades de talio durante 2 meses. Sin embargo, dice la agencia, estos efectos no se han observado en humanos.
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